Siempre que escucho esta obertura de La Novia Vendida de Bedrich Smetana termino cansado, sí, como escucha, no quiero imaginarme si yo tocara. No sé, pero pienso que es de un desgaste tremendo para toda la sección de cuerdas. Después de una audición de esta obertura, termino, invariablemente, con los brazos cansados, me pesan, sólo de escucharlos tocar esta bellísima página de Smetana.
Con esta impresionante Obertura, la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes abrió su quinto concierto de temporada, en donde, además de La Novia Vendida, se interpretó el Concierto para Violín y Orquesta de Alban Berg y la muy Tchaikovskiana Sinfonía No.2, OP. 43 de Jean Sibelius. La solista en el concierto de Alban Berg fue la violinista polaca Marta Magdalena Lelek y el director fue el titular de la Sinfónica, el maestro Román Revueltas.
Durante algunas semanas, el maestro Revueltas estuvo tocando como solista al violín en el extranjero, tengo entendido que con incuestionable éxito regresó para este quinto concierto y dirigirá el resto de la temporada. Esto es definitivamente enriquecedor para nuestra Sinfónica, seguramente, el hecho de estar en tierras lejanas comulgando en el mismo escenario con músicos de escuelas diferentes, con influencias muy variadas y seguramente, técnicas de altísimo nivel, lo impregnan de experiencia que después viene a verter a nuestra Orquesta, ese es, entre otros, el beneficio de los directores huéspedes, y que también aplica para los solistas, tocar con diferentes orquestas y las más variadas batutas te hace crecer como músico. También las orquestas, claro está, crecen cuando son dirigidas por otras batutas, ese intercambio beneficia, desde cualquier perspectiva a su majestad la música.
El Concierto de Alban Berg es una obra compuesta “A la Memoria de un Ángel”, de hecho este es el nombre del concierto, ya que fue escrito a la memoria de Manon Gropius, la hija de Walter Gropius, muy amigo del compositor, y Alma Schinnder, la viuda de Gustav Mahler, la muerte de la pequeña impresionó profundamente al compositor, quien interrumpió la escritura de su ópera “Lulú” para dar vida a este impresionante concierto en dos movimientos: Andante Allegretto y Allegro. Adagio. Un concierto cuya estética no tiene nada que ver con los lineamientos del romanticismo musical, es ya música contemporánea, lo que obliga al espectador, que también tiene, indudablemente, su grado de responsabilidad en la ejecución de una partitura. No es posible sentarnos cómodamente en nuestra butaca a disfrutar de este repertorio, como si estuviéramos escuchando el Concierto para Dos Violines de Bach, o el de Violín de Mendelssohn, nuestra actitud debe ser otra y ubicarnos en el contexto tan exigente como encantador de la música contemporánea, aunque todavía sin los radicalismos a los que nos llevan Alfred Schnittke o Karlheinz Stockhausen, sobre todo este último, que lleva el concepto de “música contemporánea” hasta sus últimas consecuencias.
El trabajo de la Maestra Lelek fue de verdad impresionante, el concierto tiene pasajes que exigen del intérprete un total dominio técnico, y del auditorio, ya lo hemos comentado, una total disposición de ánimo, si es que no se tiene el oído acostumbrado a estas mieles de la contemporaneidad.
La maestra Marta Lelek respondió solventemente a las exigencias de la ocasión. Fue muy cuidadosa con la afinación, este concierto pone en constante riesgo al solista de caer en algún pecado grave de afinación, pero ella se mantuvo siempre en el lugar justo en donde la partitura lo indica. Sin duda fue una ejecución muy intensa y técnicamente irreprochable.
Para la obra que cerró este quinto concierto de temporada, escuchamos la Sinfonía No. 2, OP. 43 en Re mayor del compositor finlandés Jean Sibelius. El maestro Revueltas consiguió conectarse muy bien con la Orquesta, insisto, seguramente el hecho de haber tenido contacto con otras latitudes musicales enriqueció su propuesta desde el podio. Resolvió muy bien los cuatro movimientos de esta sinfonía de Sibelius, muy cercana, sin duda, la romanticismo de Tchaikovski, lo que sin duda para el maestro Revueltas fue un incentivo extra, siempre he considerado que el romanticismo es el tipo de repertorio que más le gusta interpretar a nuestro titular, pero específicamente a Tchaikovski, no sé, no es más que una apreciación personal.
La próxima semana el concierto tendrá como escenario el Teatro Morelos con un programa que estará confeccionado con la Sinfonía No. 99 en Mi bemol mayor de Franz Joseph Haydn y después del intermedio una obra del propio Román Revueltas, Los Días Terrenales, obra orquestal basada en un cuento escrito por el maestro José Revueltas, padre de nuestra batuta titular, el cuento se llama “Dios en la Tierra”, y para la ejecución de esta obra contaremos con la participación del poeta Eduardo Lizalde como narrador. La cita con su majestad la música es el próximo viernes 21 de noviembre a las 21:00 horas en el Teatro Morelos, por ahí nos veremos si Dios no dispone lo contrario. Hasta entonces.
