Remojo. Una semana después de haber asumido la dirigencia de lo que queda del Partido de la Revolución Democrática, Emanuel Sánchez Nájera se presenta públicamente. El dirigente deberá desempolvar el Comité Directivo, cerradas a la prensa desde hace meses. La imagen del perredismo no es la mejor, y en nada ayuda su desaparición en el ambiente local; al contrario, estimula la impresión de que no hay perfiles capaces de desarrollar actividades de comandancia. Sánchez Nájera está condicionado, por decir lo menos. El sábado 8 tomó el puesto gracias a un acuerdo entre corrientes partidas por mitad. En el PRD hay quienes esperan recobrar algo del terreno perdido a través de una participación visible en el gobierno de la capital, y hay otros que prefieren la escuela del saliente Óscar Estrada, la de los tres monos: no veo, no oigo, no hablo.
Las consecuencias. Sin embargo, seguir la escuela de Estrada Escobedo no parece ser la mejor opción para Emanuel Sánchez, el perredista no tendrá muchas posibilidades de vegetar. La cercanía de la elección de 2015 supone necesidad de movimiento, pues la dirigencia nacional establece meta de votos en cada entidad, y lo más seguro es que, de nueva cuenta, al PRD tampoco le alcance para una diputación federal. A eso súmele que la descomposición del partido como consecuencia de los hechos sangrientos en Guerrero, se extiende, pues luego de lo ocurrido en Iguala y la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, las decisiones de la dirigencia nacional, por decir lo menos, han sido “desafortunadas y cuestionables”.
Desafortunadas y cuestionables… así lo dijo Cuauhtémoc Cárdenas, quien ayer demandó la renuncia de toda la dirigencia del PRD, en especial la de Carlos Navarrete, pues considera que se debe recuperar la credibilidad del partido ante la opinión pública, lo que requiere medidas de fondo, Cárdenas Solórzano caracterizó al sol azteca como una partido que “está a punto de disolverse o de quedar como una simple franquicia político-electoral, subordinada a intereses ajenos a los de su amplia base militante, a partir de encontrarse inmerso en un ya largo proceso de pérdida de autoridad moral como institución y de pérdida de autoridad moral de sus dirigentes; de disminución creciente de su militancia en toda la república”, según el excandidato a la presidencia, esto ocurre “debido a desviaciones que han llevado a la imposición de prácticas sectarias y clientelares en su vida interna; de una línea política de contradicciones, corrupción e incumplimiento a los principios estatutarios, a convocatorias emitidas y a la conducción de sus procesos electorales internos; de substitución de la capacidad de decisión de sus cuerpos colegiados de gobierno por las cúpulas burocráticas que encabezan ‘las corrientes’ y por alianzas electorales equívocas”. Auch. Quiera o no, la nueva dirigencia del PRD en Aguascalientes tendrá que lidiar con los cuestionamientos que se hacen al partido, y si como dice Cuauhtémoc Cárdenas toda la dirigencia debería renunciar por sus desafortunadas y cuestionables decisiones, pues eso alcanza a la negociación por la que quedó al frente del partido Emanuel Sánchez Nájera, ¿o no?
Eso que llamamos izquierda… El sábado pasado la LXII Legislatura de Aguascalientes eligió una nueva mesa directiva, le reiteramos la conformación: Juan Manuel Méndez Noriega (PRI-PVEM), como presidente; Jesús Rangel de Lira (PT), fungirá como vicepresidente; Anayeli Muñoz Moreno (PRI-PVEM) y Oswaldo Rodríguez García (Movimiento Ciudadano), como primer y segundo secretario; Norma Adela Guel Saldívar (PRI-PVEM), como prosecretario. Es decir, al final, a pesar del pataleo del PAN, el petista Rangel de Lira sí amarró los acuerdos que había realizado para que la izquierda tenga una representación, de hecho, fue lo que el diputado destacó, que el trabajo que realizaría al interior de ese órgano sería para posicionar a la izquierda en la toma de decisiones… sin duda hace falta; aunque habría que ver qué es lo que llamamos izquierda o lo que se entiende desde el Congresito, que una vez más dio muestras de su falta de autocrítica, pues en el discurso que Méndez Noriega se aventó al tomar posesión de la presidencia, indicó que los diputados tienen muy claro el rumbo para cumplirle a los ciudadanos… ¿en serio?, entonces habría que preguntar también cómo es que si los legisladores están convencidos de que saben a dónde se dirigen y cómo tienen que hacerlo, eso no se evidencia en el trabajo que realizan, por lo menos en cuanto a rendición de cuentas y transparencia se refiere.
El león no es como lo pintan. Y sí, el problema mayor de este Congresito es la insuficiencia crónica de autocrítica, es decir, no es posible que el diputado priista Juan Manuel Méndez, diga que “Esta legislatura se caracteriza por tener la fuerza de la juventud y la sabiduría de la experiencia, como motores que generan nuevas formas de ejercer el poder público”, cuando los diputados del PAN hacen un berrinche público no presentándose a la sesión (no todos, ahí estuvo Adolfo Suárez, aunque con su reciente renuncia al cargo de coordinador de la bancada blanquiazul, su gesto –obligación- tiene poco peso), o cuando el perredista Cuauhtémoc Escobedo Tejada falta, sí, con permiso y lo que sea, pero ¿no se supone que se les paga para, justamente, asistir al Congreso?; una y otra vez, en cada ocasión en que se cuestiona, con los pelos de la burra en la mano (o los informes de CIMTRA), la respuesta es la misma: nos dio una estrellita el Instituto de Transparencia… como si revisar por encimita los sitios en internet fuera lo único que se puede hacer; la evasión de los temas coyunturales, el ningunear los temas incómodos sobre en qué y cómo se gasta el dinero para que caigan en el olvido; las acusaciones entre diputados sobre compadrazgo y nepotismo que se realizan para obtener la nota, pero nunca pasan a la denuncia formal… Eso es nuestro Congresito, por más que se le busque, por más que voltee la tortilla, no se ven esas “nuevas” formas de ejercer el poder público.
La del estribo. Pues sí, aunque la mona se vista de seda… Congresito se queda.