La casa de tus pesadillas / Vicente Pérez Almanza en LJA - LJA Aguascalientes
15/11/2024

Uno de los elementos materiales que son fundamentales para la vida digna lo constituye la casa; el patrimonio que alberga la tranquilidad de las familias y donde la armonía de quienes la habitan representa la conformación de mejor sociedad.

Hemos estado bastante preocupados sobre la posesión, el tamaño y los servicios públicos de las viviendas; sin embargo, en estos últimos tiempos pareciera ignorarse un fenómeno que revela el síntoma de la mala economía nacional y sobre todo, refleja la insensibilidad de quienes manejan las políticas que promueven y aseguran a los mexicanos el disponer de un techo con calidad.

El panorama económico, lejos de mostrar las bonanzas prometidas con las reformas estructurales, nos están advirtiendo de una lenta pero preocupante recesión que amerita tomar medidas preventivas para que no se repitan aquellos episodios del pasado reciente, en los que muchos trabajadores perdieron su casa al no poder con los altos abonos y sus intereses.

Revisando los datos del Banco de México, encontramos un dato que merece ser asumido para una estrategia preventiva, a fin de que sean los menos que puedan perder su casa ante la insolvencia económica.

Esa institución financiera ha advertido que este año, la cartera vencida en créditos hipotecarios, tanto los que otorgan las instituciones gubernamentales como las bancarias, ha superado los 17 mil millones de pesos, esto significa un 21 por ciento más que el monto que había el año pasado.

Por lo mismo, y ante un escenario de precaución, se ha visto una reducción en el otorgamiento de créditos, pues está claro que se estrecha cada vez más la liquidez y por tanto, se frustra en muchos la legítima aspiración de contar con una casa.

La misma luz ámbar, la enciende la Comisión Nacional Bancaria, institución que en sus datos duros establece que la morosidad en el pago de los créditos hipotecarios muestra un crecimiento de casi un cuatro por ciento.

Incluso, hace la referencia que la vivienda de tipo social, a la que accede la mayor parte de los mexicanos, se ha contraído en casi uno por ciento con relación al año pasado.

Los bancos y los organismos públicos están actuando con mezquindad al no entender la realidad de muchos propietarios de la infraestructura.


Quienes caen involuntariamente en la morosidad, se ven asfixiados por el cobro de intereses y gastos extrajudiciales. Los limitados plazos para la regularización de los créditos, también forman parte de una voraz estrategia de quienes pareciera estar deseosos de que sea devuelta esa propiedad para luego rematarse y sacarle un productivo provecho.

Basta recorrer fraccionamientos de todos niveles, donde habitan ricos y pobres, para encontrar multitud de letreros en los que se ofrecen traspasos, casas en venta y renta para de alguna forma rescatar sus dueños originales la propiedad.

Con sólo leer los avisos clasificados de los periódicos podemos percatarnos de la difícil situación que han experimentado a los que les quitó su casa el banco, el Infonavit, el Fovissste o cualquier otra dependencia.

Y no tan lejos está el observar numerosas casas en condiciones de abandono, deterioradas o en posesión de vándalos para comprender que no fueron pocos los que han sido indefensos a prácticas en las que ha podido más la usura que un derecho indiscutible que tienen las personas.

El Infonavit ha reconocido que tan sólo en Aguascalientes hay más de 2,500 casas que han perdido sus acreditados originales.

Para muchos les fue más fácil volver al esquema de la renta y ceder el espacio que alguna vez representó un sueño, al vandalismo.

Insisto en la necesidad de instrumentar una política habitacional que responda a las demandas de las familias mexicanas; pero además, que garantice la posesión definitiva de ese patrimonio. El seguro contra el desempleo se ha visto limitado ante una economía apática e insostenible.

Los salarios se encuentran en mayor deterioro ante los elevados índices inflacionarios que sólo registra la canasta básica pero no las cifras oficiales.

Todos tenemos derecho a poseer un pedacito de este gran país llamado México, para desde ahí lograr la transformación positiva de los hogares y de nuestra Patria.


Show Full Content
Previous El color de la sangre / Juego de abalorios
Next Elena, lo que escribe (primera parte) / País de maravillas
Close

NEXT STORY

Close

Rectora de la UAA asiste a la primera emisión del programa Prospectiva 94.5 de Radio UAA

06/06/2023
Close