- Presenta Elena Poniatowska el cuento que fue ilustrado por el artista sonorense Fernando Robles
- Los niños que se hacen preguntas y se mantienen alertas cuando crecen, llegan a ser poetas o científicos: Cayuela
Descubrir a edad temprana la vocación de las personas es un verdadero “regalo de las estrellas”, indicó la periodista y novelista Elena Poniatowska al presentar su nuevo libro intitulado El niño estrellero, en el marco de la 34 Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil (FILIJ), auspiciada por el Conaculta. “Este libro lo hice porque pienso que no se le dedica suficiente espacio para dar a conocer a los científicos, lo que hacen y por qué decidieron dedicarse a esto”, añadió la escritora y periodista.
El nuevo libro de la escritora, que en el 2001 ganó el Premio Alfaguara de Novela por La piel del cielo, cuenta la historia del niño Guillermo Haro, quien se subía a la azotea de su casa en Coyoacán para averiguar dónde acaba el mundo. A lo largo de sus páginas, que leyó en voz alta ante cientos de personas en la Plaza de las Artes del Cenart, la autora compartió cómo la mamá del niño estrellero decide comprar unos boletos de tren a Cuautla, Morelos, para mostrarle a su hijo que el mundo no terminaba donde estaban los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl. Este viaje fue revelador, pero no cesó con la curiosidad del niño quien siguió y siguió preguntando por el mundo y por lo que había en el cielo.
“Las estrellas viven como nosotros. Hay estrellas recién nacidas, estrellas de tu edad, estrellas viejas que van a desaparecer. La única diferencia es que las estrellas en lugar de un año, cinco o diez años, viven de un millón de años para adelante”, explica en el libro al niño estrellero su madre Leonor.
Este interés incansable del niño es lo que permite a los lectores ver cómo nace una vocación. La narración fue escuchada por niños, adolescentes y padres de familia que, antes de que concluyera su plática, ya habían formado una fila de más de 60 personas en espera de que les dedicara los nuevos ejemplares, editados conjuntamente por la Dirección General de Publicaciones y el programa Alas y Raíces del Conaculta.
“A veces se nos olvida que las preguntas de los adultos, cuando son científicos, artistas o escritores, también vienen de las que ellos se hacían cuando eran niños. A lo largo de la vida, en muchas ocasiones regresamos a ser niños y a la hora de la muerte somos muchos los que llamamos a nuestra mamá, tengamos 80 años o más años”, puntualizó la escritora mexicana.
El director general de Publicaciones, Ricardo Cayuela Gally, dijo que todas las personas que llegan a la edad adulta se preguntan cómo fue que eligieron uno u otro camino. Agregó que este libro trata precisamente sobre hacerse preguntas desde la infancia: “Los niños que se hacen preguntas, principalmente los que se mantienen alertas, conforme van creciendo y se hacen preguntas se convierten en poetas o en científicos. La gran enseñanza de este libro es que todos podemos llegar a ser lo que queremos si nos mantenemos fieles a los niños que hemos sido. La infancia es la edad de la pregunta y las dudas son el terreno de la ciencia”.
Susana Ríos Szalay, coordinadora nacional de Desarrollo Cultural Infantil del Conaculta, narró que en diciembre de 2013 surgió la idea de hacer este libro ilustrado, porque leyó una entrevista realizada a Elena Poniatowska en la que comentó que hay muchos científicos de los que la gente no sabe absolutamente nada y que es importante conocer cómo viven, qué piensan y qué hacen. Esto es de mayor valor cuando los que leen son niños o jóvenes que están identificando su vocación.
“Este poco conocimiento de los científicos se aplica también a los niños, cuya vida puede enriquecerse si saben más de la vida y el quehacer de los científicos”, indicó Ríos Szalay, quien detalló que todavía antes de consolidar la idea de hacer un libro había invitado a la escritora mexicana ganadora del Premio Miguel de Cervantes, a ofrecer una plática sobre cómo descubrir una vocación de observación de las estrellas. En esa plática se leyó por primera vez el cuento El niño estrellero.
Con información de Conaculta