- Cuando se generan metodologías de trabajo donde la gente simplemente se puede expresar, comienza la transformación
- El festival utiliza espacios no convencionales como canchas de futbol, basquetbol, gimnasios públicos y plazas que permitan una cercanía especial con la comunidad
Partiendo de la postura romántica de que las disciplinas artísticas elevan al alma y sensibilizan a las personas, nos adentraremos a una fundación artística enfocada al teatro que nació como una respuesta a la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) en Santiago de Chile: Entepola.
David Musa Ureta, director y fundador de esta organización, abrió su corazón teatrero a La Jornada Aguascalientes con gran emoción, destacando que Entepola surge en pleno periodo de la dictadura en 1987, como una necesidad de resistencia cultural, “para muchos la herramienta fue un fusil, para nosotros fue el teatro”. Relacionarse con la comunidad bajo un juicio de reflexión crítica, creando puentes directos con las técnicas y las herramientas que da el teatro, “es que con el teatro no sólo se trabaja contigo, con tu expresión y con tu cuerpo, sino también apela a crear un juicio crítico de un individuo”.
El eje principal fue lo social a través de lo artístico, pero sin perder de vista lo político, desde el teatro se da el acercamiento con los niños y jóvenes, que son los sectores más dañados por los efectos de un Estado tan represivo como fue la dictadura chilena; “creo que nos hemos consolidado porque todos estamos comprometidos con lo más importante: la comunidad”, un buen proyecto cultural y social no se construye alejándose del mundo real ni desde una mesa, se consolida con tiempo, dedicación y con base en una relación directa con la comunidad.
Entepola no hace eventos anuales, sino una culminación de todo el arduo trabajo que se hizo a lo largo de un año; de aquí nace el Festival Internacional de Teatro Comunitario Entepola, el cual tuvo por primera vez sede en México, específicamente en nuestro estado mediante las gestiones del Instituto Municipal Aguascalentense para la Cultura (IMAC). El dinamismo del teatro le permite hacer uso de espacios no convencionales, como canchas de futbol, basquetbol, gimnasios públicos y plazas, que permitan una cercanía especial con la comunidad.
Esta Fundación está presente en todas las regiones de Chile, integra a la comunidad y a artistas nacionales e internacionales en torno al teatro comunitario, son una fuente de trabajo para diferentes artistas quienes entregan paralelamente, beneficios de interacción, participación familiar y entretenimiento con presentaciones teatrales gratuitas.
¿Cómo llegó Entepola a Aguascalientes?
“Alejandro Zúñiga anduvo por algunos países como Perú y Colombia, donde conoció experiencias que reprodujeron el espíritu de Entepola, en diciembre del 2013 justo un domingo en plena elección, recibí un llamado telefónico, una personas muy amable que me dijo todo lo que se estaba haciendo en la ciudad, todo eso me daba una cierta coincidencia con el espíritu de nuestro proyecto. Fui un poco duro, pero la convicción de Alex nos ganó y me fui dando cuenta que era real la relación de Aguascalientes con Entepola”.
Cada grupo y director participante en este festival tiene una gran experiencia en este tipo de trabajo, no sólo en el ámbito creativo, sino también como gestores, todos entienden perfectamente que se está trabajando en abrirle un futuro más favorable a esos sectores que se han visto precarizados por los gobiernos.
La finalidad entonces, de haber viajado hasta México, fue establecer vínculos de intercambio en beneficio de los niños y jóvenes, “finalmente el arte es un transformador social delicioso, así que buscamos que jóvenes mexicanos visiten Chile y nuestros jóvenes chilenos visiten Aguascalientes”, todo con la línea del intercambio culturar y educativo.
El teatro como herramienta de cambio social
Rubi Figueroa fue alumna y ahora es la mano derecha del director, ella es una de las encargadas de la metodología pedagógica en la Escuela Latinoamericana de Teatro Popular (Elatep), a ella se le cuestionó el cómo es que el teatro se convierte en un trasformador social.
“No sólo el teatro, sino el arte en general, porque trabaja directamente con la expresión; sobre todo cuando se generan metodologías de trabajo donde la gente simplemente se puede expresar, comienza la transformación, porque moviliza (aunque se escuche romántico) el alma. Cuando uno comienza a trabajar con ejercicios y dinámicas corporales, desarrollo temático y de escritura, estamos también trabajando desde la parte lúdica y dinámica con el teatro”.
De esta manera, la comunidad observa su problemática pero desde una perspectiva distinta, expresándose corporal o verbalmente, “llenando un hueco en su sentir porque comienza a sentirse en una familia que quizá no tengan, el arte lo permite todo, hay un momento en que uno se encuentra y se reencuentra con su comunidad”, han tenido casos donde los sectores nunca han sentido el cariño ni la comprensión, donde su entorno está tan destruido que al entregarle esas herramientas artísticas comienzan a despertar sus ganas de vivir o inclusive encuentran la razón por la cual seguir viviendo.
“Significa proyección también, eso de tomar la vida en sus manos y hacer algo de provecho, nos hemos encontrado con experiencias maravillosas con alumnos que son íconos de la transformación social”. Conmovida y con los ojos llorosos, Rubi hizo un recorrido por casos de éxito, pero también los que se fueron por otro camino, especialmente el de un alumno de Santiago, de quien el camino de su familia no era el que él quería seguir, todos eran narcotraficantes; a los 16 años se entera del negocio familiar y decide huir de casa, logra estudiar y regresa como público, “ahora con 28 años es jefe de un área muy importante de enfermería, tiene a su familia y a mí me sigue diciendo tía (allá a los educadores se les dice tíos de cariño), al verlo me emociona porque me cuenta los logros de su vida gracias a lo que aprendió en Entepola”.
La convocatoria para la escuela se abre sólo durante el Festival Internacional de Teatro, la misma gente que participa como público es invitada a un taller intensivo de seis días donde participan profesores de Latinoamérica y otras latitudes; en él participan más de 100 personas pero no todas entran a clase, pues, como toda fundación, los recursos monetarios son escasos y por eso, los servicios no alcanzan para tanta gente.
Una de sus ventajas, pero al mismo tiempo desventaja, es que Rubi y David hacen todo el trabajo junto a otras tres personas, las gestiones, las clases y, además, actúan, “esperamos que para el próximo año involucremos a más maestros para llegar a más personas”; aquí los chilenos destacaron la importancia del trabajo en equipo, la vibra positiva y el compromiso general, “el arte puede ser un gran complemento para todo el trabajo psicosocial”, desde hace unos meses lograron que alumnos de la carrera en trabajo social sirvieran a la fundación con sus prácticas profesionales, lo cual ha fortalecido a la Elatep porque les ha permitido desarrollar temáticas más especializadas en las localidades, “poco a poco vamos mejorando nuestra metodología de trabajo con las sugerencias de estos profesionales”. Como todo amante del teatro, sueñan con transformar a más localidades con base en las herramientas que da el teatro.
Para David, la fuerza vital del proyecto crece cada vez que los chicos llegan en busca de mejorar su vida, “vamos avanzando, ahorita gritamos con orgullo que 14 jóvenes de una comuna popular de Santiago muy precarizada y con graves problemas sociales, fueron enviados a otro continente a demostrar su talento, pero sobre todo, nos emociona que fuimos un vehículo para su transformación, esos chicos vienen con un capital cultural distinto y con una experiencia humana incomparable”.
Sueños aterrizados
“Como fundación queremos conseguir los recursos para aplicar las metodologías que por años hemos aprendido, plasmarlo en un libro, construir un edificio propio de aquí a cinco años, y lo vamos a lograr, porque no son deseos al aire, un dramaturgo chileno dice que para soñar lo que tú quieres hay que creer, pero también hay que trabajar, nosotros hemos trabajado como hormiguitas construyendo nuestro proyecto”. La finalidad es tener un espacio para la gestión, para la producción, la creación y para la formación, ampliándose la compañía como formadores, docentes y gestores.
¿Cómo sobrevive Entepola?
En 2013 Entepola se convirtió en Fundación con el objetivo de ampliar su intervención social a otras regiones de su país, con una mayor participación de compañías de teatro tanto nacionales como internacionales. A lo largo de dos años se capacitaron para crear esta Fundación para tener un soporte legal más potente, que les permitirá acceder a recursos de la empresa privada, del Estado chileno y financiamiento de organizaciones internacionales.
Para eso se conjuntó a todo un equipo de comunicación, marketing, aparato legal y tributario contable.
¿Ya que ellos vivieron una problemática política y social en su país, qué consejo darían a México ahora que está pasando por una situación complicada?
Rubi Figueroa: “Ojalá que reciban con mucho cariño la experiencia de Entepola, que al menos esos ratitos que llegamos a sus colonias con el teatro, alegraran un rato y entendieran nuestro mensaje”.
David Musa Ureta: “Es súper complejo hablar de la realidad política y social de otro país, no quisiera hacer un comentario populista porque sería muy fácil alentar a la comunidad a levantarse y a alzar la voz; pero sería más bien un llamado a los grupos políticos que están en el poder, empresarios y estamentos del Estado, a que se comprometan por la paz.
Es un deseo más que nada, porque sé que el poder está en nosotros, pero tampoco es llegar y decir salgan a las calles, porque sabemos cómo son los poderes fácticos, mejor deseo que encuentren paz y la unión como pueblo mexicano”.