El pasado 4 de noviembre fueron detenidos en una colonia de Iztapalapa, en el DF, José Luis Abarca Velázquez, el exalcalde de Iguala, Guerrero, y su esposa, María de los Ángeles Pineda Villa, quien era presidenta del DIF en el municipio de Iguala. Los lazos que unen tanto al exalcalde como a su esposa al crimen organizado, en este caso al grupo de guerreros unidos son verdaderamente desastrosos para el país. ¿En manos de quienes estamos las personas que habitamos México?
Durante los últimos días de octubre se dio a conocer la propuesta de gastos que tendrá en el 2015 el congreso la cual aumentó más del 10% respecto al 2014, la cifra suma entre la cámara de diputados y senadores un total de 11 mil 608 millones de pesos. El gasto está destinado a aprobarse, sin embargo, la comprobación y desde luego la rendición de cuentas queda pendiente, quedan en el aire una serie de argumentos sobre los gastos que se hacen, se deja sin explicar y finalmente lo único que tenemos como ciudadanía es la obligación de confiar en el “buen manejo” que dan las y los legisladores a ese dinero; vale decir que ya una buena parte de la ciudadanía no confiamos ni creemos en la transparencia del manejo de recursos y menos en la ética de los partidos políticos encargados de gastar esos recursos.
Bajo el franco señalamiento que desde hace muchos años se viene haciendo de la clase política mexicana y su intrínseca relación con los distintos grupos del crimen organizado que gobierna este país, vale la pena preguntarse ¿de qué ha servido tener instituciones como el Instituto Nacional Electoral, antes IFE? Si los más recientes actos atroces cometidos en Iguala, Guerrero nos tiran a la cara la farsa electorera y democrática bajo la que hemos vivido.
De qué sirve la Procuraduría General de Justicia si ante las denuncias de la ciudadanía hacen caso omiso o persiguen a quienes han denunciado lo podrido del sistema político partidista que saquea este país. Si mata y revive capos, si libera delincuentes y encarcela a cientos de personas que al azar eligen para inculpar y seguir protegiendo al crimen organizado.
¿Qué beneficios ha habido en gastar miles de millones de pesos en una policía que protege, defiende y mata en nombre de los carteles que se apropian del territorio? Si es que alguna vez llegamos a pensar que una patrulla, un retén, un rondín policiaco era para proteger o detener a algún delincuente y hoy sabemos que se usa para abrir libre tránsito a tal o cual líder delincuencial, que están ahí para cuidarles el territorio, para “limpiar” a quien les estorbe, que la ciudadanía les importa un bledo porque quien les paga, de quien reciben órdenes es de estos grupos delictivos que han desangrado a México. ¿De qué ha servido la policía?
¿Y la izquierda partidista? De qué ha servido, en qué cambió la terrible realidad que vivimos en la dictadura del PRI y la pésima administración del PAN un gobierno que desató una guerra y decidió sacrificar a miles y miles de personas que hoy brotan como agua estancada en la tierra, de las fosas clandestinas.
Al final el PRD fue el guardia que ejecutó las órdenes, al final personajes como José Luis Abarca Velázquez y su esposa, María de los Ángeles Pineda Villa se apropiaron del partido en Guerrero, al final Ángel Aguirre exgobernador de la entidad también los protegió y para colmo ahora son detenidos en el DF, en Iztapalapa, uno de los bastiones más importantes de la izquierda partidista en México. ¿Quién los protegía? ¿Quién les ayudó a llegar hasta ahí? ¿Los Chuchos, que fueron los mismos que pusieron al criminal de José Luis Abarca? Y que ahora son los mismos de los mismos que se han apropiado del PRD
Sí, todos esos merecen un castigo, ellas y ellos que para avanzar tuvieron que mandar cavar hoyos, entambar y prender fuego a sus víctimas, colgarlas de puentes peatonales, esparcir sus huesos por el desierto, desde luego que sí merecen una castigo severo, porque la justicia hasta ahora en México no existe.
¿Pero y el PRD? Basta con deslindarse, con pedir perdón, con admitir que hizo caso omiso a las denuncias que señalaban al criminal que estaba poniendo al frente y como representante de la sociedad guerrerense. ¿De verdad eso basta? Con la salida del exgobernador que se enredó en una relación con la entonces presidenta del DIF de Iguala María de los Ángeles Pineda Villa, de quién además se dice que es la persona que dirigía el grupo de Guerreros Unidos. Y así el sistema de desarrollo integral de la familia, puestos fabricados para este mar de corrupción e impunidad en el que hoy está hundido el país.
No hay un sector libre de corrupción e impunidad, las empresas privadas, sólo basta mirar los casos más actuales de desvió y lavado de dinero, la función pública, los bancos, los partidos políticos, el sistema de seguridad nacional y lo que nos faltaba, las ONG’s que cada día se prestan más a tapar los intereses gubernamentales. Qué daño y qué pudrición experimenta la estructura social y el estado.
El país no sólo está herido, está sumergido, ahogado en un tiempo de improvisaciones, ocurrencias, dobles discursos y una horrible sensación de muerte e impunidad que peligrosamente se mira a punto de estallar.
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