En los últimos días hemos sido testigos de preocupaciones, tanto en lo referente a la economía familiar como en los administradores de las empresas y aún en los funcionarios responsables de las finanzas públicas, de que la situación económica se está deteriorando y los mercados internacionales se encuentran contraídos y los desajustes comienzan a ser una realidad. Hoy vemos que los que se mostraban muy optimistas prefieren dejar de opinar o hacer pronósticos.
En lo concerniente a nuestro país, el Presidente del Banco de México ha declarado que son burbujas de inestabilidad que pasarán pronto y que las sucesivas bajas en las reservas internacionales no son de ninguna manera por una incipiente fuga de divisas. Esperamos que así sea y que se tomen las medidas necesarias para que esto no se dé y se pierda la confianza en el país.
Sin embargo, tenemos una serie de hechos que nos hacen percibir que las cosas no se están dando como nos dicen, por ejemplo, se da a conocer que la deuda externa empresarial está en su máximo histórico al reportar una deuda de 119,402 millones de dólares y la deuda pública igualmente ha llegado a su nivel histórico que ya representa el 39.9% de nuestro Producto Interno Bruto (PIB).
Pero veamos, estos problemas no son privativos de México, pero no por eso dejan de ser preocupantes y se debe hacer un seguimiento puntual a los sucesos que están por venir para tomar los providencias debidas y que no entremos en un problema mayor, pues, por ejemplo, la Comisión Económica Para América Latina (CEPAL), a través de su secretaria ejecutiva Alicia Bárcenas, declara que se ha detectado una incertidumbre muy marcada que está provocando un debilitamiento y depreciación de las monedas en Latinoamérica y que el crecimiento promedio se calcula en un 1.8% anual en el mejor de los casos. Recordemos que el Secretario de Hacienda ha confirmado que su pronóstico de crecimiento este año en nuestro país será de 2.7%, esperemos que así sea.
El problema que se presenta es que hay una asimetría entre lo que nos dicen y lo que vemos que está sucediendo; por ejemplo, los crecimientos económicos de los países se darán gracias al crecimiento de sus mercados internos; las inversiones en actividades productivas incentivadas por acciones gubernamentales y sobre todo con medidas que no estorben al que trabaja (ojo) y sobre todo por el ahorro, que es el que debe de financiar todo lo anterior, y no como nos sucede, que para trabajar en todos los niveles cada día nos endeudamos más y por supuesto que el pago de intereses se convierte en el principal gasto de las familias y empresas.
Estimado lector, sólo para que se dé una idea del tamaño del problema, debemos ver que la deuda neta de nuestro país al cierre de agosto de este año es de cinco billones 143 mil 199 millones de pesos, o sea 900 mil 964 millones más que el 1 de diciembre de 2012. Lo anterior son datos de la Secretaría de Hacienda. Y con la agravante de que los ingresos petroleros han bajado junto con la producción y los precios internacionales, lo cual nos resta capacidad de maniobra.
Si bien es cierto, nos dice Hacienda, que está recaudando más impuestos, también vemos muy fatigadas a las empresas y a los trabajadores y empleados con muchos problemas en su poder adquisitivo y con eso un debilitamiento permanente en el consumo interno.
Algo preocupante es que Steve Forbes, presidente de la empresa que edita las publicaciones que llevan su nombre, menciona sobre México que, a través del Banco de México, con las reservas internacionales puede evitar una devaluación que afectaría nuestro crecimiento y la aplicación de las reformas estructurales recién aprobadas, esto fue en el foro México-Latinoamérica, en el cual se analizaron las depreciaciones tanto del real brasileño de 3.84% y del peso mexicano de 2.84%.
Por cierto, hablando de las facilidades y promoción de las inversiones nacionales y del ahorro en el país, el Presidente de la República ha enviado al Congreso una iniciativa de Ley Reglamentaria para impulsar el Incremento sostenido de la Productividad y Competitividad, y sin embargo la Procuradora de la Defensa del Contribuyente (PRODECOM), Diana Bernal, ante los legisladores informó que ha recibido 18,000 quejas en contra de la Secretaría de Hacienda, y dijo que de cada diez denuncias ocho se resolvieron a favor del contribuyente. Pero lo grave es que las demandas cubrían una cantidad de 22,000 millones de pesos. De estas demandas, el SAT se lleva el 70.31% y las autoridades fiscales coordinadas el 12.35%. Esto demuestra que siguen afectando las malas prácticas administrativas en devolver el IVA, problemas para que se incorporen los menores o informales al régimen fiscal, las cartas invitación por presuntos adeudos fiscales, que quitan tiempo a los contribuyentes buscando si deben o no y sus puntos de defensa, imposibilidad para que las empresas suspendan actividades, omisiones y errores en constancia de sueldos que se entregan a trabajadores para pedir la devolución de saldos a favor en ISR. Por un lado, leyes de apoyo y, por otro, represión y trabas que desaniman a los que trabajan.
Así que las turbulencias son las que nos vienen del exterior y otras las que se están provocando dentro de nuestro país.