Mucho se ha hablado del teatro cabaret, comparándolo algunos historiadores como un tipo de teatro de revista, aquel que se representaba en tiempo de don Porfirio Díaz hasta la década de los veinte del siglo pasado y que retrataba la realidad de los sucesos políticos- revolucionarios, algunos intelectuales como José F. Elizondo, dramaturgo que con su obra El país de la metralla, le ocasionó el destierro a La Habana: “Me pidieron una obra (el maestro Gascón y los hermanos Pastor-Pepín y Eduardo) que en mala hora escribí, se llamaba El país de la metralla y se estrenó el 10 de mayo de 1913. Era una revista de los sucesos bélicos que acabábamos de padecer, era una vista por el lado cómico de los sucesos y las jactancias ciudadanas de esos días. No tenía partidarismo alguno en sus escenas, pues lo mismo criticaba a los revolucionarios del maderismo que a los afiliados socarronamente al triunfo de los federales. Sin embargo a los señores de la revolución les pareció que era exclusivamente una sátira contra ellos y empecé a recibir anónimos, casi todos firmados por un “amigo que lo quiere”, y en los que me aconsejaba “pelar gallo”- textual- salir del país, huir de México… Me fui a La Habana y en ese lindo oasis me tuvo cinco años desterrado el primer jefe, pues no me dejó volver al país… el maestro Rafael Gascón, mi colaborador en El país de la metralla, pasó meses escondido y cuando salió a la calle ya había perdido la razón. Murió loco. Yo salí mejor librado”.
Efectivamente, esta actividad artística de sacar los trapitos al sol con el teatro como bandera, fue muy incómoda para muchos que ejercían el poder, pero no sólo en esta época se daba esta censura sino a lo largo de la historia del teatro en México se pueden mencionar ya varias anécdotas y sin embargo los artistas siguen prendiendo la llama de la libertad de expresión y el teatro cabaret los arropa muy bien. Se dice que en Aguascalientes no hay historia de teatro cabaret y si la hay aunque sin duda no la suficiente para decir que es un estado donde se jacte de tener una cartelera constante de este espectáculo. Con un recorrido histórico a partir de principios del siglo XXI mencionaré las obras que han sido parte de este género que en algunas escuelas de teatro lo consideran menor.
Iniciando el siglo, en octubre 2000, se presentó Sobre el muerto la corona, proyecto apoyado por el Fondo Estatal para la Cultura y las Artes (FECA) se presentó en un bar, un trabajo de Constantino Morán quien asesoró a Marcela Morán, siendo ella una de las pioneras de este género. Este montaje también tuvo cartelera en La Querencia Restaurante-Bar. Sin duda, quien ha hecho teatro cabaret con un éxito ha sido la cantante y actriz Regina Orozco y en el 2002 con su grupo Los Tigres de Sumatra se presentó en el Teatro Morelos que aunque no fue en un bar, la temática fue política y se anunciaba como “teatro cabaret”. Otra obra que recuerdo fue La oficina donde actuó José Concepción Macías Candelas “Chon” quien con un grupo de actores ventilaron todo lo que sucede en el ambiente burocrático, fue en un restaurante donde se cantaba música folklórica (mariachi) y sin duda el borrachito apareció siendo espectador y también queriendo formar parte de este espectáculo. Disnight cabaret, del grupo Lúdica Teatro (a quien por cierto le mando mis felicitaciones por sus 10 años de trayectoria) fue una obra deliciosa, una parodia de personajes de Walt Disney con un toque político, gran éxito tuvo este montaje con presentaciones en Manidles Disco y un nuevo espacio Café Arte en el 2005. Para el 2006 en el período presidencial de Vicente Fox, se presentó la obra Ya nos vamos México, Chente y Marta, teatro de corte comercial, con la picardía de Raquel Pankowsky, que sin duda fue el clon de Martita Sahagún.
Fue un período que aunque a cuentagotas se disfrutó el teatro cabaret, en bares, restaurantes y algunos teatros, y fueron más de ocho años cuando se dio una sequía total hasta que llegaron nuevos bríos, talentos jóvenes que con la inquietud de conocer más de este género y experimentar nuevamente el acontecer político por medio del teatro y parodiar aquellos que han sido tiranos, hacer las acusaciones de una manera cómica, fársica pero bien fundamentada.
El teatro universitario ha despertado nuevamente este género y en esta última generación de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, dos montajes a titulación fueron trabajados para teatro cabaret. Venga la agonía, dirección de Rodrigo Torres, una parodia acerca de los programa de televisión de revista y Saving Chiquerolandya, dirección de Yaza Rosales con su grupo Dos perras y una gata.
Este montaje se presentó en dos bares del centro de la ciudad, con un éxito singular y debido al poder de convocatoria ahora está en El Restaurante La Saturnina, todos los jueves en la noche. En charla con sus protagonistas, la directora Yaza, Erzsébet García y Alex Saucedo comentaban: “Es divertirnos de nosotros, burlarnos de nuestra situación, ver el lado positivo y activarnos y no quedarnos en el confort”. La obra es una historia que nos quieren mostrar un mundo “color de rosa” pero en Chiquerolandya encontramos un mundo donde se refleja la realidad que vivimos.
¿Hacía falta teatro cabaret en estos tiempos? Sí, mucha falta, es momento para que Aguascalientes tenga teatro cabaret. El mejor cultivo para teatro cabaret es la crisis. Se pretende hacer un público de teatro cabaret y hacer contacto con otros estados en los cuales se hace este género y, por qué no, tener un festival.
El mundo corre a ritmos acelerados y nosotros con él, el teatro asimismo se renueva, abre mentes, diálogo y con este género se abre una nueva experiencia para aquellos teatrófilos y público en general, propuestas frescas, y en la próxima entrega teatro en bar. ¡Nos vemos en el teatro!