“Para ver el mundo en un grano de arena
y el cielo en una flor silvestre
abarca el infinito en la palma de tu mano
y la eternidad en una hora.”
“Every Grain of Sand”
Bob Dylan.
Generalmente preparo el Banquete para servírtelo a la mesa obedeciendo a ciertas fechas, principalmente a fechas que tienen que ver con aniversarios luctuosos, Jim Morrison, Jimi Hendrix, Richard Wright, Rockdrigo González, Janis Joplin, o a algunas fechas en las que recordamos acontecimientos importantes, como es el caso del aniversario de festivales como el de Monterrey, el de Woodstock, o el de la Isla de White al sur de Inglaterra, o el estreno de una obra musical, como fue el caso de “La Consagración de la Primavera” de Stravinsky, o la Sinfonía Novena de Beethoven, pero creo que nos queda claro que no es necesario morirse o cumplir años para ser recordado, sobre todo cuando la obra creada justifica todo tipo de homenajes, reconocimientos, o inclusive, hasta dedicarle, ¿por qué no?, un buen Banquete semanal que generosamente La Jornada Aguascalientes publica cada viernes.
Pues eso es lo que pretendo hacer en esta ocasión, recordar a uno de los grandes íconos, uno de los pilares más sólidos, ¿será el más sólido? En esa enorme estructura llamada rock y por la que tanta tinta se ha derramado. No es su cumpleaños, él nació el 24 de mayo de 1941, mucho menos y, gracias a Dios, su aniversario luctuoso, no solamente sigue vivo, sino que sigue produciendo excelentes discos, algunos de ellos, verdaderas joyas, páginas indispensables en la basta y siempre inconclusa historia del rock. Me refiero a Robert Allen Zimmerman de origen judío. Posiblemente su nombre de pila no te diga gran cosa, claro, si eres uno de sus más fieles seguidores, como este servidor, sabrás que me estoy refiriendo a Bob Dylan. Es un misterio saber por qué adoptó este seudónimo, lo de Bob lo entendemos sin dificultad, así se les llama cariñosamente en inglés a quienes llevan el nombre de Robert, respecto a Dylan, hay muchos comentarios, algunos contradictorios de varios de sus mejores biógrafos, parece que la versión más recurrente, que no por eso la verdadera, es que se debe a su afición por el escritor galés Dylan Thomas. La realidad, eso es lo de menos, los ingredientes que nos importan para preparar este Banquete es, en todo caso, su obra, su casi inagotable lista de discos, sus sorprendentes y demoledoras letras, como aguijones que ensartan su objetivo y no lo sueltan, llenas de punzante, analítico y crítico sentido político, pero al mismo tiempo, sus letras son verdadera poesía, que cuestiona, que somete y que al mismo tiempo se deja someter, no pierde su capacidad de asombro ante lo que es lícito asombrarse, y llega incluso a habitar “el recinto de lo sagrado” parafraseando a Led Zeppelin, sus letras llegan a lo místico, a lo profundamente religioso, recordemos que nació judío, pero, más o menos a la mitad de su carrera musical se convirtió a no sé qué denominación cristiana, de esas que abundan en los Estados Unidos y entonces dejó escapar toda su fortaleza espiritual en letras de una comprometida intensidad religiosa, principalmente en discos como “Slow Train Coming” de 1979, en donde por cierto, y lo menciono como simple breviario cultural, toca la guitarra Mark Knopfler, líder del grupo Dire Straits. Como consecuencia de su conversión al cristianismo, creo que se llama “Cristiano Renovado” o “Cristiano Renacido”, le fue cuestionada su postura, en ocasiones de entrañables amigos, por ejemplo, John Lennon, sabemos que juntos pelearon muchas batallas, editó en demo una canción llamada: “Serve Yourself” (Sírvete a ti mismo) cruel crítica a su antiguo amigo con evidente referencia a la canción “Gotta Serve Somebody” (Tienes que servir a alguien) que Bob Dylan incluye en el disco “Slow Train Coming”, posiblemente su más radical declaración de principios en torno a su conversión cristiana. El periodista Stephen Holden, crítico de música cuyos artículos se han publicado en la revista Rolling Stone y otras especializadas en música, dijo lo siguiente: “Ni la edad, ahora tiene cuarenta años, ni su muy publicitada conversión como cristiano renacido, han alterado su temperamento como esencialmente iconoclasta”. Esto fue publicado en el New York Times en el año de 1981.
Pero más allá de sus recurrentes y casi naturales posturas iconoclastas, su talento musical es una constante en su visión del mundo, de la vida y del arte en general. Cantando Folk o después de su cuestionada mutación al rock, como judío o cristiano, tocando con su guitarra acústica y su armónica o con una bien dotada banda de rock, Bob Dylan siempre ha sido y será Bob Dylan, imposible ignorar sus punzantes letras, como “The Times They are a Changing”: “Vamos escritores y críticos que profetizan con sus plumas, mantengan los ojos abiertos, la oportunidad no se repetirá, y no hablen demasiado pronto, porque la rueda todavía está girando…”
Sus canciones han sido adoptadas por diferentes generaciones como estandartes de sus valores y principios, desde 1962, canciones como “Blowin in the Wind”, “The Times They are a Changin”, “Mr. Tambourine Man”, “Like a Rolling Stone”, “A Hard Rain is Gonna Come”. Sus canciones de la mitad de su carrera como “I Want you”, “Gotta Serve Somebody”, “Tangled Up in Blue”, “Forever Young”, hasta llegar a sus composiciones más recientes, pero con la misma intensidad y compromiso de siempre, sobre todo una de sus mejores creaciones: “Not Dark Yet” de su disco “Modern Times”. Bob Dylan, ahora a sus… ¿cuántos años tiene?… ¿73?, en fin, sigue sonando joven, para siempre joven.