Aguascalientes, desde las primeras exploraciones en 1530 -ordenadas al norte de Nueva Galicia- por el presidente de la Primera Audiencia, Nuño Beltrán de Guzmán, aparecía a los ojos del caminante como un valle abierto de aspecto inhóspito, enclavado en el extenso altiplano central que abarca desde Querétaro en el sur hasta Saltillo en el norte, y desde Guadalajara en el occidente hasta San Luis en el oriente. Territorio caracterizado desde antiguo por su aridez, precipitaciones pluviales escasas y un clima cambiante dependiendo de la altitud de las tierras. Era conocido como “La Gran Chichimeca” y los mexicas lo describían como “campos espaciosos que están hacia el norte-lugar de la muerte”, pues para ellos representaba “un lugar de miseria, de dolor, de sufrimiento, fatiga, pobreza y tormento, (…) es un lugar de rocas secas” (según informantes de fray Bernardino de Sahagún, citado por Braniff C., Beatriz (Coordinadora), La Gran Chichimeca, El Lugar de las rocas secas (2001), Conaculta-Editorial, Jaca Book).
Sin embargo, era prioritario resguardar los caminos de la plata, (…) no sólo el territorio en sí era inhóspito, sino también sus moradores semi-nómadas genéricamente llamados “chichimecas”, pues en realidad agrupaban a una etnia de cinco familias diferenciadas; que estuvieron en pie de guerra desde 1550 hasta 1590, en que se logró la pacificación, tiempo que se conoce como “Guerra Chichimeca”. Un punto, especialmente posicionado por su cruce de caminos, se identificó el valle de los Romeros como apto para otorgar mercedes de tierras a los españoles Alonso de Ávalos Saavedra, Francisco Guillén, Gaspar López, Hernán González Berrocal, entre otros, lo que ocurre en 1565, y así se constituyó el antiguo Barrio de Triana; base para la fundación de la Villa de la Ascensión de las Aguas Calientes, en 1575 (Fuente: Ut supra).
Con motivo de la conmemoración del Centenario de la Soberana Convención Revolucionaria de Aguascalientes, se han suscitado debates y reflexiones públicas de interés sobre su real significación histórica. Coincidentemente, el mes de octubre comporta el aniversario de fundación de la ciudad que, desde mi punto de vista, también amerita una revisitación metódica, para desentrañar las razones válidas y causas que son inherentes a su nombre propio.
Al parecer, en la actualidad, una vasta mayoría asume que el nombre oficial de nuestra ciudad es el de Villa de Nuestra Señora de la Asunción de las Aguascalientes. No obstante que documentos tan antiguos como la Cédula Real que le otorga su nombre y datos históricos, sobre todo de orden religioso, evidencian que tal nombre ni es el original, ni pudo haberlo sido en el tiempo fundacional al que da lugar, debido a que el dogma mariano al que hace referencia, es por lo menos tres siglos posterior a los hechos en que ocurre la fundación de la Villa.
Anticipo, de una vez por todas, que la tradición católica guardó desde muy antiguo -digamos la Sucesión Apostólica primitiva- una especial veneración de la Virgen María, la Madre de Jesús, por el hecho de lo que la Iglesia Oriental especialmente consignó como la “Dormición de María” hacia el siglo VI, asumiendo la fe de que había sido lleva en cuerpo y alma al cielo, sin sufrir corrupción alguna. El dogma católico de la Asunción de María es pronunciado muy tardíamente, en pleno siglo XX, por el Papa Pío XII (1950), evento culminante que tiene firmes antecedentes precisamente alrededor de 1854. Año en que fue definido del dogma de la Inmaculada Concepción de María, cuando se manifestó con fuerza el movimiento asuncionista, el cual fue iniciado, por una parte, fray Jorge Sánchez, obispo del Burgo de Osma, en 1849 y, por otra, san Antonio María Claret, confesor de doña Isabel II, en 1863. Esta reina de España solicitó oficialmente al Papa la definición del dogma de la Asunción, petición que sería renovada, tras la restauración de la monarquía, por la reina regente doña María Cristina y más tarde por el propio rey don Alfonso XIII (http://goo.gl/zkUuSx).
El hecho inequívoco que dio fundamento al uso del nombre de Nuestra Señora de la Asunción y que se aplicó luego a la villa, corresponde a la construcción e instalación del actual templo que inició el cura Antonio Flores de Acevedo en 1704, y finalizó el párroco Manuel Colón de Larreátegui en 1738, bajo la advocación e imagen de la Virgen de la Asunción que fue traída de España y allí entronizada, casi dos siglos después de su fundación.
Mi hipótesis, por consiguiente, respecto del nombre original de nuestra ciudad consiste en afirmar que no se trató de una simple aliteración por error del nombre verdadero, como tampoco de una interpolación secular de su nomenclatura original. El rey de España la nombra sin ambages “agora y de aquí adelante para siempre jamas”, Villa de la Ascensión, porque era ya un dogma cristológico vigente de la Iglesia Católica. Y luego, siglos más tarde se le adjudica la profesión de fe mariana, con fundamento en la consagración de la iglesia parroquial decretada por el arquidiocesano de Guadalajara, al erigirla como tal. Veamos.
Título para la Fundación de una Villa en el sitio de Aguascalientes. Don Felipe, por la gracia de Dios, Rey Castilla, de Leon, de Aragon, (…), de las Indias, islas é tierra firme del mar Oceano, Conde de Flandes y de Tirol, &c. Por cuanto por Juan de Montoro por sí y en nombre de Gerónimo de la Cueva, y Alonso de Alarcon y otras muchas personas nos fue fecha relación, diciendo que ellos querían poblar una Villa en el sitio y paso de que dicen de Aguascalientes, junto á unas casas que dicen tener en el dicho sitio Alonso de Avalos Saavedra, treinta leguas de la ciudad de Guadalajara y diez y seis de las minas de los Zacatecas, atento que de ello se seguía un gran servicio á Dios é Nuestro, é seguridad de los pasajeros que iban y venían de las dichas minas de Zacatecas é Guanajuato y otros pueblos comancanas que por allí pasaban á causa de las muertes y robos que en el dicho sitio y su comarca los indios de guerra hacían, y para que la dicha población más cómodamente se pudiese hacer é fuese en aumento, diésemos facultad al Consejo de dicha Villa, para que pudiesen repartir entre los vecinos de ella las tierras y solares, estancias y huertas que la dicha tuviese en el término que se le diese ó que sobre ello proveyésemos como la nuestra merced fuese, lo cual visto y consultado con el doctor Gerónimo de Orozco, nuestro Presidente de la nuestra audiencia é cancillería real que reside en la dicha ciudad de Guadalajara, nuestro gobernador de todo el reino de Galicia del nuestro Consejo, se proveyó é mandó se hiciese el asiento y traza de la dicha Villa á la cual pusimos y ponemos por nombre la Villa de la Ascension, é fecho se trujese ante nos para que visto se proveyese lo que mas conviniese á nuestro real servicio, (…) y dalle el título de Villa para que gozasen de las preeminencias, prerrogativas é inmunidades que las demás Villas de estos nuestros Reinos gozaban y les debían ser guardados, (…) por la presente es nuestra merced y voluntad que agora y de aquí adelante para siempre jamas la dicha población é sitio de Aguascalientes se llame y nombre la Villa de la Ascension, (…) e como tal Villa pueda nombrar en cada año para la administración y de la nuestra justicia, dos alcaldes, cuatro regidores y un síndico procurador del Consejo de ella (…); dada en Guadalajara á veintidós de Octubre de mil y quinientos setenta y cinco años. –El Dr. Orozco,- Yo luis Velez Cherino, escribano de cámara de la audiencia y cancillería real del nuevo reino de Galicia é de la gobernación de él, lo fice escribir por su mandado con acuerdo de su presidente é gobernador. – Registrada.- Pedro Martínez.- Canciller. (Fuente: Documentos Antiguos relativos al Estado de Aguascalientes. Boletín A.8 de la Sociedad de Geografía y Estadística de la República Mexicana. Segunda Época. Tomo III. México. Imprenta del Gobierno, en Palacio, á cargo de José María Sandoval. 1871.// Archivo General de la Nación).
El día 22 de octubre, Aguascalientes cumple su 439 Aniversario de Fundación, que se remonta al año 1575. Fundo y tradición que nos hacen saber herederos de la misma civilización greco-romana y de la cristiandad, que instituyó como bastión este tipo de “ciudades fortificadas”, por ello dicho: municipio. Y dicho el nuestro, de la Ascensión -como certificación de origen y, luego, apellidado “de Nuestra Señora de la Asunción”, al erigir su primera institución parroquial, luego convertida en Catedral-Basílica.