Las persistentes declaraciones y tintes del discurso del obispo de la diócesis de Aguascalientes dan cuenta de que la sociedad civil organizada ha logrado colocar en la agenda pública la pugna por el reconocimiento de los derechos civiles para las personas que se asumen como hombres o mujeres homosexuales, aún sin la propuesta oficial y pública de una reforma para el Código Civil del Estado de Aguascalientes; aunque también pueden indicar que simplemente el clérigo disfruta de ser un showman que raya en el teatro de lo absurdo, con acceso a espacios mediáticos a comparación de representantes de otras religiones, y obligado a exponer la visión de la iglesia católica respecto a una supuesta posibilidad de reconocer el derecho de personas, del mismo sexo, a contraer matrimonio civil. A pesar de que aún se espera y se requiere un nuevo paradigma que dispute por los derechos para todas y todos los ciudadanos sin etiquetas ni banderas particulares; sí se observa un nuevo panorama, un dinamismo en la vida política de la ciudad, todavía con retrasos, pero hacia el desarrollo, protección y respaldo a los derechos humanos que ya se ha alcanzado en varios países.
La discusión actual y el posible debate legislativo sobre reformar lo que concierne al matrimonio en el Código Civil también plantea la antesala de una oportunidad para posicionar en lo público la defensa de otros reconocimientos y servicios para el resto de las personas con una identidad de género no heteronormativa; lo que también inicia a preocupar al prelado acalitense, pues ya externó su miedo a que en las escuelas, en donde de por sí ya se “enseñan un montón de tarugadas” (dijo José María de la Torre), se le permita a un niño vestirse de Adelita o a una niña de Pancho Villa en fiestas patrias. Sólo como nota, Amelio Robles fue un militante de Emiliano Zapata durante la época revolucionaria, quien logró gran reconocimiento por su pelotón y que antes de enrolarse se llamaba Amelia Robles.
Las manifestaciones y posturas de diversos actores políticos están circunscritas en la probabilidad, casi azarosa, de reformar y derogar algunos artículos del Capítulo II “De los requisitos para contraer matrimonio”, y ante las iniciativas de asociaciones civiles en pro de la comunidad no heterosexual, no se ha dimensionado, al menos en lo público y en medios de comunicación, que estas discusiones estriban en la reivindicación de las bases del Derecho Civil: el reconocimiento y respaldo a la autonomía de cada ciudadano y ciudadanía, tanto en lo personal como en lo social.
Debido a los amparos por inconstitucionalidad por parte de la Suprema Corte de Justicia para las uniones civiles entre personas (sin categorías) para solicitantes de diversos estados de la República, es sorprendente que aún exista la negativa a reformas estatales, pues esto significaría aceptar que un Estado local está sobre la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. La atención ciudadana ha estado sobre los estira y afloja entre la institución católica y las organizaciones civiles, pero no se les ha cuestionado ni exigido a quienes deben hacer valer la Constitución, a mandatarios ni legisladores, incluso, ¿la polémica entre el obispado y activistas estará planificado por otras personas? No será hasta haber superado este estancamiento de emociones colectivas que se podrá ir rumbo a un proceso formal y a otros análisis, como la posibilidad de que cada quien defina su nombre a una cierta edad, reglamentación de relaciones respecto a donadores y receptores de óvulos y espermas, por mencionar algunos ejemplos.
En los pasillos del Congreso del Estado de Aguascalientes ya se escucha de una posible propuesta que plantearía el matrimonio como la unión libre de dos personas, lo cual se ha traducido de forma impertinente como matrimonio gay, propondría la edad de catorce años como la mínima para los contrayentes (eliminando la brecha entre hombres y mujeres), así como la disolución del contrato si es expresado por ambas partes (divorcio exprés); lo cual significaría un gran avance, al menos en los discursivo, pues simplemente esta reforma es hipotética. En otras naciones como Australia y Alemania se ha incursionado en figuras jurídicas como un sexo neutro para personas intersexuales y así evitar la asignación sexual quirúrgica sin consentimiento de quien es intervenido; en otras, como Argentina, ya se plantea la discusión sobre la fertilización asistida; mientras que diferentes ciudades del país aún se encuentran en la disputa entre los actores políticos del conservadurismo y la vanguardia, entre lo local y lo global, entre la historia y la prospectiva.
La sociedad civil organizada en Aguascalientes ha demostrado su capacidad, al menos para plantear una agenda pública entre los actores políticos opositores que buscarán denostar, más que opacar, las propuestas; y aunque esto es un paso para iniciar el proceso legislativo o jurídico hacia el reconocimiento de derechos o para implementar protocolos de acción y políticas públicas; también se requiere de prácticas que problematicen las circunstancias adversas para las llamadas minorías, con el fin de contemplar las contrariedades y oportunidades relacionales para todas y todos los ciudadanos, pues sólo a través de la alteridad, de la diferencia como vehículo para la igualdad de libertades y derechos, será posible iniciar el camino hacia una sociedad verdaderamente democrática.
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