- Marco Sifuentes Solís cuestionó el proyecto encabezado por el gobierno estatal en torno a la celebración del centenario de la Soberana Convención
- El académico de la UAA criticó que no se consultara a los investigadores y especialistas sobre el proyecto que realiza Sicom en el centro de la ciudad
Para Marco Alejandro Sifuentes Solís, catedrático investigador de la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA) adscrito al Departamento de Historia, el proyecto de renovación de la Plaza de la Convención, que actualmente lleva a cabo la Secretaría de Infraestructura y Comunicaciones (Sicom) de la entidad, como parte de los preparativos para el festejo del centenario de la Soberana Convención Militar Revolucionaria de Aguascalientes; es una estrategia de marketing urbano, que pretende vender el centro de la ciudad hacia los extranjeros, como parte del proceso legitimador de la globalización que se está teniendo en el estado, con el arribo de empresas transnacionales.
El académico de la UAA hizo mención a un análisis realizado, en el cual compara el actual proyecto con el correspondiente a la construcción del Monumento a la Revolución, ubicado en la Ciudad de México y que se edificara entre los años de 1933 y 1938.
Sifuentes Solís criticó que se haya tomado la determinación de demoler los edificios aledaños al Teatro Morelos y estableció que dicha acción se constituye como una iniciativa para pensar en el manejo ideológico de las conmemoraciones históricas. El proceso de demolición-construcción, añadió, representa el simbolismo de abandonar el pasado y poner la mirada en algo nuevo, visión que reflejó en torno al proceso de industrialización del que está formando parte Aguascalientes en los últimos años.
La obra, aseveró, figura como un proceso de glorificación local, que sirve para hacer creer que existe un interés público, detrás del cual se encuentra el mero interés privado. Acompañado también de los hitos para vanagloriar a los héroes de la historia.
La iniciativa propuesta por el gobierno estatal, adujo, suscita debate acerca de quién gana y quién pierde con su realización, preguntándose acerca del significado de la demolición de un cierto legado histórico.
Al igual que la construcción del Monumento a la Revolución, señaló, se busca generar memoria e identidad a cambio de legitimidad por parte del gobierno, al afirmar que se supedita al interés ideológico y político, como campo de disputas simbólicas, con las que pretenden “museificar” la ciudad, sin pensar en las afectaciones urbanas.
Además reprochó la opacidad con la que se estructuró el planteamiento, destacó que el proyecto nunca se dio a conocer de manera previa ante la sociedad, salvo cuando inició la obra. Lamentó que no se haya consultado a la población, académicos, investigadores, historiadores, restauradores y especialistas en general, y sentenció que lo recomendable hubiera sido que la obra se abriera a un concurso nacional o internacional, que tomara en cuenta cuestiones técnicas e históricas para evitar repercusiones negativas, “no sólo como una obra más de marketing interesado”.
Habría que decirle a quien piensa que el monumento a la revolución se construyo con ese fin. el mismo era para ubicar el poder legislativo. y como todo lo que hacen los gobiernos del PRI, sirve solo para gastar a lo wey, sin que se beneficie a la población