Por: Fernando Herrera
Contrario a la política oficial donde el actual gobierno federal -con ya dos años de en el poder- se jacta de un mundo rosa al exterior y sigue trazando horizontes promisorios al interior, la percepción ciudadana es desalentadora. La orientación hacia un optimismo artificial que va acompañada de sonrisas de revista en los insistentes pronunciamientos del titular del Ejecutivo, simplemente no convence.
En los últimos 20 años un presidente no había contado con condiciones tan favorables como las que se le presentaron a Enrique Peña Nieto desde su llegada a la silla principal, y pese a que desde el inicio del sexenio se le ha dado margen de maniobra y ahora cuenta con instrumentos para generar tanto desarrollo como crecimiento, no ha sabido, no ha querido o no ha podido cambiar el estado de las cosas: el México próspero no es anhelo, es misión que merece responsabilidad.
Pertenezco a la generación de la crisis, ésa en la que muchos recordarán, crecimos con la palabra inflación como ingrediente obligado de noticieros que causaba cara de preocupación resignada en unas y expresión de coraje e indignación en otros. Hoy los niños vuelven a mirar lo mismo.
Con todo y que en la transición democrática el escenario es más que propicio, no señor: no hay mejoría económica, no hay empleo, no ha mejorado la seguridad… la figura presidencial como cabeza institucional comenzó el sexenio en medio de la duda y la expectativa. Hoy vive una crisis de popularidad que no es gratuita.
Nueve casas encuestadoras, muchas de las que en su momento auguraron el regreso del Revolucionario Institucional, en mediciones de mayo a agosto, muestran que los mexicanos estamos preocupados, en primer término por temas como el poder adquisitivo, el empleo, la economía y la inflación; de la mano está el tema de la inseguridad, para continuar con la corrupción, seguido de vivienda, medio ambiente y educación.
Así, los resultados de El Universal (Buendía & Laredo), GEA, Beltrán y Asociados, Centro Pew de Investigación, Reforma, Centro de Estudios Socales y de Opinión Pública de la Cámara de Diputados, Mitofsky, BGC-Excélsior y Parametría coinciden en que para los mexicanos, la agenda presidencial y de las instituciones necesita actuación inmediata, que definitivamente hay insatisfacción en las condiciones de vida, lo que genera irremediablemente múltiples daños colaterales en el tejido social y en el seno de las familias.
A usted, presidente, no le corresponde aspirar, le corresponde trabajar para hacer posibles las aspiraciones de millones a quienes quiso gobernar. Usted dice que las cosas marchan bien, todos le dicen: No, presidente.
*Senador de la República por Aguascalientes. Sus bases formativas son la Contaduría Pública y el Derecho, desde donde ha ejercido apasionadamente el servicio público, la política y la representación social como férreo militante de Acción Nacional.
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