No es lo mismo Juan Domínguez / De imágenes y textos - LJA Aguascalientes
21/11/2024

En ocasiones nosotros los simples mortales nos fijamos en tantas cosas y en nada a la vez, que se nos pasan los días mientras la fisonomía de la Nación cambia.

No hay mucho que hacer ante los fenómenos naturales que año con año visitan nuestras costas, salvo prevenir el impacto, estar al pendiente, mantener las alertas encendidas, evacuar la zona y tener listos los recursos para atender en lo inmediato y contemplar la estrategia de reconstrucción.

Si la vida de la mayoría de nosotros fuera planeada, aun y con los impactos de la ira de la madre tierra, pudiéramos actuar con mayor puntualidad. Esperamos a que las autoridades nos resuelvan las cosas, aunque no puedan o no quieran entrar en acción, en el caso Baja California Sur, estímulos fiscales para la reconstrucción de la infraestructura hotelera, la marina de Cabo San Lucas en su mayoría, sino es que en su totalidad, embarcaciones extranjeras que sin duda cuentan con amplia cobertura incluso ante fenómenos de esta índole, pero, los pobladores no se movieron y no se mueven por temor a perder lo poco que les dejó el paso del meteoro, no hay garantías para abandonar y luego regresar, al parecer entonces no estamos en sintonía con nuestras autoridades. Como dice el dicho “No es lo mismo Juan Domínguez que no me chin…”, si se desarrolla una dinámica compartida donde la sociedad y gobierno actúan de manera sincronizada, seguramente los efectos pasarán más rápido, pero, si brota la rapiña, las entregas sesgadas, el protagonismo mediático y la ausencia del orden, como lo hemos visto en sucesos anteriores, entonces es cuando Juan Domínguez confunde las cosas.

Desafortunado momento para las costas mexicanas, organice la colecta, abra una cuenta, consiga cómo hacer llegar productos a los habitantes de las zonas afectadas, hágalo de verdad y no espere a que un medio se lo reconozca, ni baje de un helicóptero del gobierno del Estado de México como Laura Bozzo tan atinadamente lo hizo.

Ahora que pasó la euforia del orgullo mexicano, aun y cuando muchos dicen que no hay nada que festejar, apostando a la lectura de la verdadera historia de la tierra de Quetzalcóatl, nos volcamos a las plazas cívicas de nuestras localidades a gritar “vivas” por todo, aun y cuando los jefes cambien los nombres de los personajes de la historia; se acaba la fiesta y ya con el agua más asentada, las declaraciones de personajes y personalidades locales retumban a nivel nacional.

Como una constante en nuestra historia es la presencia de figuras masculinas vinculadas con el clero, definitivamente por el poder que la iglesia tiene y ejerce en los integrantes de la sociedad, la historia avala el perfil del Cura Miguel Hidalgo, el “padre de la patria”, quien a pesar de todo dio inicio a la gesta independentista. Sin ninguna duda con relación a su biografía, desde niños hemos sido instruidos para venerar su figura, y está bien, necesitamos de Hidalgo para tener identidad como nación.

Qué me dice de Samuel Ruiz García, obispo de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, en tiempos del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). De esencia rebelde, apoyó las causas sociales y defendió a los indígenas de los gobiernos explotadores, tuvo presencia mediática y se le tachó de eso, de rebelde, pero al igual que Hidalgo, no vio su obra consolidada; en el sureste de la República las cosas no cambiaron y sí, lo alcanzó la muerte, aun así el músculo de la iglesia católica tiene presencia constante.

El chiste es estar en el ojo del huracán y, si el pueblo lo permite, tomarse una que otra foto con los gobernados para presumir.

Lo malo, y de verdad lo señalo porque al parecer el obispado local no tiene o no le funciona un departamento de comunicación y relaciones públicas, y eso genera confusión y malestar. De entrada no era mi intención tocar el tema de los “invertidos” pero cuando volteo hacia afuera y veo que hasta la revista Proceso lo citó, es cuando decidí plasmar mi opinión aunque nadie me lo haya solicitado.


Ahora que todo el país está en debate sobre la aprobación de los matrimonios entre personas del mismo sexo, y en algunas entidades ya es una realidad, nuestro señor Obispo dice: “Mañana voy a leer los periódicos y voy a estar atento para ver qué escriben y para ver de qué parte están; si están de parte de los invertidos. Ese es el problema, invertir valores. Hay una filosofía perversa abajo de destruir y volver a construir, pero al revés”, y agregó haciendo alusión al trabajo de los diputados locales “mejor deberían erradicar la pobreza y no con iniciativas guajiras, electorales, temporales, voluntarias”.

Aquí aplica el “no es lo mismo Juan Domínguez”, y además “el que esté limpio que tire la primera piedra”. Qué pues con el señor Obispo, está como cuando los panistas “rumoraron” que no les gustaba la gente tatuada.

La pobreza de la sociedad que señala, la opulencia y la soberbia de la iglesia, la desatención espiritual de sus feligreses, el protagonismo mediático, el golpeteo a la clase política, como para qué si son tan iguales. Visualice la imagen: un restaurante de lujo, el señor Obispo degustando un exquisito platillo en compañía de un funcionario de primer nivel, de pronto, el bocado se le atora, siente que se ahoga, no respira, se desespera, se asusta. El funcionario de primer nivel pide ayuda, uno de los meseros se acerca de inmediato, lo recuesta en el piso y le libera las vías aéreas, le salva la vida, lo incorpora y además pide una ambulancia, se preocupa por la persona, no por la figura que representa. El mesero es homosexual, ¿no tiene valores? Ya vio, no es lo mismo Juan Domínguez…

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Twitter: @ericazocar


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