Ya prácticamente terminando con los famosos blockbusters del verano llega a las pantallas de nuestro país la esperada cinta -al menos por los fanáticos de libro- Maze Runner: correr o morir, la cual da inicio a una nueva serie de películas dirigidas al público de púberes, pre-púberes y jóvenes adultos que están basados en los best seller de James Dashner, por cierto otra trilogía, así que esperen, al menos, cuatro entregas.
Maze runner sigue la pauta marcada por las trilogías literarias llevadas al cine: Los juegos del hambre y Divergente, quizás con unos elementos nuevos, pero sin salirse mucho de la fórmula que ya está más que probada y que ha comprobado ser una mina de oro para todos los involucrados: en un misterioso futuro post-apocalíptico un grupo de jóvenes tiene que pasar las de Caín para poder sobrevivir…¿y los adultos? Generalmente son el enemigo…casi, casi como se siente uno en la adolescencia ¿no creen?
Particularmente hablando de la trama, creo que lo que resulta más interesante de Maze runner: correr o morir es que inicia sin ningún tipo de introducción, nosotros como espectadores vamos enterándonos de lo que sucede al mismo tiempo que el protagonista, no hay planteamiento inicial ni voz en off que nos ponga en contexto, esto quizás hace un poco lenta la primera parte de la proyección, pero considero que sirve para que nos identifiquemos con los personajes y que la historia resulte más entrañable según vayamos descubriendo los misterios que contiene.
Thomas es el personaje principal, lo acompañamos mientras despierta en un elevador que lo lleva a alguna parte. ¿De dónde viene, a dónde va? Es una interrogante tanto para él como para nosotros. De pronto, el movimiento se detiene, se abren las puertas y descubre -descubrimos- que el chico tampoco sabe quién es ni porqué está ahí y lo mismo sucede con el grupo de jóvenes que lo recibe. Nos encontramos en una aldea compuesta de áreas verdes y bosque pero rodeada por enormes paredes de piedra constituyendo un cuadrado perfecto que plantean una incógnita más.
Poco tiempo transcurre antes de que Alby, el líder de la aldea, nos cuente, tanto a Thomas como a nosotros, lo que ha logrado descubrir en el tiempo que ha transcurrido desde que él mismo fue pasajero del elevador y de que se encontró como el único habitante de ese espacio.
El área está constituida por puros muchachos que tampoco tienen memoria de su pasado, lo único que trajeron consigo en el elevador, fue su nombre y el suplemento de víveres que requiere la comunidad para sobrevivir un mes. Poco a poco el grupo ha forjado una sociedad funcional que se apega a tres rigurosas leyes: No dañar a otro compañero, hacer el trabajo que les fue asignado y nunca cruzar la abertura que hay en una de las paredes del muro.
Thomas tiene una inusual curiosidad sobre lo que hay más allá del muro, y digo inusual pues al parecer, ningún otro de los habitantes de la aldea comparte su interés. Lo que hay del otro lado de las paredes es un laberinto que sólo los “corredores” –runners- tienen permiso de recorrer,
La primera parte de esta cinta, como les decía, camina a paso lento pues tenemos que “armar” la historia con lo que nos van contando los personajes, tal vez no es tan emocionante como las escenas de acción que vienen más adelante, pero creo que es completamente justificado. Además, es un gusto ver muchas caras conocidas entre el elenco, muchachos a quienes hemos visto en otras producciones desde que eran pequeños y que considero será interesante ver su desarrollo y crecimiento durante toda la saga.
La cinta aprieta el paso y tenemos varios momentos de acción, tensión y aventura una vez que podemos entrar en el laberinto, la maestría del director y su equipo de edición, musicalización y efectos generados por computadora, nos ofrecen pinceladas de emoción que espero lleguen a desarrollarse al máximo en las próximas entregas, por lo pronto ya me imagino que los desarrolladores del juego de video están ya aprovechando las interesantes secuencias de lo sucedido en el laberinto para crear su mundo digital de aventuras para los amantes de este tipo de entretenimiento.
Lo mejor de la historia, a diferencia de las otras sagas con la misma temática, es que no se trata de forzar el tema romántico como elemento importante de la trama, aunque con la aparición del personaje de Teresa se vislumbra algo de romance en el futuro.
En cuanto a lo peor de esta producción, básicamente yo sólo encuentro un “pero” en esta cinta que no tiene grandes sueños de ser la mejor del año, es la creación de los monstruos del laberinto, pues una vez más -no he leído el libro así que no se si la historia lo plantea así- utilizan a un mega insecto que es una cruza entre araña, escorpión y robot, que si bien atemoriza a los habitantes de la “aldea”, no produce el menor impacto en la audiencia -tal vez sólo en los más pequeños-. ¿Por qué será que los productores de distintas películas insisten en hacer monstruos-araña cuando, nunca de los nuncas les salen bien? ¿No será hora de que se den por vencidos y busquen otro tipo de criaturas para aterrorizarnos?
Maze runner: correr o morir es un filme que los niños y adolescentes disfrutarán al máximo y en la que los más grandes encontrarán, al menos, palomera y excelente para pasar un buen rato, así que creo que es una buena opción para un fin de semana “en las películas” .
Productor: Ellen Goldsmith-Vein, Wyck Godfrey, Marty Bowen y Lee Stollman; Director: Wes Ball; Guión: Noah Oppenheim, Grant Pierce Myers y T.S. Nowlin basados en el libro de James Dashner; Fotografía: Enrique Chediak; Edición: Dan Zimmerman; Música: John Paesano; Elenco: Dylan O’Brien, Kaya Scodelario, Thomas Brodie-Sangster, Will Poulter, Ki-hong Lee; Duración: 1 hora 53 minutos.