- Únicamente dos empresas tenían vacantes para personas de hasta 60 años
- Por el sector oficial sólo participaron la Secretaría de Seguridad Pública y la Policía Preventiva
Hombres y mujeres de todas las edades, pero sobre todo jóvenes, llenaron las tres salas de un hotel del sur de la ciudad, donde, de 9:00 a 14:00 horas, se desenvolvió una nueva Feria del Empleo.
La periferia del hotel se convirtió en estacionamiento permanente durante la intensa jornada. Múltiples hojas color manila, típicas de las solicitudes de empleo, se llenaban en banquetas y escaleras, en rincones, en el suelo, y en las orillas de algunas mesas.
El evento estuvo organizado por la administración estatal, el Servicio Nacional de Empleo y la Secretaría del Trabajo y Previsión Social.
Pocas empresas, de las más de 30 inscritas, requirieron personal mayor a los 40 años. A la vista, sólo dos tenían puestos para gente de hasta 60; vendedor telefónico de productos financieros era la labor en disputa.
En la Feria del Empleo no había mucha oportunidad para perder el tiempo. Para entrar al hotel el registro era obligatorio. Las autoridades pedían llenar un formato con nombre completo, número de dependientes económicos, correo electrónico, datos de escolaridad y teléfono. Además se pedía aclarar la incidencia de alguna discapacidad física, y escribir el último trabajo desempeñado.
Para algunos puestos se solicitaba el inglés. “Yo no le veo cara de que sepa, va a estar juai de rito”, comentaba un trío de muchachas después de pasar por una de las mesas de entrevistadores.
Empresas locales y foráneas se unieron a la feria. Como en bufet, la cosa resultó variada. Mientras unas solicitaban ingenieros en mecatrónica o industriales, contadores o técnicos superiores universitarios, otras de plano se pronunciaban por empleados “sin instrucción” para elaborar costura recta.
Licenciados en Turismo para capitanear meseros, preparatorianos para trabajar como almacenistas u operarios, chicos de 16 años para hacer teleperformance.
Algo de ameno tenía la feria. Café gratuito en la barra oculta por una gruesa y curva escalera, y música juvenil, muy a tono para la ocasión.
Por las bocinas suena La dosis perfecta, de Panteón Rococó, y un par de amigos, en búsqueda de “algo más administrativo”, se encargan de desvelar la parte política del medio laboral: “Era intocable, pero es una pendejada, al que estaba en contabilidad ya lo corrieron también”.
Del techo de la sala mayor colgaban globos blancos hechos de papel. Ahí se encontraba la mesa de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado, una de las más frecuentadas. La dependencia pedía secretarias, laboratorista químico, técnicos en informática y policías preventivos.
Compañías dedicadas a los negocios de la comida, las telas, la ropa, las bebidas, el ramo automotriz y el comercio a gran escala actuaron como contratantes.
Los organizadores dispusieron un módulo para prestar información, copias fotostáticas e impresiones. A pocos pasos del sitio un Portal del empleo con diez computadoras.
Frente a la mesa de cada empresa registrada se colocó un bloque de sillas metálicas, tapizadas con lonas rojas y azules. Algunos esperaban de pie su turno de entrevista, otros lo hacían sentados, barajando en la carpeta con currículums y cartas de recomendación, charlando con el de al lado o pensando en el modo de vender la mano de obra al mejor postor.
Poca actividad se veía en la mesa de Programas de trabajadores agrícolas temporales, México – Canadá, instalada por el estado.
Dicen que la esperanza muere al último. En alguna parte hay trabajos para aplicar cada uno de los sentidos. “Este es un negocio muy visual, observa eso, si te late te doy mi correo y vas”.
Pie de foto: La Feria del Empleo de realizó entre las 9:00 y las 14 horas. Centenares de personas se dieron cita a un evento organizado por Gobierno del Estado y dependencias federales