El pasado 7 de septiembre se realizó una elección nacional para renovar los principales órganos de elección del PRD. Se eligieron comités municipales, consejos estatales, congresistas nacionales y consejeros nacionales que en octubre elegirán al próximo presidente nacional del PRD.
En términos generales la elección fue muy similar a otras, aunque esta vez contó con dos elementos que van a marcar una diferencia en la vida interna del partido.
El primero es que se estrena la Ley Electoral que faculta al INE a realizar los procesos electorales internos de todos los partidos políticos y el PRD fue el primero.
Hubo algunos cambios importantes, mas no profundos. Hay elementos que rebasan las atribuciones del INE. El primero es que generó reacción en una buena parte de los dirigentes, algunos expresando confianza, otros sintiéndose intimidados y molestos, y otros de plano frustrados porque no controlarían como en otras ocasiones el proceso electoral, o los que sistemáticamente acusan fraude para compensar en la negociación lo que no obtuvieron en votos.
Se acotaron mucho las pasiones y el proceso se llevó con orden en un escenario en donde todos están con los nervios de punta ya que cada consejero ganado significa la posibilidad de seguir viviendo de las prerrogativas a las que acceden los partidos, así la contienda se convirtió en una lucha a muerte entre las distintas corrientes y planillas que compitieron.
Por otra parte, se mantuvo el acarreo, la compra de votos y la rebatinga por ganar los votos de los afiliados, creo que esta fue la elección interna más cara de la historia del PRD. Y fue nueva izquierda la que tuvo más recursos para llevar a votar a los militantes.
Pero fuera del proceso interno en sí mismo ¿Qué es lo que cambia? ¿Qué es lo que se modifica? Lo que va a cambiar con la nueva dirección del PRD es su línea política. Está claro que con el dominio y el control “de los chuchos” vamos a ver una izquierda más colaboracionista, seleccionando ciertos temas para endurecer su posición, y negociando otros. Tal vez su discurso sea más beligerante, pero al final van a ser una izquierda mucho más colaborativa con el gobierno de Peña Nieto.
La corriente que se impuso va a tener un desempeño de “izquierda moderada” y muchos, sobre todos los sectores de élite política y económica, van a elogiar este comportamiento ubicándola como una izquierda madura.
Sólo hay que leer el discurso de Mancera desligándose de cualquier planteamiento ideológico y sustituyéndolo con “el gobierno con compromiso social”.
En términos electorales tal vez tenga ganancias esta izquierda. Si les va bien posiblemente logren conquistar a la clase media que siempre se ha negado a votar por el PRD.
Pero si le va mal van a quedar como muchos otros partidos de izquierda que no lograron hacer una aportación real a los problemas del país, y que se convirtieron en partidos que cumplían una función legitimadora para quien ostentara el poder.
En octubre veremos muy seguramente a Carlos Navarrete llegar a la Presidencia nacional del PRD. Es el último miembro de la cúpula de nueva izquierda que le faltaba ser presidente nacional del PRD.
He expresado en otra ocasiones que me parece que es un buen parlamentario porque articula de manera fluida cualquier discurso por complejo que sea, pero no lo veo como cuadro político resolviendo contradicciones en una estructura política (como pasa en todos los partidos), muy mermada por intereses personales y de grupo.
Este escenario ya lo ha vivido la izquierda europea sobre todo la alemana, cuando se separa de los “planteamientos duros de Marx” y empieza a modificar su discurso. Pasa de ser el partido socialista obrero alemán a partidos social demócrata. En Europa funcionó, los trabajadores elevaron el nivel de vida y sus condiciones de trabajo con partidos más colaboracionistas. En el PRD de nueva izquierda no sé si lo logren. Va a depender de qué tanto cambien las condiciones de vida de los grupos más desprotegidos. México es una realidad distinta y espero que no sean las élites del PRD y de nueva izquierdas las únicas beneficiadas con este cambio en la línea política.
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