Durante los últimos meses el Secretario de Hacienda ha estado diciendo que en los próximos años no se instrumentarán nuevos impuestos, y que tampoco se reducirán las deducciones a las que tienen derecho los contribuyentes. Y que, por otro lado, se buscará la manera de que los informales, por medio de incentivos, se incorporen al sistema tributario general; si bien esto no suena mal, no nos dice si se va a revisar el impacto negativo que ha tenido la reforma fiscal que ha entrado en vigor este año y que el año que entra será aplicada en toda su extensión. Esto tiene muy preocupados a todos los contribuyentes, pues muchos, a la fecha, han bajado su actividad a niveles preocupantes y otros de plano han cerrado. Hay datos muy preocupantes que nos indican que no van a cumplir los ofrecimientos. Por ejemplo, en el paquete económico de 2015, en su artículo primero de la ley de ingresos de la federación, se habla de ingresos por impuestos sobre el patrimonio, impuestos sobre las nóminas y asimilable, y ahora impuestos ecológicos. Todo esto a pesar de lo ofrecido.
Por otro lado, se sigue aplicando que las personas físicas sólo podrán deducir el 10% anual de sus ingresos, o bien, cuatro salarios mínimos ($95,000.00) de aquello que la ley les autoriza como deducibles. Esto, por supuesto, causa un desequilibrio en los pagos de intereses por créditos hipotecarios y se perjudica los fondos de pensiones, pues es un porcentaje de deducibilidad muy magro para el causante.
A los trabajadores también se les acota la deducción al dejarla en 53% los ingresos exentos para ISR (Impuesto Sobre la Renta). Esto es sobre aportaciones de previsión social, fondo de ahorro, pagos por separación, sus gratificaciones anuales, pagos de horas extras, prima vacacional y dominical. Todo esto cuando otros países se encuentran en un proceso de bajar impuestos e incentivar a los contribuyentes para que tengan más dinero en su bolsillo y se recuperen sus mercados internos y, por ende, la creación de empleos y fomentando las inversiones. Veamos cómo en Brasil se ha comenzado a bajar impuestos a las exportaciones y a la inversión directa.
La ley del Seguro Social, en su artículo 27, ahora homologa las cuotas del IMSS con el Impuesto Sobre la Renta. Con esto se están aumentando las cuotas obrero-patronales. Por ejemplo en el reparto de utilidades, en las primas de seguro de vida, el pago de primas de gastos médicos mayores, las mismas cuotas del IMSS, los pagos por separación y todo aquello relacionado con ingresos por trabajar.
Y en cuanto al tema de incorporar a los informales al Sistema General de Contribuyentes, ahora resulta que el gobierno es el que más tiene en sus nóminas a personas sin seguridad social y en una figura irregular de contratación, pues los contrata por honorarios, y con contratos de corto tiempo, para que no causen estado sus derechos laborales y sus prestaciones sociales. En el segundo semestre de 2014 tienen registrados nada más y nada menos que a 408,504. Y esto sin contar los que son contratados como eventuales para censos y emergencias, que tienen todos los días.
Y para acabarla de completar, volvemos al sistema de subsidios que tanto daño le hizo a México, pues en el paquete económico, al Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México, entre subsidios e incentivos fiscales, se le asignan 10,571,530 millones de pesos, cuando este año no se le dio ningún subsidio. Para para-estatales, este año se dieron subsidios por 9,271 millones de pesos y en 2015 se presupuestan 20,900 millones de pesos. Para Diconsa y Liconsa el año que entra se presupuestan 103,954 millones de pesos. Al Consejo de Promoción Turística de SECTUR , que la verdad es muy opaco su manejo, se le darán 1,378 millones de pesos, cuando en 2014 se dieron 762 millones de pesos; para el Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec se subsidiará con 558,672 millones de pesos. Así que, por un lado, el gobierno da un apretón en los impuestos y, por otro, observamos los dispendios en los que deberían de generar dinero y no consumir. Sin duda estamos volviendo a los errores del pasado.