Quneitra, Altos del Golán, Siria. 23 de septiembre de 2014. El misil tierra-aire Patriot, disparado por las Fuerzas de Defensa de Israel, derriba a su objetivo: un avión de la Fuerza Aérea siria. Inmediatamente, sus dos pilotos son eyectados de la cabina de la aeronave. Sus paracaídas, que semejan a dos pañuelos gigantes, posan a sus usuarios sobre las colinas volcánicas.
La noche anterior había sido el mudo testigo del masivo asalto aéreo por parte de los Estados Unidos y sus aliados árabes contra las posiciones del llamado Estado Islámico en el norte y centro de Siria.
La escena arriba descrita sirve como prefacio al presente artículo, el cual pretende explicar cuáles son los verdaderos objetivos de la Unión Americana en Siria y cuál ha sido la respuesta por parte de sus rivales geoestratégicos, China y Rusia.
El fracaso de las Fuerzas de Defensa de Israel en su empeño por destruir, en agosto de 2006, a la organización islamista libanesa, Hezbolá, condujo a los estrategas estadounidenses a concluir que el régimen de Bashar al-Asad era el talón de Aquiles en el corredor terrestre que une a Hezbolá con Irán.
Para tal efecto, los servicios secretos de Arabia Saudita y Qatar idearon, dentro del marco de la supuesta “Primavera Árabe” y con la anuencia de los Estados Unidos, armar al Ejército de la Siria Libre, el cual contaría con elementos seculares, cuyo objetivo principal sería derribar al presidente de Siria, Bashar al-Asad, aliado incondicional de Rusia e Irán.
Lo arriba mencionado pareciera sacado de una novela barata de espionaje. No obstante, John Hannah, asesor de seguridad del ex vicepresidente norteamericano Dick Cheney, declaró que “el rey (de Arabia Saudita) sabe que lo que más debilitaría a Irán sería perder Siria” (FP 09/08/2011).
Es menester recordar que Barack Obama pretendió, hace exactamente un año, atacar Siria y deponer a Bashar al-Asad pero fue superado en el terreno diplomático con una jugada magistral del presidente de Rusia, Vladimir Putin, quien logró que al-Asad entregara sus armas químicas a los inspectores internacionales, evitando de esta manera la ofensiva estadounidense.
Asimismo, miles de militantes radicales takfiris (del árabe takfir, que significa acusación de incredulidad) desplazaron, con la connivencia de Arabia Saudita, al segmento moderado y a otros grupos islamistas como el Frente Al-Nusra e incluso a Al-Qaeda y se erigieron en los portaestandartes del llamado Estado Islámico (EI) y capturaron porciones importantes de Irak y Siria.
Por lo tanto, y con el pretexto de detener la barbarie del Estado Islámico, los Estados Unidos y sus aliados del Golfo Pérsico decidieron lanzar una irrupción aérea contra las posiciones del EI en Siria. Asimismo, el plan norteamericano contempla entrenar y equipar a la oposición “moderada”.
Jeremy Salt, profesor de Política e Historia del Medio Oriente en la Universidad Bilkent en Ankara, Turquía, es más escéptico: “No hay Ejército de la Siria Libre y tomará años crear uno. Lo intentaron por cuatro años y no pudieron hacerlo” (TPC 14/09/2014).
A todo esto ¿Cómo han reaccionado Rusia y China? La semana pasada varios aviones rusos se acercaron a la zona aérea de Alaska. Este evento se repitió en el Ártico, donde Canadá interceptó a los bombarderos estratégicos de la Federación Rusa. Por último, en Siberia comenzaron las maniobras militares Vostok-2014, con la participación de más de 150 mil elementos de las Fuerzas Armadas rusas, las cuales simularon repeler una agresión proveniente desde el mar, una clara alusión a los Estados Unidos.
Asimismo, el presidente de China, Xi Jinping, por conducto de la vocera del Senado ruso, Valentina Matvivyenko, hizo saber que las sanciones contra Rusia por la crisis de Ucrania son un intento de “ejercer presión sobre Estados soberanos para cambiar su posición y debilitarlos y suprimir su desarrollo”.
De igual manera, el lunes 22 del mes en curso Xi ordenó al Ejército de Liberación Popular elaborar planes para “mejorar su preparación para el combate y afilar su habilidad para ganar una guerra regional en la era de la tecnología de la información”.
Es decir, China y Rusia han reaccionado como si hubieran leído la Eneida del poeta romano Virgilio:
“La dura necesidad y la novedad de mi reino, me obligan a hacer tales cosas y vigilar mis fronteras en todas partes”
Esto lleva a conjeturar que los verdaderos objetivos de los Estados Unidos en Siria son: deponer a Bashar al-Asad pues el eje Hezbolá-Siria-Irán es una amenaza mortal para el principal aliado de los norteamericanos en la zona: Israel; y eliminar la presencia rusa de la base naval de Tarso, en el Mediterráneo oriental, para así apropiarse de los recursos energéticos en la zona.
Todo lo demás son eso: simples fábulas texanas.
Aide-Mémoire.- Con el referéndum en Escocia, el Reino Unido le dio una lección de democracia al resto del mundo.