- Con los aerodrenes se espera disminuir un 40% de humedad para el mes de abril
- El zaguán, la librería, videoteca y galería no formaron parte del proyecto de restauración
El pasado 23 de agosto, en este mismo medio, se presentó una muestra de las afectaciones que presentaba el recinto histórico Casa Terán a causa de las lluvias, tras semanas en busca de una respuesta y explicación técnica del arquitecto encargado de la obra, el secretismo de las autoridades del Instituto Cultural evitó que se lograra el contacto, sin embargo, otro de los profesionistas que fueron parte de la obra de reconstrucción del inmueble aceptó dialogar con La Jornada Aguascalientes ya que indicó no haber ningún trabajo ilegal, “todo se hizo conforme a lo establecido en el contrato, fuimos revisados por la Sicom, el ICA y el INAH”.
Jorge Villanueva Clavel, quien fungió como arquitecto proyectista, explicó que el proyecto estuvo basado en tres etapas: el levantamiento arquitectónico, proyecto ejecutivo y la restauración.
El estudio y elaboración del proyecto se llevó cuatro meses, iniciaron en septiembre y concluyó en diciembre del 2012, de ahí por parte de la Secretaría de Infraestructura y Comunicaciones (Sicom) se comenzó el proceso de estudio en costos junto con la aseguradora y el ICA, de abril a junio; para los primeros días de agosto se le fue adjudicada la obra a José Luis García, ccomenzándola el 19 de ese mes del 2013 y entregando la obra el 15 de abril del 2014.
Al presentarle el proyecto a la aseguradora, ésta aclaró que sólo pagaría la parte afectada por la explosión, por lo que el contrato no incluía la parte de la librería, el zaguán, las videotecas, la galería y la parte trasera junto con los baños, no se tocó en la obra; “en una plática después de la entrega oficial, se acordó que el ICA tenía que arreglar y reparar todo aquello que no había contemplado el proyecto de la aseguradora”, es así como los encargados de la obra de reconstrucción no se responsabilizan por las afectaciones de humedad que se observan en casi todo el recinto.
“Esa casa siempre ha tenido humedad que viene del subsuelo y que ha costado mucho trabajo, por lo menos en la parte que me tocó resolverla, porque los materiales son de adobe y piedra”, ambos tienen una condición natural que por sí solos siempre están transpirando, por lo cual se decidió incrustarle a los muros una serie de aerodrenes, que son una especie de tubos de barro que se colocan en los interiores del muro para que transpire y vaya sacando la humedad del subsuelo; este problema se platicó con el INAH desde el mes de enero aprobando que los tubos eran la única solución técnica para la humedad.
En el manual de mantenimiento que se entregó el 15 de abril se manifiesta que todas estas situaciones iban a ocurrir, por lo cual se sugería que los procesos de mantenimiento se hiciera cada seis meses los dos primeros años y posteriormente una vez cada año. Se estableció una garantía por parte del arquitecto encargado, donde a los seis meses se haría una evaluación y regresaría al año para reparar aquellos daños que se hayan ocasionado por la obra; a esta parte se le llama “vicios ocultos”.
Muro separado en la librería
Al cuestionarle sobre la separación del muro ubicado al interior de la sala infantil de la librería, indicó que es parte del proceso natural del muro, “el adobe trabaja de una manera no muy fácil de manejar”; lo primero que se revisó fueron los desplomes (pérdida de verticalidad) que los muros presentaban, junto con dos peritos (estructural y de obra civil), el diagnóstico señaló que todos tenían una tendencia a desplomarse ligeramente por el material natural utilizado.
Al detectar el desplome se colocó una grapa para evitar que se separara pero como por naturaleza los muros con el calor se expanden y con el frío se contraen, las grietas y fisuras son normales, “no se podía meter concreto porque no hay compatibilidad de material”.
Las azoteas tampoco entraban en el proyecto pero fueron impermeabilizadas, al retirar el material antiguo y dejar una base de jabón alumbre (sistema tradicional); en la losa de la videoteca se percataron de la aparición de una fisura estructural a la cual los peritos aprobaron ser reparada, “todo mundo sabía que había afectaciones que no estaban en el proyecto y que el ICA debía gestionar otros recursos para arreglarlos”.
Según su experiencia, el arreglo de los muros afectados por la humedad y filtraciones tardaría entre ocho y diez semanas aunque el estudio debe ser muy minucioso para evitar que se afecte lo ya trabajado.
El problema es que la humedad atrasa mucho los procesos de restauración, en el caso de la obra pasada, cinco especialistas de la Ciudad de México trabajaban jornadas de 16 horas junto con los artistas plásticos, quienes después de horas de pintar a la semana aparecían las manchas de humedad, “hay una humedad excesiva en la biblioteca, videoteca y galería que no se eliminará en corto plazo”, los aerodrenes son una herramienta técnica que ayudará a la disminución de ella pero a largo tiempo. Aproximadamente para el mes de abril la humedad se verá reducida en un 40% y conforme pase el tiempo se irá aminorando.