- Entrevista a Iván Farías, sobre Entropía Remix
- Reedición de once cuentos que nos recuerdan al cine de terror, al cine de categoría B
Los once cuentos reunidos en el libro Entropía Remix (Nitro/Press, 2014) nos recuerda que en muchas ocasiones la supuesta tranquilidad esconde en sus fauces la semilla del caos y de la violencia. Nada es lo que parece en los cuentos que el escritor Iván Farías (Ciudad de México, 1976) nos presenta en este libro de cuentos publicado a principios de año. La violencia, la soledad, la extraña sensación de que todo se encuentra a punto de desmoronarse, dan el ambiente adecuado a la prosa de Farías, cargada de un humor negro corrosivo que desentraña las patologías de este mundo contemporáneo en el que lo que prevalece es una superficialidad cargada de deseos frustrados por encajar y darnos la vida de nuevos ricos que nos promete la publicidad. Una vida a la cual muy pocos podemos acceder, por lo que nos vamos quedando con la sensación de derrota, como la que acompaña a la mayoría de los personajes que confirman el universo de Entropía Remix.
El autor, Iván Farías, es colaborador de revistas como Playboy, Replicante y ha sido antologado en libros como Lados B, de la editorial Nitro/Press y Bella y brutal urbe (de Editorial Resistencia), además de haber publicado dos libros de cuentos anteriores a Entropía Remix, que como su nombre bien nos indica es una recuperación de un libro homónimo publicado en el 2004 que no tuvo una distribución adecuada, y que el autor ahora recupera para traer hasta nosotros esta mezcla en donde los subgéneros literarios como la fantasía, la ciencia ficción, la serie B (ésta más cinematográfica que literaria pero igualmente presente en cierta tradición literaria), la novela negra, se confunden para presentarse en medio de una cotidianidad espesa en la que los sueños y las pesadillas se pueden confundir fácilmente. Una cotidianidad en la que el aburrimiento también permite que los fantasmas y los miedos aparezcan con mucha mayor rapidez de lo que supondríamos. Una cotidianidad de ciudad pequeña que le sirvió al autor para contarnos los secretos oscuros que pululan en esas calles aparentemente tranquilas y sosegadas:
“El libro salió editado por el Gobierno del Estado de Tlaxcala hace exactamente diez años. El proceso de edición fue malo, como suele suceder en la mayoría de los fondos estatales que más que querer producir libros, desean tener números para el informe anual. Había un encargado de la edición que brilló por su ausencia, no se corrigió, no se editó, ni ISBN tuvo. Cuando salió lo único que pude controlar fue la portada. De todos modos el libro recibió buenas críticas e incluso en el Colegio de México y en la Universidad Veracruzana fue motivo de un par de estudios. Pero tal vez lo más importante es que se encontró a lectores. No muchos pero sí varios me escribieron en el correo electrónico, que era la forma de comunicarse en los tiempos previos a las redes sociales. Gracias a eso fue que se me quedó la espinita de reeditarlo. Fue gracias a que un día me encontré a Mauricio Bares en Puebla que todo comenzó a tomar forma. Bares es un gran editor. Cuando decidió sacar mi libro se lo tomó en serio. Él trabaja de noche, así que me hablaba ya casi de madrugada para preguntarme sobre una frase, sobre a qué me refería con tal o cual cosa. Fue un proceso largo pero muy emocionante. Quedaron fuera algunos cuentos y entraron otros. Entropía sigue teniendo la misma fuerza pero creo que quedó mejor”, nos comenta el escritor en entrevista.
Javier Moro Hernández (JMH): Son cuentos que nos recuerdan al cine de terror, al cine de categoría B, quería preguntarte justo sobre la influencia del cine en tu obra narrativa.
Iván Farías (IF): Pues el cine siempre ha estado presente en mi vida. En mi colonia fuimos de los primeros que tuvimos un proyector de 8 milímetros gracias que teníamos familia en la frontera. Luego llegaron los videoclubs y mi gusto cinematográfico nunca se vio dañado por las cintas de festival. No creo que el ver mucho cine sea algo que me haga mejor persona que otra o más inteligente. Para mí el cine es la vida misma. Trato de estar al tanto de lo que va saliendo y busco lo clásico. Pero el cine de terror, de cualquier clase y el de acción siempre ha sido de mi preferencia. En Entropía se mezcló inconscientemente el videohome, el cine de bajo presupuesto gringo y claro, el cine casposo. Yo estoy más cerca de los guionistas que de los novelistas. Aunque entre cineastas me siento raro y lo mismo me pasa cuando estoy entre escritores. Siempre estoy fuera de sitio.
JMH: Justo uno de los cuentos, el que lleva por título “¿Cuántas veces me he ido caminando a casa?” es un viaje de terror (por llamarlo así) de un cinéfilo que sale tarde del cine, para encontrarse con los miedos creados por la pantalla, es perseguido por un monstruo ficticio y se enfrenta a los clichés que todos hemos visto en la pantalla. En este cuento juegas con los estereotipos creados por el cine, lo cual se me hace muy interesante. ¿Cómo fue trasladar esos miedos típicos del cine de serie B a la literatura?
IF: Sí, es una descripción fantasiosa de lo que eran mis tardes en los cines viejos con programas dobles. Cuando existía Cotsa y los cines tenían gayola. Es curioso, la dueña de un cine por donde vivía tenía cierta fijación conmigo y me deja pasar gratis, así que mi dieta cinéfila creció mucho. Entonces, mientras esperaba que cambiaran los rollos de una a otra película me imaginaba todo tipo de historias. Una de ésas era qué pasaría si el monstruo de una película se saliera de la pantalla. Además es una carta de amor al cine de antaño.
JMH: A pesar de que los cuentos tienen una atmósfera urbana, fueron escritos con la intención de demostrar el aburrimiento que se puede vivir en una ciudad pequeña. Eso es algo que me llamó la atención de alguno de los cuentos, justo esta sensación de cápsulas de tiempo, pues las historias de algunos de los cuentos nos cuentan justo eso, la cotidianidad de los personajes, la soledad en la que viven.
IF: He sido un tipo solitario. Busco a las personas para luego escaparme. Prefiero estar solo en el cine o leyendo. Me harto de la gente. Cuando vivía en Tlaxcala me iba al parque con un six y veía a la gente. (En Tlaxcala se podía beber en la calle sin que nadie te molestara.) Siempre llegaban amigos o conocidos que te contaban sus tristezas, sus penurias y acababa por beber en la casas de personas desconocidas. Ese despertar en lugares extraños fueron los que me hicieron idear historias. Sumado a la dieta constante de cine.
JMH: Terror, fantasía, novela policiaca, podríamos decir que Entropía Remix se alimenta de lo que se ha dado en llamar como subgéneros. Cuéntame un poco sobre esta búsqueda narrativa en estos géneros tan maltratados por cierta parte de la crítica y de dónde surge este gusto por ellos.
IF: En casa leían mucha novela, pero también mucha historieta. Me acuerdo de El Extraño pero cierto, El libro rojo, la revista Duda y muchos libros de terror que estaban a mi alcance (Dean Koonz, King, Barker, Bloch). Para mí nunca fueron géneros menores. Para mí era simple y llana literatura. Fue en un taller literario donde me hicieron saber que mis compañeros eran superiores moralmente porque leían otras cosas y no libros con monstruos en la portada. A mí me importó poco. Sigo leyendo lo que leo con la salvedad que incorporé libros nuevos.
JMH: Una de las cosas que me llamó la atención es que algunos cuentos abordan el tema policiaco, ya sea que aparezcan personajes que podemos identificar como policías (como en el primer cuento) o que conozcan los métodos de la policía. Son tipos oscuros y violentos y justo esta violencia me llama la atención porque sí rompe con la temática de otros cuentos.
IF: Un tío mío fue policía, estaba en Palacio Nacional y luego fue guardia de seguridad. Siempre viví de cerca las cosas policiacas. Siempre me ha gustado el noir. El noir y el terror tienen vasos comunicantes. La sordidez, la oscuridad, las cuestiones morales de pagar lo que se debe. Los policías deben ser brutales. No hay policías nobles. El que trata con monstruos acaba siendo uno de ellos. Mis policías son de videohome, son todos ellos variaciones de El Bulldog, ese personaje encarnado por Jorge Reynoso en la película dirigida por Luis Cristian González Morfín.
JMH: Quería preguntarte sobre el humor negro que mantienes en varios de los cuentos.
IF: El humor es parte de mí. No puedo ver el mundo sin un poco de humor. Pero mi humor es cruel, por eso disfruto a Saki, a Birce. El humor negro es corrosivo, es incómodo, molesta. Por eso me gusta.
JMH: Por último Iván, ¿en qué andas trabajando actualmente?
IF: Trabajo en un par de proyectos. Una es una novela policiaca sobre un tipo que desea robar un banco. Es una caper, una historia que narra el proceso de planeación de un robo. El otro es un libro de cuentos de terror. Y bueno, tengo un libro de cuentos ya terminado que se llama Kamikaze.