¿Quiere ver el futuro del país? me dice el taxista. Entre a cualquiera de estos bares del Centro
Cuando leí esta frase en twitter pensé de inmediato en esos “filósofos” de bar que discuten sobre los problemas del país y del mundo, dando soluciones entre copa y copa, hasta que el alcohol ya no los deja pensar y acaban diciendo cosas sin sentido. Sin embargo, cuando la volví a leer me di cuenta que en realidad el taxista, que sí era un auténtico filósofo y bastante sabio, tal vez aludía al empobrecimiento de la gente que mata sus neuronas embriagándose, drogándose o ambas cosas al mismo tiempo y que lamentablemente cada vez es más frecuente entre los jóvenes.
Casualmente en estos días tuve la oportunidad de ir a una fiesta de boda, así que cuando leí el comentario del taxista no pude evitar asociarlo a lo que viví y es por ello que tuvo tanto significado para mí. En esa fiesta, aún no era demasiado tarde y muchas de las amigas de la novia ya estaban borrachas, vomitaban en el baño para luego quedar tiradas en los sillones del mismo, cual piltrafas humanas y dando un espectáculo lamentable. No entré al baño de hombres, pero imagino que el espectáculo habrá sido similar, aunque dicen que los hombres aguantan más el alcohol. Sin embargo, lo más lamentable de todo es el poco respeto que estaban teniendo por su cerebro y por su cuerpo en general.
Una chica que no tendría ni 18 años me explicaba que ella bebía, pero no se le subía porque también tomaba mucha agua. Otra la contradecía opinando que era mejor comer y así el alcohol no tendría el mismo efecto. Una tercera intervino diciendo que el problema era mezclar muchas clases de bebidas alcohólicas. Yo alucinaba escuchándolas. Hablaban y hablaban contando sus experiencias exitosas sobre el manejo del alcohol y todos los trucos al respecto, pero ninguna intervino para explicar que la mejor manera de evitar la borrachera era no beber tanto para que así pudieran disfrutar la fiesta con los cinco sentidos.
No era la primera vez que veía esto y no es mi intención dar un discurso moralista acerca del comportamiento de estos chicos, como tampoco lo es emitir un juicio de valor sobre la educación y el ejemplo que les habrán dado sus padres, que desde luego es muy importante. Mi preocupación en este caso era, como dije antes, el poco respeto que manifestaban por su persona y por un cuerpo que los acompañará el resto de sus vidas y en el caso de las mujeres es más grave porque algún día querrán tener hijos y con estos excesos no se están preparando demasiado bien. “Adquirir desde jóvenes tales o cuales hábitos no tiene poca importancia: tiene una importancia absoluta”, dijo sabiamente Aristóteles.
Si el futuro del país son los jóvenes, creo que la sociedad no está haciendo nada por cuidarlo. La educación es cada vez más light y menos reflexiva. Se enfoca más en prepararlos para el trabajo que en hacerlos pensar. Tampoco hace nada por desarrollar su fuerza de voluntad. Los contenidos de la TV los mantiene atontados entre futbol, telenovelas y programas que en nada desarrollan su intelecto. Cada vez se promueve más la educación superior pero no se crean puestos de trabajo para ellos y el poco que existe es para explotarlos con un sueldo de miseria. El alcohol y las drogas las tienen a su alcance sin ninguna dificultad, envenenando su mente y su cuerpo. Y las nuevas tecnologías las han reducido al uso de las redes sociales.
“La juventud es la edad de los sacrificios desinteresados, de la ausencia de egoísmo, de los excesos superfluos”, decía Vicente Blasco Ibáñez y tenía razón, lo malo es que los excesos de los jóvenes actualmente no parecen ser tan superfluos. Quiero pensar que esos espectáculos que me ha tocado ver últimamente son excepciones y que la gran mayoría de los jóvenes de nuestro país se divierten con responsabilidad, estudian, se esfuerzan y se preparan a conciencia para tomar las riendas del desarrollo. Quiero creer que, a pesar de la educación tan deficiente y el contexto caótico en el que le ha tocado vivir, usarán la fuerza que les da su juventud para cambia el mundo y hacerlo mucho mejor. De no ser así, el futuro del país y del mundo será muy poco alentador.
Existe una gran difusión alrededor del cuidado que debemos tener por el medio ambiente e inclusive nos asustan con el cambio climático provocado por el daño que el hombre le está haciendo al planeta; pero no veo la más mínima movilización ni señal de alarma acerca del daño que la deficiente educación, la desintegración familiar, la pobreza, el crimen organizado, el alcohol y la droga están causando en nuestros jóvenes.
No creo que el mundo se acabe por un cataclismo, una guerra nuclear o por no cuidar el medio ambiente, lo que sí parece mucho más probable es que se acabe porque los seres humanos no fueron capaces de respetarse a sí mismos y volvieron su cuerpo y su mente un cascarón vacío. Si no cuidamos a nuestros jóvenes, ya podemos imaginarnos cuál será el futuro de nuestro país. Georges Bernanos, escritor francés, dijo: “Cuando la juventud pierde entusiasmo, el mundo entero se estremece”.
Twitter: @petrallamas