El Centenario de la Convención en Aguascalientes, como crisis de conciencia política / De política, una opinión - LJA Aguascalientes
22/12/2024

Desde hace ya tiempo, desde diferentes sectores de la sociedad particularmente el académico, se viene advirtiendo de la baja atención que está poniendo el gobierno del estado en la celebración del centenario de la Soberana Convención Revolucionaria de Aguascalientes; es otra celebración fundamental de las que, a partir del año 2010, se vienen haciendo en el país, con motivo del segundo centenario de la Independencia y del primer centenario de la Revolución Mexicana.

Desde hace ya tiempo también, se ha venido observando en la actual administración estatal, la regresión democrática que ha venido aplicando a la sociedad aguascalentense, en diversos campos de su vida; traigo a colación la celebración que llevó a cabo el pasado año 2013, cuando conmemoró el centenario del fallecimiento de José Guadalupe Posada, grabador, ilustrador y caricaturista.

Fue evidente, desde esta perspectiva, que el acento de la celebración, tan insistentemente mencionada a través de la propaganda gubernamental, a través de todos los medios de comunicación durante los doce meses del año, se centró en el ámbito artístico, dejando de lado, prácticamente, el ámbito crítico político y social; Posada, no lo podemos pasar por alto, utilizó la caricatura y los grabados, en la prensa escrita de su tiempo, para hacer una sentida crítica política y social, de manera abierta, hacia los gobernantes de la época.

Parece ser que la dinámica política aplicada por el gobierno del estado (que, ciertamente, está confirmando que no tiene en mente otra idea política democrática, más allá de su mención en el discurso), está enfrentando una crisis de conciencia ante la celebración del Centenario de la Convención, debido a su significado altamente democrático y plural.

El proceso de análisis de la presente reflexión llegó a un punto de claridad en su esquematización, con la lectura del valioso reporte escrito por Fermín Ruíz E. Muñoz en La Jornada Aguascalientes (15 de septiembre), “Centenario de la Convención Revolucionaria debiera incentivar diálogo entre gobierno, academia y sociedad”, con la entrevista que hizo al catedrático investigador de la UNAM, Pedro Salmerón; el académico criticó las incipientes acciones del gobierno para celebrar el suceso, además de que “destacó que los programas se enfocan en promover todo aquello que no tenga que ver con el debate de las ideas, sino solamente con cuestiones protocolarias, representaciones que no contextualizan el fenómeno con la actualidad y poniendo especial atención en banalidades de infraestructura”.

La pregunta ahora es, ¿cómo podemos establecer la crisis de conciencia política de la administración estatal, con ocasión de la celebración del centenario de la Convención? Primeramente señalemos que la Convención reunió a los grupos políticos que se encontraban en disputa por el poder, después de haber vencido y sacado de la presidencia del país al impostor y dictador Victoriano Huerta; es decir, en Aguascalientes se reunieron tres grupos políticos, dos de ellos -los de Francisco Villa y Emiliano Zapata- enfrentados al grupo dominante, que era el encabezado por Venustiano Carranza, Primer Jefe del Ejército Constitucionalista.

Uno de los valores políticos de la Convención fue, precisamente, la reunión de esas fuerzas, en un diálogo para la búsqueda de alternativas conjuntas de gobierno; significó, por lo tanto, la disposición de escuchar las ideas de los otros y la exposición de las propias, elementos fundamentales de la conmemoración del centenario. Esta es la parte de la Convención.

Pasemos ahora a la parte del gobierno estatal. En la cotidianidad política aplicada por la administración se pueden observar varias líneas significativas: la exclusión rutinaria de las fuerzas políticas en la dinámica gubernamental, haciendo valer solamente a la fuerza política propia, el PRI -acompañado del PVEM, para sostener discursivamente que tienen pluralidad- (un indicador lo podemos tomar de la presencia de políticos de oposición en los presídium de las ceremonias cívicas); los medios de comunicación públicos presentan también una mecánica partidizada, siendo utilizados para anunciar acciones del PRI -como la recolección de firmas para la consulta popular de plurinominales- y para sobredimensionar los ‘baches’ de las calles de las ciudades de Aguascalientes y Jesús María, gobernados por el PAN; el incesante intento de intervenir en la vida interna de otras instituciones, para poder imponer los propios criterios, siendo el último el de la reelección -frustrada- del dirigente del Consejo Coordinador Empresarial.

La crisis de conciencia política de la administración estatal se configura, entonces, ante el imperativo de festejar el centenario de la Soberana Convención Revolucionaria de Aguascalientes, con su diversidad de fuerzas militares, y la incompatibilidad propia en la pluralidad democrática; el efecto de la crisis ha desembocado en que ‘no les nace’ o no tienen mayor idea de cómo celebrar el acontecimiento.


El gran recurso utilizado, observado más bien como ocurrencia -por la forma como se decidió y se está realizando-, es la remodelación de la Plaza de la Patria (en la que, seguramente, el antiguo Hotel Río Grande será una nueva referencia turística por como ahora se observa); cabe mencionar, sin dejar de lado, la aportación conmemorativa que están realizando las estaciones de radio y televisión de la administración, con la serie de memoria histórica ‘De las armas a las normas’, en que los sonidos de ambientación nos dejan en el año de 1914, sin concluir algún beneficio para nuestro presente (no obstante que el proceso histórico de la Convención no se dio en el sentido mencionado, sino más bien, continuó con la guerra entre los grupos).

Pregunta final: ¿será ocasión, la conmemoración del primer Centenario de la Soberana Convención Revolucionaria de Aguascalientes, para que en la sociedad de Aguascalientes vivamos el regreso a la democracia y a la pluralidad políticas? Pronto iniciará el proceso electoral de 2015 para renovar las quinientas diputaciones federales, y estamos ya en camino -en los hechos- para la elección del próximo gobernador del estado, en 2016; ¿viviremos un nuevo ambiente político-electoral?, o seguirá siendo como han sido los casi cuatro años del actual gobierno.


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