Cantinflas, entretenimiento ligerito - LJA Aguascalientes
23/11/2024

La verdad es que yo estaba un poco prejuiciada ante esta cinta, y a diferencia de lo que me pasa con la mayoría de las producciones mexicanas, que quiero que me gusten y salgo desilusionada, con Cantinflas estaba más que convencida a odiarla ¿y qué creen? no fue así, salí del cine contenta y gratamente sorprendida.

Como sucede en la historia que este largometraje presenta, el cual apreciamos en dos periodos distintos de tiempo, los 30 y los 50 -ya les hablaré más de esto-, a mi gusto Cantinflas como producción se divide también en dos partes: una que asombra con la calidad que muestra en aspectos que van desde la fotografía, la iluminación, vestuarios, ambientación, y hasta la actuación del protagonista. Y otra, la que engloba la sustancia de la película, es decir, el guión, la edición y la dirección, que se quedan muy cortas, o que, cuando menos, salen debiendo mucho, tanto al público como a la propia figura a la que homenajean.

Y es que con el guión parece que se quiso matar a dos pájaros de una pedrada, darle gusto a la audiencia nacional, al tiempo que se intentaba cautivar también a los extranjeros para aumentar la concurrencia en las taquillas tanto aquí en México, como en Estados Unidos, y la verdad es que, al final, creo que no se satisfizo totalmente ni a unos, ni a otros.

El filme comienza en los años 50, en Hollywood, mientras acompañamos al director independiente, Mike Todd, en sus azarosas negociaciones por echar a andar su proyecto de película La vuelta al mundo en 80 días, con la que busca competir contra millonarias producciones de importantes estudios (Una de las partes más atractivas de esta cinta es el recuento, que a manera de antiguo noticiero fílmico, se hace de la situación en esos momentos en Hollywood). Por alguna razón, el ejecutivo que está apoyando este proyecto, tiene especial interés por que participe en ella el reconocido comediante mexicano, Mario Moreno.

Por otro lado, nos situamos en los años 30, cuando un joven Mario llegó a Veracruz en busca de fama y fortuna, primero como boxeador y, posteriormente, como barrendero, ayudante, torero y actor.

El resto de la proyección estaremos viajando de una década a otra mientras atestiguamos, por un lado el surgimiento del ídolo, y por el otro, el de un clásico del cine norteamericano. Esta manera de contar la película permite que fluya ligera y que la experiencia resulte dinámica, atractiva y entretenida para la audiencia, desafortunadamente este flujo no es continuo, a veces la historia sufre por escenas demasiado largas pero sin profundidad ni sustancia, mientras que otros momentos que se adivinan importantes y hubieran requerido una visita más prolongada -como el salto de Cantinflas de la carpa al teatro y la manera en que esto incidió en su relación con Shilinsky, o el conflicto de los sindicatos y la lucha de los actores que estuvieron a punto de enfrentarse a balazos-, quedaron reducidos a meros instantes o anécdotas contadas como al pasar.

El trabajo de Óscar Jaenada como el mimo mexicano, el cual ha levantado apasionadas reacciones entre el público y los críticos de cine, que van desde la más aguerrida defensa, hasta la más recalcitrante y xenofóbica crítica inflamada de ardor nacionalista; merece una mención aparte, pues es -duélale a quien le duela- impresionante, por decir lo menos. Pues no se trata sólo de una imitación como muchos afirman, ni de una interpretación propia del ídolo, sino de una verdadera actuación, un respetuoso homenaje que tuvo que haber costado, al actor y al equipo de producción, sangre, sudor y lágrimas, y a quien lo dude, lo invito a que escuche hablar a Jaenada como él mismo para que entienda el esfuerzo que tuvo que haber dedicado a su personaje.

Sin duda alguna, Cantinflas no es la mejor producción mexicana de la historia, pero sí de lo mejorcito que ha salido de los “hornos” nacionales en un buen tiempo, y si de seguro no va a ganarse un Oscar, cuando menos servirá para entretenernos un rato y proporcionarnos tema de conversación para más de dos reuniones con amigos.

Para todos aquellos que aman el cine y que pintan su raya ante las producciones en las que aparecen Adal Ramones, estén tranquilos, pues en Cantinflas ese personaje hace solamente un insustancial cameo.


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Productor: J. Edward Reynolds: Director: Sebastián del Amo: Guión: Edui Tijerina y Sebastián del Amo; Fotografía: Carlos Hidalgo; Música: Aleks Syntek; Elenco: Óscar Jaenada, Michael Imperioli, Ilse Salas, Bárbara Mori, Ana Layevska, Luis Gerardo Méndez, Gabriela de la Garza; Duración: 1 hora 46 minutos.


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