Por: Sylvia Garfias
De entre todos los buenos, el mejor. Ésa es y será la directriz sobre la que actuará el Partido Acción Nacional de cara a los siguientes procesos electorales.
2015-2016 representa no sólo tres distritos electorales con igual número de curules en la Cámara Baja del Congreso de la Unión, o las posiciones en la renovación del Gobierno del Estado, los Ayuntamientos y el Congreso Local; lo que está en juego es el futuro de Aguascalientes en los próximos 25 años.
La necedad de los gobiernos priistas por no convertir en políticas públicas la necesidad y demanda social, y la forma cercana de actuar por parte de las administraciones panistas, hoy más que nunca, obliga a que en Aguascalientes haya alternancia pues su sociedad merece algo más que el autoritarismo y la demagogia.
El “resurgimiento” del dinosaurio fue posible de manera momentánea en virtud de que, por casi tres lustros, las nuevas generaciones que se sumaban a la lista electoral sólo tenían referencia de los gobiernos de Acción Nacional.
En la naturaleza humana de mejorar constantemente, de exigir siempre un buen gobierno y buscar ser perfectibles, ante la cero referencia de gobiernos emanados de una política vertical del pasado y también, por qué no decirlo, los errores cometidos por algunos gobernantes, se abrió paso a esta política: la del partido “totalmente Palacio”.
Sin embargo, bastaron cuatro años del gobierno estatal y seis de ayuntamientos plagados de corrupción, desde la cabeza a los pies, para que la gente (aquellas nuevas generaciones que “creyeron” en sus fantasías y que hoy son hombres y mujeres jefes de familia) haya tenido la experiencia para comparar dos tipos de gobierno. Hoy saben que la diferencia entre el autoritarismo y la sensibilidad en los gobiernos sí existe.
Por lo anterior, hoy más que nunca la responsabilidad del PAN es de suma importancia pues tiene ante sí el reto de no fallar a la sociedad y exigir de todos los buenos, al mejor.
Estoy segura que la inercia convertida en sinergia a últimas fechas lograda por los liderazgos, se mantendrá firme en el timón y los acuerdos propiciarán que cada cual desde su trinchera, responsabilidad y ámbito de su competencia, aportarán para consolidar una propuesta de gobierno que se encuentre a la altura de los retos.
Y que además, hay que señalarlo, son mayúsculos ante el estancamiento que ha registrado la entidad en los últimos años pues en cada obra y hecho, no sé si por “extraña” casualidad o su realidad en pleno, siempre hay sesgo de corrupción.