- Para Luciano Ramírez Hurtado, la Convención tuvo al menos seis etapas
- Los revolucionarios comenzaron un fin común, pero conforme pasó el tiempo, se distanciaron por problemas personales
Mucho se ha hablado de la Soberana Convención Revolucionaria y su énfasis en Aguascalientes, pero ¿realmente qué pasó hace 100 años? El secretario de investigaciones y posgrados del Centro de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA), Luciano Ramírez Hurtado, compartió un poco de sus conocimientos e investigaciones sobre el tema, ahora que se está celebrando el centenario de tal hecho histórico.
Desde el inicio, lo que se trataba de hacer era derribar el régimen del general Victoriano Huerta, quien era considerado por los constitucionalistas como ilegal; se luchó en contra de un enemigo común pero al cabo de varios meses, cuando lograron el triunfo, se elevaron los conflictos internos entre los jefes revolucionarios, particularmente entre Francisco Villa -de la División del Norte- y Venustiano Carranza, primer jefe y encargado del ejecutivo de la revolución constitucionalista.
Las diferencias respondían a distintos motivos pero principalmente a cuestiones de personalidad y de cultura política; uno había sido hacendado, exgobernador y senador, mientras que el otro era una cuatrero delincuente pero líder nato. “Hubo una serie de acontecimientos que fueron distanciando aún más a estos dos personajes”. Desde que Villa era gobernador de Chihuahua, a Carranza le molestaba la popularidad y medidas revolucionarias que tomaba Villa yendo a dicho estado a sembrar discordia entre los revolucionarios. En la ocupación del puerto de Veracruz por parte de los marines norteamericanos en abril de 1914, se observaba la molestia de Villa por tratarse de una violación a la soberanía nacional, pero que Carranza lo veía con buenos ojos.
Cuando se decidió que los revolucionarios tomarían Zacatecas, Carranza le ordenó a Villa que mandara parte de su ejército, y es el 23 de junio cuando se le abrirían las puertas a los revolucionarios para ir sobre la Ciudad de México y destruir el régimen huertista; finalmente Huerta renuncia y se va del país el 15 de julio, pero ya se observaba un claro rompimiento entre la División del Norte y Carranza.
“Hubo lo que se llamó las pláticas de Torreón, a principios de julio a iniciativa de varios generales de la División del Noreste, es ahí donde se habla de una convención donde los revolucionarios se reunieran para ponerse de acuerdo respecto a las elecciones próximas y la forma de gobierno que regiría el país”, los de la División del Norte propusieron que ya no participara Carranza en las elecciones, pero no se siguió su solicitud.
El 4 de septiembre manda una orden a los gobernadores y generales diciendo que se tenían que presentar el primero de octubre en la Ciudad de México para acudir a una junta de jefes constitucionalistas, “Carranza siempre quiso darle el carácter de junta consultiva a esa convención, pero el resto no”; a dicha junta no quisieron acudir los villistas ni los zapatistas, por lo que se trató de una reunión un poco representativa pues sólo había gente adicta al primer jefe Carranza.
Antes de eso, se había formado una Comisión Permanente de Paz en la que participó Rafael Boena y Álvaro Obregón pues les preocupaba que se fuera a pelear entre sí y en caso de que eso sucediera, la Comisión pudiera servir para parlamentar entre ellos y lograr un arreglo pacífico.
“Carranza ya había prometido que iba a renunciar al cargo en la junta de la Ciudad de México el 3 de octubre, pero ahora sabemos que fue una especie de teatro y que realmente no pensaba renunciar, sino que como eran puros adictos a él porque le debían favores, intervino Luis Cabrera, un intelectual civil, para atemorizar a los convencionistas diciendo que de renunciar Carranza se quedarían sin jefe de la revolución y causarían un caos tremendo”, al escuchar tal proyección se le solicitó a Carranza mantenerse en el puesto.
Tras este hecho, ya acordó que se reunirían el 10 de octubre en la ciudad de Aguascalientes por tratarse de un lugar neutral donde no habían ocurrido batallas y la gente no participaba casi nunca en la cuestión pública, además de que era una ciudad completamente comunicada por el ferrocarril.
El 5 y 6 de octubre los trenes comenzaron a llegar repletos de convencionistas y para el 10 de octubre reanudaron las sesiones. Aquí sí llegaron los villistas y carrancistas así como los zapatistas del ejército libertador del sur; discutieron si la convención era soberana o no porque ya había algunos tiroteos entre los revolucionaros en Sonora y Morelos. Ya que el Órgano Supremo de la Nación estaba por encima del primer jefe Carranza, el 14 de octubre finalmente alguien propone que se declare soberana y se firma por los convencionistas, en el blanco de la bandera, el juramento de acatar y hacer que se cumpla lo que se acuerde en las deliberaciones de la Soberana Convención.
Para Luciano Ramírez Hurtado, la convención tuvo al menos seis etapas, inició en la Ciudad de México, continúa en Aguascalientes, se regresan a la Ciudad de México -ya divididos los grupos-, regresan a Cuernavaca y a Toluca, donde se dividen los Villistas y Zapatistas, para regresar todos a Morelos y se proclama un documento llamado “Programa de reformas político sociales de la revolución”, el cual es el concentrado de todo lo que se había venido discutiendo en los meses previos.