Con frecuencia, el rector y demás funcionarios de la Universidad Autónoma de Aguascalientes hacen gala de la autonomía de que disfruta la institución. Sin embargo, hay señales que indican claramente que en ese terreno hay fisuras por las que esa supuesta cualidad autonómica hace agua. Veamos:
NO RECOMENDADOS. El Viernes 25 de Julio apareció en la página 7 de este diario una entrevista hecha por nuestro compañero Javier Rodríguez Lozano al gobernador Carlos Lozano de la Torre, bajo el título: La Autónoma de Aguascalientes no aceptará recomendados, acuerdan gobernador y rector.
En el párrafo medular, el gobernador expresó: Y pactamos con el señor rector que buscaríamos no hacer ni una sola solicitud para que si alguien quedó afuera pudiera entrar. Principalmente porque hay muchos muchachos que… no estudiaron, no estuvieron al nivel, y luego con calificaciones y promedios muy bajos desean entrar porque son parientes, amigos o conocidos de alguien.
¿CUÁNTOS RECOMENDADOS? Si el rector llegó al extremo de pedirle al gobernador que ya no le mande más estudiantes recomendados es porque el tamaño del problema debe ser muy grande. Y si lo vemos en perspectiva ¿cuántos estudiantes bien calificados en los exámenes de admisión se quedaron sin ingresar durante cuarenta años (que no 41) para dar lugar a los que, al no poder con el examen o no querer someterse a él, recurrieron a las influencias de un burócrata? Esto se llama
CORRUPCIÓN. Der. En las organizaciones, especialmente en las públicas, práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores. (Diccionario de la lengua española). Y yo agrego: con el daño equivalente para los afectados.
¿CALIDAD SUPREMA? ¿Y es así como la UAA ha obtenido la prodigiosa calidad de la que tanto han hablado sus administradores durante todo ese tiempo?
Por otra parte, el acuerdo mencionado es impreciso pues el ofrecimiento del gobernador no es en el sentido de cancelar tajantemente todo tipo de recomendaciones, sino tan sólo en el de que buscaríamos no hacer ni una sola solicitud.
En consecuencia, lo que se impone a continuación es que nos hagamos las preguntas de fondo:
¿Es correcto que el rector haga perder el tiempo al gobernador pidiéndole que le ayude a resolver los asuntos internos de la UAA que sólo son de su incumbencia? Por principio de cuentas veamos lo que dice el diccionario sobre el significado de:
AUTONOMÍA. Potestad que dentro de un Estado tienen municipios, provincias, regiones u otras entidades, para regirse mediante normas y órganos de gobierno propios. A la luz de la definición ¿cuál es la autonomía de la UAA si necesita la anuencia del gobernador para impedir que nulidades con influencias suplanten a los verdaderos estudiantes por las peticiones, solicitudes o recomendaciones defraudatorias provenientes de palacio?
La UAA ganaría en autonomía autonomía, si sus administradores respetaran los resultados de sus propios exámenes sin necesidad de pedirle permiso a nadie. Y en caso de que se presentasen las solicitudes referidas, contestaran con todo comedimiento al solicitante, por la misma vía, incluyendo los requisitos que debe cumplir su recomendado para ser inscrito, y asunto resuelto. Para eso cuentan con la autoridad que les otorga la Ley Orgánica de la Universidad, así como, con fundamento en ella, la que le da la comunidad de estudiantes y profesores por conducto del
CONSEJO UNIVERSITARIO. A este propósito: ¿está enterado el Consejo de este tipo de acuerdos del rector con el gobernador? Porque si fueran por iniciativa propia, el rector estaría haciendo mal uso de esa autoridad y manejando en secreto asuntos que deben ser acordados en su seno; y si estuvieran acordados por el Consejo Universitario el problema sería peor, porque si ni el Consejo ni el rector conociesen el sentido justo del concepto autonomía o si conociéndolo lo violasen, entonces quien tendría que intervenir sería la propia comunidad universitaria para poner las cosas en su lugar.
JUNTA DE GOBIERNO. Ya sé que habrá quienes estarían en desacuerdo con este planteamiento de considerar al pueblo universitario como la fuente de poder interna, pues en la actual Ley Orgánica de la UAA la autoridad máxima no es el Consejo Universitario sino esa divina auctoritas, que no existía cuando el Instituto de Ciencias obtuvo su autonomía en 1942 y que en la actualidad considera a los estudiantes y profesores como mansos corderitos que deben apegarse a las acríticas reglas de urbanidad establecidas por los grupos de poder externos.
Pero ese es un asunto que merece el espacio de un Tlacuilo completo. Por lo pronto sólo mencionaré que la abolición de esa Junta estéril y tortuosa es una de las tareas ineludibles de la comunidad universitaria si quiere mantener su casa verdaderamente democrática y verdaderamente autónoma.
Aguascalientes, México, América Latina