- Ocupantes del Pabellón Artesanal fueron removidos temporalmente por festejos de la Romería y reubicados al Encino
- Se está buscando un lugar cultural para la venta exclusiva de artesanías, afirma Sánchez Nájera
En días pasados, varios artesanos se quejaban de que en el Barrio del Encino había muchas personas vendiendo productos de origen chino, tratando de competir con los productores locales. En entrevista para La Jornada Aguascalientes, Iván Sánchez Nájera, regidor por el PRD, comentó: “Nos encontramos con un problema básico, hay una ley que prohíbe la venta en general de comercio en centros históricos, ése es el gran problema que tenemos nosotros. En lo personal considero que es erróneo en el caso de los artesanos, porque el artesano se lleva muy bien con el Centro Histórico y si nosotros pensamos en los centros históricos más importantes del país podemos ver que siempre están acompañados de artesanos”.
El Código Municipal de Aguascalientes en su artículo 1384 indica que “no se podrá otorgar permiso para comerciantes en vía pública en la zona que sea considerada por acuerdo de Cabildo como Centro Histórico de la ciudad de Aguascalientes. Para los ya existentes se respetará en sus términos otorgados”.
Es por eso que los artesanos se enfrentan a un problema porque no hay un lugar adecuado para que se instalen. El también presidente de la Comisión de Cultura en el Ayuntamiento de Aguascalientes explicó que están buscando la manera en que los artesanos puedan trabajar libremente sin poner en riesgo ni la imagen del Centro Histórico ni los derechos de los demás comerciantes.
“Hay que tener mucho cuidado porque si nosotros decimos: ‘pasa cualquier artesano a vender en el centro’, pues cualquier otro comerciante con cierta razón puede quejarse”, ejemplificó.
Respecto a la situación del Encino, el regidor comentó que “lleva muchas administraciones siendo la zona de tolerancia de la venta. Me queda la impresión de que lo que sucedió es que mercados (quien se encarga de mandar verificadores), lo que hacían era que si veían algo mínimamente parecido a artesanía, sin un juicio razonado, lo mandaban al centro del Encino. Hablaríamos alrededor de 10 o 15 años que el Jardín del Encino sirvió como lugar cultural, comenzaron artistas plásticos a vender su obra y poco a poco lo fueron complementando”.
Sánchez Nájera detalló que en un origen había verdaderos artesanos, pero poco a poco se fue llenando de comerciantes que en el mejor de los casos ofrecían artesanías, o como sucede actualmente que hay comerciante los cuales ofrecen mercancías chinas. “Eso es más que cierto, nosotros lo hemos constatado, hay artículos chinos que alguien los puede confundir con artesanías, pero no es el caso. O hay otros comerciantes que están revendiendo artesanías; ellos gozan de un permiso especial, mas no legal, porque está prohibida la venta (el Jardín del Encino forma parte del Centro Histórico), es una tolerancia comercial. He hablado muy claramente con los artesanos que se han acercado conmigo, en el sentido de respetarles el derecho que ellos tienen, finalmente el comercio es algo que debe ser respetado; por supuesto que el artesano se siente afectado en cuanto a que ellos esperan un lugar para ofrecer artesanías y encuentran a un revendedor”.
Actualmente los artesanos están trabajando en el andador José María Chávez, sin embargo por los festejos de la Romería han sido trasladados temporalmente al Encino, durante estas dos semanas trabajarán los comerciantes de años atrás y se les van a respetar sus derechos. “Es decir, no por atender a los artesanos, vamos a desproteger a los que también tienen derecho a vender. Lo que hablamos con ellos es tener un lugar especial para artesanos en donde se ofrezca y se informe a la ciudadanía lo que realmente es una artesanía y la logren distinguir de un producto chino. Vamos a encontrar la manera de respetar el lugar de comercio en El Encino y encontrar un lugar donde sea exclusivo de artesanía y en donde lo vamos a nutrir también como un lugar cultural, que haya actividades y que la ciudadanía sepa que puede encontrar ahí un espacio cultural”.
El regidor comentó que es un proyecto que va avanzando, aunque no tienen fecha de arranque. “Cualquier interesado puede ir al Instituto Municipal Aguascalentense para la Cultura (IMAC), les harán una pequeña revisión en donde se certifique que efectivamente se está vendiendo artesanía y ése es el único parámetro. Cualquier artesano puede entrar al Pabellón Artesanal”.
Respecto a la certificación de los artesanos, Alejandro Zúñiga, titular del IMAC, explicó que “el tema pasa por dos vertientes muy claras, la primera tiene que ver con el artesano visto sólo desde el punto de vista de un comerciante que vende productos en la vía pública, y por otro lado, el artesano visto como un productor y agente cultural para nuestro municipio. En ese sentido las dos aristas le tocan a dos partes completamente diferentes y con atribuciones diferentes; respecto a lo que es el permiso comercial, se encarga totalmente Mercados, y respecto a lo que es el aspecto cultural, evidentemente cae en nosotros. Lo que nosotros hemos hecho no es generar permisos de venta, sino generar espacios para exposición de artesanías con actividad de venta, lo que nosotros vemos es que esa venta promueve una actividad cultural específica y un acervo histórico de identidad y es cuando le das este carácter identitario; cuando ya le das este carácter sociológico cultural es cuando es tema de interés del IMAC.
Vázquez Zúñiga señaló que han estado trabajando con un grupo de artesanos desde la Feria de San Marcos, en el Corredor Carranza. “Se acercaron con nosotros y nos mostraron su inquietud de encontrar un espacio o espacios en la ciudad en donde pudieran vender sus productos, no pueden ser tratados como comerciantes porque ellos son productores, productores que transforman las materias primas con procesos y técnicas artesanales, y no pueden competir comercialmente con otras formas de comercio”.
Finalmente anotó que lo que hicieron fue abrir la puerta a los artesanos en un sentido positivo, “lo que nosotros hacemos es regular en sentido positivo, es decir: ‘éstos sí son artesanos, no están revendiendo, no hay explotación a indígenas o a niños’. No tenemos injerencia negativa en decir quién no puede vender, simplemente es decir quién sí está avalado por el IMAC”.