- Para evitar agotar un espacio cultural se requiere disposición para reinventarse
- México es un lugar fresco que mantiene fusiones internacionales vistosas para los extranjeros
De licenciado en Análisis de Sistemas a multiartista, el argentino Iván Buenader dialogó con La Jornada Aguascalientes celebrando los distintos y variados espacios que el estado mantiene para las artes y la cultura, tanto por instituciones gubernamentales como por la sociedad civil, “es importante que como sociedad también participe en la producción, promoción y consumo de las artes y la cultura”.
Para el creador de la novela Lo negaré todo, México es un país muy fresco donde la gente está haciendo lo que quiere hacer y no lo que se supone tiene que hacer porque se lo enseñaron en la escuela o porque el mercado así lo decide, “lo que se ve en los museos, galerías y espacios culturales no responden a ninguno de los formatos que uno ve por ahí en lo internacional”, teniendo jóvenes artistas explorando en las tradiciones como el grabado, la pintura y la escultura para la creación de nuevas cosas como obras más perfomáticas, de arte sonoro y demás, llevando su arte hacia los límites.
A su vez reconoció la existencia de una casi fusión de los estilos internacionales con calidad y características específicas, “hay cosas que se ven en México que si las pones en otro contexto ni te das cuenta que son mexicanos, es todo una variedad muy rica que nosotros como extranjeros buscamos dentro del arte contemporáneo”, esto debido a los temas universales con los que se han manejado y las técnicas tan vanguardistas que han seguido utilizando.
No se nota pero los espacios se agotan
Desde su experiencia, todo espacio cultural tiene su vigencia si no se refresca, de ahí su subrayada frase: “no se nota pero los espacios se agotan”. Ejemplificó con aquellas personas que gustan de ver un arte con propuesta o temas más controversiales, más riesgosos, como lo que se observaba en Nueva York en los años 80; éso ya no se ve ahí sino artistas de punta que nunca mostraran temas revolucionarios, pero en México sí, “así también se agotó París y ya casi esta por agotarse Berlín. México está muy por encima pero no deben de confiarse”, el fondo para evitar situaciones así, está en la disposición para reinventarse, continuar haciendo lo que siempre ha hecho pero con propuestas más interesantes basadas en la demanda de la población, sobre todo la extranjera.
El problema de todos: el dinero
Así como causa conflictos al interior de las familias, la falta de recursos económicos afecta a las artes y la cultura. Buenader desconoció en qué situación se encuentra México en cuanto a los apoyos gubernamentales, sin embargo destacó una eficaz herramienta que se tiene en Estados Unidos y que aún no es captada por este país: el mecenazgo; consiste en que las personas amantes del arte acogen bajo su ala protectora a uno o más artistas, los patrocina y apoya por tiempo indefinido ya sea con el pago de su renta, material, compra de obras o incluso a conseguir más contactos para exponer o vender sus obras, “esto ha funcionado muy bien porque se crea toda una red de apoyos sin caer en la dependencia”, además de que a estas personas, el estado les da la oportunidad de reducir impuestos con los apoyos ofrecidos.
Explicó que México es uno de los cinco países del mundo que mantiene un sistema de pago en especie, lo cual ha llamado la atención a muchos artistas extranjeros, y consiste en que a los artistas se les cobran sus impuestos a través de la donación de una o dos obras, según la producción y ventas que hayan tenido en dos años. “Eso es maravilloso en muchos sentidos”, primero, en que no siempre el artista tiene dinero para pagar impuestos y este sistema le permite cubrir sus obligaciones financieras; y segundo, al estado le sirve para hacerse de una colección representativa del arte de un época específica, hecha por sus artistas locales.
“Si vas ahorita al museo de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público vas a encontrar tremendas exposiciones que jamás podrías ver juntas”, tal es el caso de la exposición de 20 obras de Leonora Carrington marcadas como especiales, pues actualmente sus obras se encuentran tan dispersas en el mundo que sería complicado en tiempo y recursos reunirlas en un solo espacio.