- El investigador Alex Caldera criticó la pretensión del PRI de reducir el número de legisladores del Congreso de la Unión electos por el principio de la representación proporcional
- Caldera Ortega advirtió que el partido se aprovechará del desconocimiento y desinformación de la población sobre el tema
Para Alex Ricardo Caldera Ortega, investigador de la Universidad de Guanajuato Campus León, la propuesta que se ha dado a la tarea de promover el PRI en torno a la disminución del número de legisladores electos por el principio de representación proporcional para el Congreso de la Unión, es una apuesta a la desinformación, que busca distraer al electorado de otros temas, como el encabezado por el PAN respecto el estado deplorable de los salarios, y principalmente sobre la consulta que promueven las izquierdas para echar abajo la Reforma Energética. Además, indicó que el planteamiento del Revolucionario Institucional busca volver a un esquema autoritario dentro de las cámaras, como hace más de una década.
Caldera Ortega señaló que la promoción del PRI se da en una coyuntura significativa y aclaró que pareciera más una idea distractora, como una estrategia política para disminuir el impacto de la consulta sobre la Reforma Energética.
Estableció que dicho planteamiento no es inocente ni neutral, sino que favorece en gran medida al mismo partido y añadió que se puede escuchar loable cuando el argumento se basa en la reducción para disminuir su costo económico, ya que en los últimos años, adujo, se ha convertido en una entidad extremadamente derrochadora, sobre todo con los recursos extraordinarios de las bancadas, sin embargo, contrastó, de aplicarse la reducción, “se vería trastocada la representación y calidad de la democracia, disminuyendo la pluralidad del espacio legislativo”.
Se remontó al año de 1977 cuando la representación proporcional se reprodujo de manera pura, donde el partido mayoritario no podía acceder a los mismos cargos y estableció “el PRI dice que México ya es otro, pero es que en términos de ingeniería constitucional, lo único que haría sería generarse una mayoría ficticia, reflejo de la sobrerrepresentación, para volver a las antiguas cláusulas de gobernabilidad”.
Puso énfasis en declarar que ello merma la calidad y la representación y agregó que generaría un esquema de mayor conflictividad, por lo que se sumó a la postura de un importante número de analistas y politólogos, que hablan de que entre más actores se involucren en la discusión, existirá una mayor eficiencia y resultados, producto del debate, demostrados, dijo, en estudios de política comparada.
El politólogo lamentó que aun cuando el PRI carece de los argumentos para promover dicha acción, la población y el electorado se encuentran desinformados y desconocen la dinámica del sistema político mexicano y la historia de México, por lo que los llamó a no dejarse llevar por el reducido y sencillo debate del PRI.
De concretarse, expuso, además de comportarse como elemento distractor de otros temas, buscaría regresar al antiguo esquema de control, centrado en el presidente, y que durante el sexenio de Ernesto Zedillo se vio reducido, con la llamada “sana distancia”. El objetivo sería, subrayó, apostar por la desinformación para lograr afianzar los enclaves autoritarios.
Sobre el argumento de generar más debate con menos recursos, que se ha encargado el PRI de enarbolar, Alex Caldera propuso que se reduzcan los recursos extraordinarios destinados a los grupos parlamentarios, como especie de medida austera, o bien se reduzca de manera proporcional el número de legisladores electos por el principio de mayoría relativa y aquellos electos por el principio de representación proporcional.
En el caso de reducir 32 senadores, afirmó, la situación cambia, ya que desde su perspectiva, su reducción no tendría que ver con una cuestión económica, como deduce el PRI, sino con el pacto federal, donde los senadores deberían de representar a los estados, y donde la distribución de estos a través de la fórmula plurinominal, no lo permite. Propuso que de no desaparecer se debería buscar una forma diferente de asignación en la que se garantizara la representación del estado.