La memoria humana es un misterio. Para muchos se conforma de recuerdos. Para los menos está hecha de olvido. Yo me identifico con los segundos. En 1989 conmemoramos en Aguascalientes el 75 aniversario de la Soberana Convención Revolucionaria y ahora sin terminar las tres décadas de esa época los recuerdos se han vuelto difusos y parciales. La memoria impresa de esos años es una importante aliada para recordar con algo de justicia qué fue lo que pasó.
Fui parte de esa generación de Aguascalentenses que asistimos a muchas de las cosas que se programaron entonces y lo hice sorprendido por observar cómo se invertían recursos financieros, tiempo y una gran cantidad de energía para conmemorar el aniversario de un acontecimiento que en mis 30 años de vida nunca había considerado digno de la memoria y menos del halago. Después de esas fechas mi idea de las cosas cambió considerablemente.
Lo primero que me sorprendió fue la prevención política. La instalación de la Comisión conmemorativa de tales festejos se llevó a cabo el 22 de enero de 1989. Fue un acto protocolario que encabezó el gobernador Miguel Ángel Barberena y en el que ofreció un discurso que respondía al mandato hecho por el Congreso local un año antes para que se festejara el LXXV aniversario de la asamblea revolucionaria. Esto quiere decir que la decisión de conmemorar esa efeméride se tomó formalmente dos años antes de su ejecución. Algo poco usual en nuestro medio.
Una segunda cosa notable fue la cantidad y variedad de quienes integraron la Comisión de festejos. Dicha Comisión estuvo integrada por 28 personas y entre ellas destacaban el propio gobernador como presidente honorario, Salvador Gallardo Topete, entonces Presidente del H. Tribunal de Justicia; Armando Romero Rosales representaba al Congreso local, y Pedro Rivas Cuéllar hacía las veces de tesorero en el gobierno estatal.
En esa Comisión todos los presidentes municipales del estado fungieron como Vocales. Como parte de la sociedad civil destacaron los historiadores y humanistas Héctor Aguilar Camín y Enrique Florescano Mayet, Leonor Ortiz Monasterio y Alejandra Moreno Toscano. También formaron parte de este grupo personalidades de diferentes ámbitos de la sociedad civil. Entre ellos se encontraba Ernesto Alonso, Guadalupe Apendini, Amalia Gómez Zepeda, Otto Granados Roldán, Carlos Maza Arévalo, Alejandro Topete del Valle, Héctor Treviño Herrera, el profesor José T. Vela Salas y el Lic. Gabriel Villalobos Ramírez. Una tercera sorpresa fue la duración de los festejos. Según las propias palabras del gobernador de entonces el 75 aniversario de la Convención se conmemoraba con la finalidad de crear “un espacio de análisis histórico, de labor académica y cultural” que serviría para entenderla y valorarla. En esa misma ocasión fue presentado el programa general de festejos que abarcarían un total de 42 actividades que se llevarían a cabo durante tres meses, es decir desde el 6 de septiembre hasta el 15 de noviembre.
Un cuarto factor de sorpresa fue la trascendencia del programa y de los invitados. El menú de actividades abarcó actos solemnes que contarían con la visita del Presidente Carlos Salinas de Gortari y de todo su gabinete, así como conferencias y mesas redondas. Uno a uno fueron cumplidos los actos previstos. Se abrió un museo sitio en el Teatro Morelos, fue cancelado un timbre conmemorativo, se montaron exposiciones temporales, de gráfica y fotografía, y también fue entregado un de premio ensayo sobre la Convención.
Las actividades culturales fueron muy dignas en número y calidad. Entre ellas se presentó un espectáculo de Martha Luna en diversos lugares, se abrieron ciclos de cine, hubo audiciones polares de la Banda Municipal y de la Banda de Secretaría de la Marina. También se presentaron grupos artísticos provenientes del Festival Cervantino. Estuvo en Aguascalientes un grupo de música renacentista canadiense Anonymus, y un quinteto de Jazz de Bulgaria. En el mismo sentido estuvieron presentes el grupo de teatro El Galpón de Uruguay, dirigido por Oswaldo Filho, y se presentó la obra de teatro Bodas de sangre, de la compañía teatral Rivera de Zaragoza procedente de España.
En el programa de conferencias la propuesta también fue amplia y sólida. Intervinieron los gobernadores de San Luis Potosí y Coahuila, Lepoldino Ortiz Santos de SLP y Eliseo Mendoza Berrueto de Coahuila. Entre los académicos asistentes hubo conferencias y palabras de Arnaldo Córdova, Gastón García Cantú, Álvaro Matute, Federico Reyes Heroles, Gloria Villegas, Eugenia Meyer y Jesús Medellín. Alternaron con estos expertos en el tema historiadores de Aguascalientes como Jesús Gómez Serrano, Enrique Rodríguez Varela, Víctor Manuel González Esparza.
Las temáticas de los pensadores fueron amplias y variadas, a saber: Lecciones y trascendencia de la Convención, El Plan de San Luis como antecedente de la Convención, Carranza antes y después de la Convención. En especial hubo tres mesas redondas que fueron tituladas como La Convención de Aguascalientes, Momento estelar de la revolución e Ideas, legado y permanencia de la Convención y, finalmente, La Convención como antecedente de las Reformas Sociales contenidas en la Constitución de 1917.
Quién sabe cómo será la conmemoración del Centenario. 25 años después el país no es el mismo. Tampoco Aguascalientes. La clase política nuestra ha cambiado en algunas cosas y en otras se viste de ortodoxias. Hay otro gobernador, otros partidos. Hay más gente, existe mucha más tecnología y una gran cantidad de partidos. Conservamos muchos temores y abrigamos aún una buena dosis de esperanzas para mejorar como sociedad. Muchas cosas han cambiado pero las lecciones de la Convención parecen aún inalterables. Como hace 25 años nuevamente tenemos el dilema de festejar o Conmemorar, de recordar u olvidar. Yo prefiero la conmemoración. Los festejos pueden ser divertidos, pero casi siempre son pasajeros y muchas veces banales. Prefiero regodearme con el recuerdo crítico.