A propósito del inminente regreso a las aulas por parte de miles de alumnos y estudiantes de todas las edades, acapara la atención mediática el cómo le van a hacer aquellos que mantienen a los educandos para el ajuar académico. De ahí se desprende la plática en la sobremesa, en la oficina, en los transportes, en todos lados; el gobierno atinadamente y como todos los años se apiada del pueblo y pone en marcha el programa “mochilas para todos” con artículos de primera necesidad escolar pero de dudosa calidad.
La estadística del número de pupilos que regresan al aula, los preparativos, las imágenes de cómo los responsables del mantenimiento en los recintos del saber ponen a punto los pizarrones, pupitres, repisas, áreas verdes y hasta los baños. No faltará la entrevista con la señora de avanzada edad que tiene toda la vida trabajando en la escuela en el área de limpieza, dará su testimonio del cómo se prepara para recibir a todos sus hijos, porque además su personaje, el que le crea la televisión, es completamente sentimental-chantajista, aparecerá como la mujer que nunca tuvo descendientes pero a todos los alumnos de la escuela federal número chorrocientos los siente como suyos. Y así se confirmará como cada año el folclore mediático en nuestras televisoras, léase distracción.
Pero el trasfondo es otro, el teórico francés Louis Althusser, quien navegó entre el estructuralismo francés y el marxismo, dejó para la humanidad su taxonomía de los Aparatos Ideológicos del Estado, (AIE) aquellas instituciones que dan cohesión a la sociedad y que mantienen la maquinaria aceitada y en perfecto funcionamiento, evitando cualquier anomalía social que se pudiera traducir en conflicto. Es entonces cuando aparece la iglesia, la cultura, el estado, los medios electrónicos de información, la familia, el derecho y la escuela misma.
El bonito espectáculo del regreso a clase se diluye y va dando paso al verdadero problema que año con año, década con década queda sin resolver, en efecto estimado lector, la baja calidad en la educación mexicana. Si apelamos a autores como Francisco Martín Moreno y Raúl Bringas Nostti, afilados críticos del sistema y exponentes de la “otra historia”, pareciera entonces que las cúpulas del poder deciden cómo y qué tenemos que aprender. Los primeros años de nuestras vidas, tal vez los más importantes en cuestión de absorción de conocimiento los pasamos en un aula donde no se educa (para eso está el hogar) se replica, (ni siquiera se forma) lo que casi como tradición se transmite; canciones para aprender sin razonar las matemáticas, héroes nacionales que personificamos en los festivales artísticos y hasta doctrinas religiosas para estar bien con dios y el mundo, todo aderezado con aquella corriente pedagógica basada en el estímulo respuesta de Pavlov y llevada a las aulas gracias a Skinner y su Conductismo.
Aun y con las reformas de la actual administración en materia educativa y la apuesta, que más que necesidad parece moda, de la educación basada en competencias, aun así, estimado lector, la educación mexicana no acaba de madurar, de consolidarse.
Es difícil que esto pase, si le da usted el voto de confianza a Martín Moreno y Bringas Nostti, entonces estamos ante el eminente panorama donde el Estado es quien educa, los libros de texto, la historia oficial, el conocimiento sesgado, la educación para que todos “progresemos” pero nadie se salga del huacal.
Paul Goodman, hueso duro de roer para la sociedad norteamericana con relación a la crítica del sistema, apuntó en su ensayo titulado La trampa Universal que “de ninguna manera puede decirse que la compleja maquinaria de un sistema educativo tiene mucho que ver con la educación, y ciertamente no tiene ninguna relación con la buena educación.”
Coincido con los autores citados en estas líneas y sumo una variable más, los sindicatos en nuestro país, sus líderes ejemplares, la ahora leyenda viviente, “la maestra”, sus huestes, los agremiados sin alternativa de manifestar su postura o sentir respecto a los manejos sindicales.
Esa maquinaria que identifica Goodman que en esta nación controla todo, lo que se tiene que enseñar, los docentes preparados y no preparados, los presupuestos y hasta las herramientas para autoevaluarse. Otro tema que es importante subrayar con marcatexto amarillo, sino es que con rojo, el pasado 6 de agosto los medios impresos y electrónicos anuncian que la prueba ENLACE registró retroceso de más de cinco puntos en español, es decir, cinco de cada diez jóvenes presentan resultados insuficientes y elemental en español y seis de cada diez en matemáticas. Es algo que no entiendo, estimado lector, si los resultados se difundieron a nivel nacional, ¿por qué las instituciones de educación de nuestro estado se empecinan en presumir el alto nivel aguascalentense?
Las cosas como son y se les llama por su nombre, en México no tenemos un buen nivel de educación, ni se le ocurra compararnos con otro país porque el impacto le puede causar molestia mayúscula.
Los docentes de educación superior se quejan de las deficiencias con que llegan los jóvenes y culpan a los niveles inferiores de no haber enseñado y corregido siquiera ortografía.
El pasado sábado 9 de agosto, de un grupo de 13 estudiantes que sustentaron ante tres sinodales un trabajo recepcional, cinco no acreditaron, con preguntas tan sencillas como ¿Qué significan las siglas PIB?
No sea paternalista, si al final del ciclo escolar su crío no acreditó alguna asignatura no se le vaya a la yugular al docente y lo culpe de las deficiencias de su infante, usted mejor que nadie conoce a su gente, analice y corrija, no pida que le regalen calificaciones porque después pueden ser títulos, y el que pagará la factura será el educando cuando egrese y no pueda obtener un trabajo.
Está en usted conocer a su hijo e identificar sus cualidades y canalizarlas para entonces detonarlo y hacerlo una persona de éxito, está en usted que se mantenga al pendiente de la calidad de la formación que está recibiendo su retoño en la escuela, recuerde que la educación es su responsabilidad como padre o madre, está en usted que busque el conocimiento para sus pequeños, lean, escriban, descubran, edúquelos en las ciencias, la tecnología pero también en el arte y la cultura, no deje que esta sociedad replique lo que por años nos han enseñado, la letra ya no entra con sangre, la verdad nos hará libres.
Twitter: @ericazocar