- Por “facilidad” se ha normalizado el hecho de ser superficiales en la cobertura de las historias
- La academia debe despertar y crear una convergencia con periodistas en activo para formar periodistas reales
Durante su visita e impartición de una charla con estudiantes de Comunicación en la Universidad Autónoma de Aguascalientes, Darío Dávila, consultor independiente con trayectoria en varios periódicos nacionales, recordó a La Jornada Aguascalientes la importancia de no perder de vista el periodismo social y humano con el que se inició la profesión, ya que con el aumento de los intereses políticos y económicos, en muchos de los casos, las redacciones pierden de vista este importante modelo de trabajo.
“El periodismo social y humano siempre ha estado ahí, lo que ocurre es que de pronto hemos estamos muy ciegos, los conflictos están ahí afuera en la calle, gritando que les pongamos atención y sin embargo no los vemos”, esto no significa en que todos lleguemos a ser invidentes informativos, sino que por “facilidad”, se ha normalizado el hecho de ser superficiales en la cobertura de las historias, ya sea por la premura del cierre del medio, la cantidad de notas que se le pide al reportero, y los convenios que en ocasiones se llegan a percibir; de entrada, para Dávila, esta normalización de superficialidad ha traído como consecuencia que muchos sucesos sociales sean imperceptibles para los periodistas, siendo que la responsabilidad que tienen los periodistas es de visibilizarlos con el mayor número de herramientas que ahora se tienen, sin dejar de lado los cinco sentidos y los valores con los cuales se debe regir una persona en sociedad; “conozco reporteros jóvenes que deben tomar más de tres camiones para ir a averiguar una historia, aquí el trabajo es cómo le hacemos para que el esfuerzo de tomar esos camiones y el tiempo que se le invierte, se traduzca en una historia poderosa”, de ahí el que subrayara que existe una serie de situaciones que se han dejado de lado en las redacciones y por lo consiguiente, ya es momento de que se “desaprenda” y vuelvan a aprender pero retomando este camino del periodismo humano, donde producía una gran felicidad para el reportero llevarse la primera plana y se consideraba un premio a su trabajo periodístico.
Uno de los temas que más se han dejado en el olvido son los lectores, “en muchas redacciones se les olvida que aún hay gente de afuera pagando 5, 10, 100 pesos, si quieres, por su producto periodístico”, en ocasiones, por pensar sólo en los convenios con grandes gobiernos, empresas o líderes de opinión se olvidan de los principales usuarios.
¿Qué se requiere para que las redacciones no sigan en crisis?
En su experiencia, las redacciones de muchos medios nacionales continúan en crisis informativa porque son “amantes de lo mal hecho”, los editores no les regresan las notas a los reporteros y sólo las cambia sin mostrarles la mejora, se convierten en maquillistas de historias y no un potencial cómplice para la mejoría de los periodistas; “es necesario que despierten, acepten sus errores, retomen el camino de hacer bien las cosas al interior de las redacciones y no olvidarse que una redacción integrada debe tener una ética en común, un solo corazón a un mismo ritmo.
La academia y la realidad
En su opinión, existe -lamentablemente- un divorcio entre lo que se enseña en la academia y la realidad del ejercicio periodístico, reforzado por no reconocer el grado de error que se tiene, “en la academia, por desgracia, no hay consciencia del grado de enfermedad que tienen, no reconocen que están infladas de ego y de malas prácticas”, no existe una línea de comunicación entre docentes y periodistas, al igual que en las redacciones donde se cae en una mala o nula comunicación entre los editores y sus reporteros.
Aunque no existe una receta como tal que mejore el sistema periodístico, puede establecerse que la base está en el interior de cada reportero, periodista, editor, director general, docente, alumno, sobre la necesidad de que existen puntos de convergencia donde la academia realmente se haga aliada de periodistas en activo, para que lo que se enseña no esté alejado de la realidad que se vive en el mundo real.
Una de las enseñanzas que se ha olvidado en la academia es crear periodistas no comunes, dejar de enseñarlos a que hagan “boletines” o notas sin sentido social/humano, que busquen más allá de lo que el resto cuestiona, encontrar la verdad bajo un serio proceso de investigación no oficial, “tener un minuto para saber si la historia vale la pena ser contada”, en suma, hacer que la información periodística no pierda nunca el lado humano con el que fue creado.
