Estamos en la antesala de una discusión acerca del aumento a los salarios mínimos, pero no en un aumento al poder adquisitivo de la sociedad mexicana, pues el peor enemigo del poder adquisitivo es la inflación que es uno de los impuestos encubiertos más cruel que existen y sobre todo que lastima en mayor proporción a los que menos ganan.
Ahora que van a discutir el tema, que creo que será a estas alturas forzoso, todos los partidos quieren sacar raja política del asunto y ponerle el cascabel al gato, porque el mayor empleador del país es el gobierno en sus tres poderes y sus tres niveles de gobierno, incluyendo los órganos desconcentrados y los nuevos organismos creados a raíz de las reformas constitucionales y las leyes secundarias; y créame: los salarios que se pagan en este sector no tiene nada que ver con el salario mínimo y sobre todo las prestaciones paralelas al salario base.
Agustín Carstens, gobernador del Banco de México (Banxico), ya advirtió que un incremento arbitrario en el salario mínimo puede provocar “resultados indeseables”, como más inflación, despido de trabajadores o aumento de la informalidad. Por lo tanto los que proponen el aumento a los salarios saben de antemano a cuál gobierno van a poner en aprietos, pues saben que al manejar el presupuesto federal el ejecutivo se va a ver en aprietos, pues un aumento en los salarios, como digo que no son mínimos, será en automático a los más de treinta millones de trabajadores al servicio del estado, y esto le pegará muy fuerte a las finanzas del gobierno.
The Economist señala que el freno a los aumentos en el salario mínimo ha sido desde hace años un arma del Gobierno contra la inflación. Y tiene razón, pero indudablemente que los más pobres han llevado la mayor parte de la lucha contra el alza de precios. México es el único país de Latinoamérica donde el salario mínimo está por debajo de la línea de pobreza; incluso en Honduras está por arriba. Economías como Argentina o Brasil elevaron el salario dos o tres veces por arriba de esa línea entre 2002 y 2011. México y Turquía son los dos únicos miembros de la OCDE (el club de los países más desarrollados) en donde el salario se redujo en términos de dólares entre 2000 y 2012. Sin embargo, en Turquía es de 2.80 dólares la hora, mientras que en México es de 60 centavos.
Esto del aumento al salario mínimo se propone en momentos en que se anuncia que hemos dejado de producir más de un millón de barriles diarios de petróleo con el consiguiente impacto en los ingresos que con la reforma energética PEMEX dejará de pagar una serie de impuestos que impactarán los ingresos nacionales en aproximadamente $90,000 millones de pesos, con una recaudación de impuestos débil, con un aviso del director de PEMEX de que pronto podremos comenzar a importar petróleo ligero de los Estados Unidos (¡el colmo!), con una deuda de PEMEX, CFE, que se ha tenido que asumir como deuda pública y que es de 1.7 billones, o sea un nuevo Fobaproa. Y así una serie de barruntos de problemas económicos sobre el país a lo que habrá que agregar este nuevo egreso que pretenden que enfrente. Veamos si se dejan colocar el cascabel.
A raíz de la reforma energética hemos podido saber más o menos las condiciones de los salarios de los trabajadores petroleros, a pesar de que se habla que la corrupción, la impunidad y la improductividad han puesto en la situación actual a la empresa; sabemos que PEMEX mantendrá el actual contrato colectivo con sus trabajadores, tanto salarios, prestaciones y pensiones y la situación de sus jubilados. También se seguirán tomando en cuenta la opinión de los trabajadores en materia de productividad y competitividad en materia petrolera. Veamos, el salario de un trabajador de nivel más bajo, el 8, es de $222.08 a $371.18 diarios, o sea mensualmente $6,6662.40 a $ 11,135.40. En el nivel 35 es de $17,426.40 a $ 31,381.50 mensuales. En el rango del 44 al 48, que son los altos mandos, se encuentra por arriba del promedio del mercado en un 100 %, más el tiempo extra ocasional y el tiempo extra adicional, más el tiempo extra medido, bonos de productividad(?), bonos e incentivos por desempeño, canasta básica, gas, gasolina, prima vacacional (mayor a 35 días), aguinaldo de 48 a 57 días, bono por asistencia (35 días), rendimientos (máximo 18 días), servicio médico integral, vivienda, préstamos administrativos, gastos funerarios, becas, pagos por riesgos de trabajo, indemnizaciones, jubilación activa, seguro de vida y los jefes vehículo, chofer, celulares, gastos de alimentación, préstamos y reembolsos para transporte.
Lo anterior no sé si es el modelo que se buscará instrumentar ahora que se comience la discusión de los salarios mínimos. Todo lo anterior de PEMEX, sin tomar en cuenta la venta de plazas en el mercado negro. Y para terminar, la contratación, evaluación del desempeño y remuneración, las hace el sindicato.
Quiere decir que la mitad del cascabel ya viene puesto. Veamos a la CFE y otras. La función ya comenzó.