Allí donde está el peligro, allí crece también lo que salva
Hölderlin
Hace ocho días se desató uno de los video-escándalos más mordaces desde aquel en que René Bejarano no encontraba dónde guardarse las ligas que amarraban cientos de fajos de billetes en una oficina de la Avenida Revolución, en la Ciudad de México.
En enero de este año, un grupo muy selecto de legisladores federales emanados del Partido Acción Nacional, durante una reunión de bancada en Puerto Vallarta, Jalisco, aprovechó para tener una fiesta privada, acompañados de música y mujeres de las que se alquilan (tanto la primera como las segundas) para amenizar reuniones.
Desde que escuché por primera vez la noticia en el radio, y esa noche, cuando pude ver el video en internet, no ha dejado de intrigarme ¿cuál será el hecho que hace de la nota un escándalo, vendible a la opinión pública? Porque el hecho de que haya sido financiado por recursos públicos no ha sido acusado, probado ni defendido, simplemente fue una conjetura que se quiso hacer así, sin muchos elementos.
¿Qué, pues, tiene de públicamente escandaloso que la llamada “burbuja” (porque a más de uno se le cuecen las habas por haber estado en ese video, se lo aseguro, pero no lo invitan) de la bancada panista de San Lázaro se haya divertido en una noche mientras el resto de los diputados y diputadas de la fracción seguramente atendieron un encantador “coctel” en el hotel sede de Vallarta?
No quiero ni debo juzgar la moral personal de quienes aparecen en ese video, seguramente habrá lecciones que cada uno de nosotros podemos tomar para consumo personal, y más de alguno deben ya de haber sufrido las consecuencias sociales y familiares de que se hubiera divulgado. Lo que sí puedo afirmar es que quizá no haya nada que el escrutinio público tenga derecho a conocer. Insisto, a no ser que el bacanal haya sido sufragado con dinero del Congreso de la Unión, el evento no debe estar al alcance del público para juzgarlo.
El tema es que son panistas, y a un panista no se le mide con la misma vara con la que se mide al resto de los políticos de este país, cuando se entra al tema de la moral y las buenas costumbres.
No importa que el líder del PRI en el Distrito Federal haya tenido una agencia de trata de blancas, en las propias oficinas del partido, ha causado mayor escándalo que un diputado del PAN baile tambora con una escort en una terraza privada en la playa.
Poco ha importado las ligas probadas entre gobiernos del PRD en Michoacán con jefes de cárteles de la droga. O las otras ligas, las de Bejarano: hoy su esposa es Senadora de la República. A la sociedad mexicana le ha causado mayor escándalo que un diputado federal le diga cosas al oído a su call girl.
Lo que sucede es que el Partido Acción Nacional en su historia, en sus principios, lleva su “penitencia”, y los panistas de hoy no lo han entendido. El PAN surge en 1939 enarbolando principios universales de honestidad, democracia, decencia, moral… y transita durante el siglo XX con esa bandera, la de la decencia en el poder, el pudor público y el respeto irrestricto a la dignidad de la persona.
Durante todo el siglo pasado, se gastaron ríos de tinta, se consumieron kilómetros de cintas electromagnéticas y de rollos de fotografías, registrando a los candidatos que enarbolarían esos principios al llegar al poder.
Todo candidato de Acción Nacional ha pasado por ese escrutinio público, solamente por llevar el emblema de los círculos azules junto a su nombre y su fotografía en una campaña electoral.
Desgraciadamente no todo candidato de Acción Nacional ha sido consciente de lo anterior, muchas y muchos, desde la última década del siglo pasado, han utilizado las siglas del partido para todo aquello que dio origen al mismo: lo ilegal, lo corrupto, lo antidemocrático, lo deshonesto, lo indecente…
Es muy común encontrar a cualquiera, en la calle, en las redes sociales, exclamando, casi reclamando “¡Bah!, ¡si todos son iguales!”. Y es que quizá tristemente sea cierto, hoy todos, o casi todos los políticos somos iguales.
Los que pensamos que puede existir otra forma de hacer política somos una especie en peligro de extinción. Cada uno de los militantes panistas debemos preguntarnos si estamos dispuestos a regresar a esos principios que dieron origen al nuestro partido. Si queremos ser y encarnar el partido con el que soñaron nuestros fundadores o queremos ser un partido más, de los que hay muchos en el país y en el mundo.
El rechazo social a lo que el video presenta no es sino la prueba de que hay quienes aún piensan que los funcionarios del Partido Acción Nacional deben comportarse pública y privadamente de forma distinta a lo que nos tienen acostumbrados. Si no fuera así, lo del video no hubiera sido escándalo alguno.
El reto de hoy es representar a esas ciudadanas y esos ciudadanos que piensan así, y rescatar su esperanza por una mejor clase política. El reto de hoy es prepararnos en conocimientos y en principios, y preguntarnos el sentido que queremos dar a nuestro diario actuar, y si estamos dispuestos a comportarnos a la altura de los electores que aun piensan que debemos comportarnos como nuestros fundadores.
No debemos claudicar, a pesar de lo que veamos a nuestro rededor, un paso a la vez, un día, cada día, tandem bona causa triumphat.
Twitter: @manuelcortina