- Ahora se juzga a partir de la Convención Interamericana de Derechos Humanos
- El año pasado sólo hubo dos recomendaciones; ahora, sólo en julio, se detectaron seis casos
Si sólo se atiende a las cifras oficiales la investigación de la tortura parece una pérdida de tiempo en la mayor parte del país, aunque, dijo el ombudsman de Aguascalientes, tal impresión se disuelve totalmente cuando se consultan los números de la Organización de las Naciones Unidas y Amnistía Internacional.
Eduardo Martín Jáuregui refirió una charla con el tercer visitador de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, acontecida hace un mes en la ciudad de Zacatecas.
“Le dije: antes pensé que estaba perdiendo el tiempo en Aguascalientes, hablando de la tortura, porque el año pasado no hubo ninguna recomendación, el anterior hubo dos, y luego una. No es un problema para Aguascalientes la tortura, olvidémonos de ella. Ahora que estoy viendo los datos que me presentas me doy cuenta que las dos terceras partes de los ombudsman del país estamos perdiendo el tiempo, porque en más de 20 estados tenemos menos de dos recomendaciones por año”.
El desfase entre los datos nacionales y los internacionales, expuso el funcionario, radica en los métodos para clasificar este ilícito, pues no todos los estados califican como tortura los tratos crueles, inhumanos o degradantes.
Luego de un ajuste en sus criterios, de conformidad con los tratados internacionales, la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) vio un alza en los casos de tortura. Sólo en el mes de julio detectó seis de estos casos. La Policía Ministerial fue señalada en tres ocasiones, la Procuraduría General de Justicia en dos, y la Secretaría de Seguridad Pública del Estado en una.
“México es de los países con mayor índice de tortura. Casi la aceptamos como algo normal. ‘Se lo llevó la judicial y lo madrearon’. ‘Sí, ya ves cómo es la policía’… Queremos que actúe con absoluto respeto, no tiene por qué ser diferente, no tiene por qué pasar apuntándote con sus armas, no estamos en un estado de sitio”.
Añadió que ninguna autoridad es capaz, por sí sola, de cambiar el paradigma. “Los ciudadanos tiene que estar convencidos de que no debe tolerarse eso, es inadmisible que haya esos comportamientos policiacos. Está el arraigo, lo teníamos en la ley. Lo primero que hicimos al llegar fue no ir a certificar la entrega de detenidos. Querían que certificáramos que no les pasó nada. Pero claro que les pasó, estuvieron detenidos sin una orden de aprehensión”.
–¿Nadie debería asustarse si de pronto las cifras oficiales de tortura se disparan?
–Yo creo que no, porque nos estaríamos aproximando a lo que en realidad está pasando.
–¿Sería sano que todas las comisiones reclasificaran sus quejas?
–La invitación en el último foro fue para que unificáramos esos criterios. Creo que es el cambio más importante que hay entre la legislación federal y la Convención Interamericana (de Derechos Humanos). Era tortura cuando te aplicaban tratos crueles, inhumanos o degradantes para obtener una confesión, para incriminarte u obtener pruebas. La Convención Interamericana dice que no importa, si te aplican estos maltratos, incomunicación, y te lo hacen por coraje, por venganza, porque está deformado su criterio o porque son gente enferma, es tortura, así no sea para consignarte.
Martín Jáuregui destacó que aunque la Ley General Contra la Tortura todavía no entra en marcha, todos los jueces y ombudsman deben poner en primer término lo indicado por los tratados internacionales firmados por el gobierno mexicano.
“Estamos obligados, en materia de derechos humanos, a tomar en cuenta los tratados internacionales, esto es lo que se llama control de convencionalidad. Los jueces están obligados al control de constitucionalidad y ahora también al control de convencionalidad, tiene que cerciorarte de que se aplique la Constitución y de que se apliquen las convenciones internacionales”.
–¿Todavía es necesario homologar criterios? Al final ya hay un tratado internacional inclusive superior a la Constitución.
–La idea es trabajar en una Ley General Contra la Tortura. Será una ley federal que establezca todos estos supuestos, que no permita, como se maneja hasta ahorita, diferentes criterios en diferentes estados, incluso diferentes criterios en las comisiones de derechos humanos.
Pie de foto: A nadie deberá sorprender que en un futuro las cifras oficiales revelen un mayor número de torturas en México