Para todos los males de la nación tenemos la respuesta, así lo dijo desde la tribuna aquel año donde todo estaba a punto del colapso. Es tiempo de cambiar, es tiempo de reformas, si nuestros antepasados pudieron, por qué nosotros no.
La primera de ellas, la reforma laboral y de ahí para adelante, la pregunta es, ¿qué beneficios a corto plazo, de manera inmediata y tangible, puede esperar la sociedad, el pueblo aletargado, la clase pensante; nosotros, los mexicanos promedio?
Si me lo pregunta, hoy por hoy no tengo la respuesta correcta, sólo sé que la Comisión Económica para América Latina CEPAL identifica a nuestra hermosa nación por debajo del “umbral de pobreza extrema” con relación a la remuneración vía salario mínimo.
Es decir, en México el salario mínimo es más bajo que el mismo umbral de pobreza extrema. ¿Cuáles de las flamantes reformas nos ayudará a incrementar el salario mínimo y detonar la economía? Tome en cuenta que para las ciudades más pobladas y más caras de la República Mexicana el salario mínimo en su zona “A” es de 67.52 pesos y aún así se pretende incentivar el crecimiento de la economía formal. Por pura curiosidad, ¿habrán intentado los funcionarios sobrevivir con salarios tan bajos como los que tiene el grueso de la población?
Definitivamente esta situación orilla a incorporarse al empleo informal y por consiguiente al mercado informal de todo tipo de mercancías. Un tianguis ofrece productos más económicos porque no son originales, porque la mercancía es robada, porque es de segunda mano, por lo que usted diga y mande, lo cierto es que no alcanza para más, la visita a este tipo de lugares, más que por folclore, se convirtió en el único lugar donde se pueden adquirir productos a bajo precio sin importar la calidad.
Si lo que quieren las reformas estructurales es reactivar la economía y crecer, el camino debe ser otro. La banqueta, el terreno baldío, los paraderos de transporte público e incluso el ambulantaje casa a casa son parte del rostro de nuestra sociedad que contrasta con el discurso oficialista del avance en la economía, el crecimiento sustentable y ordenado pero sobre todo en el pago de impuestos.
Pagar impuestos beneficia a todos, claro, en otras sociedades, aquí sólo unos cuantos se ven beneficiados, y conste que no incito a la resistencia del pago de los mismos, más bien propongo una transparencia inmaculada en el reporte del uso de los recursos obtenidos vía recaudación fiscal.
¿La reforma fiscal contempló un paliativo para esta enfermedad llamada “informalidad”? No lo sé, los medios no han cumplido con su función social de informar puntualmente los contenidos (por lo menos resumidos) de todas las reformas que se han aprobado.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) dio a conocer la semana pasada que el 60 por ciento de la población ocupada en México opera bajo la sombra de la economía informal, no pagan impuestos, no cuentan con seguro social y pocas veces tienen acceso a créditos. Según las cifras del citado instituto, este sector representa el 25 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) del país.
Esto quiere decir que las empresas formales han reducido su plantilla laboral y producen dos cuartas partes del PIB, y la economía informal se ha robustecido en número de personas que la integran, pero no son productivos.
Empleos informales, salarios mínimos por debajo del indicador del CEPAL de pobreza extrema y reformas que flotan en el aire con la esperanza de cambiarle la fisonomía al país.
¿Cuál es la identidad que estamos buscando como nación o cuál es la que nos están dejando formar? Ayer, Paco Ignacio Taibo II reflexionaba sobre la importancia de tener una identidad nacional, con quién nos reconocemos, quiénes son nuestros héroes nacionales que nos inspiran, cuáles son los héroes que el sistema maneja para generar esto que le digo llaman “identidad nacional”.
La reforma energética puso en el ojo del huracán a Lázaro Cárdenas, a quien por cierto los perredistas le hicieron un “segundo funeral”. Como respuesta a tan significativa ceremonia, el ex líder nacional del Partido Acción Nacional (PAN), Germán Martínez Cázares, publica en su columna del periódico Reforma una reflexión que deja en mal al político michoacano, padre del petróleo nacional; después de leerla no queda más que borrar de la historia de México al personaje en cuestión. Cito textual un párrafo de la columna: “¡Acierto total! Efectivamente la reforma energética ‘lo mató’; y ojalá, su obra, jamás resucite, el general Cárdenas representa muchas causas del atraso del país. La reforma energética intenta reparar una de ellas.”
Fuerte reflexión si piensa en la imagen que representa Cárdenas en la historia de México, si bien este personaje puso en orden a las compañías extranjeras con relación a la extracción del petróleo en territorio nacional, da paso al Instituto Politécnico Nacional (IPN), también avaló el envío de armas a Etiopía y decidió otorgar asilo político a León Trotsky. ¿Será Cárdenas nuestro modelo de héroe mexicano?, ¿qué piensa la sociedad de todo esto?, ¿qué estamos haciendo ante nuestra realidad?, no tenemos clara una identidad y eso nos hace vulnerables ante la situación actual. El asunto está resuelto: las reformas aprobadas, la sociedad desinformada y los niños jugando en el patio de atrás para que no les afecte la realidad nacional.
en Twitter: @ericazocar
