- Los despedidos tendrán dificultades para reintegrarse al mercado, expone Jesús Ramírez
- La primera etapa de despidos en CAASA llegó a 60 empleados de confianza y a 27 sindicalizados
Jesús Ramírez, dirigente de la Confederación Regional Obrero Mexicana (CROM), criticó la postura laboral asumida por la concesionaria del servicio de agua potable en esta capital, pues la empresa francesa ha recortado de su nómina a 87 personas en los últimos días.
A CAASA “llega un nuevo gerente, no (Humberto) Blancarte, otro operativo. Me dicen que es Enrique Vaca. Este personaje trae algunas ideas, entre ellas cambiar a las personas que tengan bastante antigüedad… Es importante que la gente, para desarrollarse, tenga un trabajo por años, que llegue a pensionarse, jubilarse y su vida transcurra como debe ser”.
–¿Ya se comprobó que esto está sucediendo?
–Me dicen que la idea es correr a 300 personas. La primera etapa consistió en 60 de confianza y 27 sindicalizados, de un total de 700 de confianza y 600 sindicalizados. Son mil 300 trabajadores los que tiene esta compañía, es información de los propios trabajadores.
–¿Qué argumentos les dieron para correrlos?
–Que su vida útil y productiva ha finalizado.
–¿Les pagaron el finiquito?
– Ahí es donde está el asunto. Sí les pagaron, cuando llegan conmigo a ver si firmaban o no firmaban y veo los ofrecimientos que les hicieron, y sus cuentas, les dije ‘si quieren firmar firmen’. Sí les estaban pagando al 100 por ciento; lo que yo criticó es cómo es posible que corran a la gente que tiene más de 20 años, prácticamente entraron cuando eran unos jóvenes y hoy ya no les están sirviendo.
“La crítica es la expulsión de la fuente de trabajo, del mercado de trabajo. Para volver a insertarse es difícil, los de más de 35 años… El asunto es por qué los corres; ellos ya tienen una antigüedad, tienen un proyecto de vida, tienen compromisos y de pronto los expulsas a un mercado de trabajo que no los vuelve a absorber. No se han creado empleos para los mayores de 35 años, creo que esto sí debe llamarnos la atención”.
El grupo de despedidos, señaló Ramírez, tiene un promedio de 40 años de edad. Añadió que CAASA pretende cubrir los 300 espacios a vaciar con personal contratado de manera temporal “para que ya jamás vuelvan a crear antigüedad”.
–¿De dónde sacó la noticia de que CAASA quiere correr a más personas?
–Ellos mismos (los desempleados) me lo dicen. Es lo que escuchan, es lo que les comentan.
–¿Sabe si van a contratar a los mismos 300 que van a despedir?
–Sólo a algunos de los 300, pero de esa manera, con contratos temporales.