Nuestra Señora de las Nubes / La escena - LJA Aguascalientes
23/11/2024

Debemos tener la fortaleza suficiente para, en noches como ésta, sacar nuestra desnudez a que se moje con la luna o, de lo contrario, sólo tendremos fuerzas para cerrar las ventanas y sepultarnos llenos de miedo en nuestras temblorosas casas.

La abuela Josefa

Esta frase es la que se incluye en el programa de mano de la obra Nuestra señora de las nubes, dramaturgia de Arístides Vargas y dirección de Salvador Lemis. El montaje fue propuesto para que los alumnos que egresaron hace tiempo como Técnicos Superiores Universitarios en Teatro en los Arquitos, lograran ahora su nivelación en licenciatura en la Universidad de las Artes. El grupo de actores y actrices que participó en esta obra son profesionales ya en esto del arte escénico en Aguascalientes, algunos de ellos han formado sus propios grupos, otros más han incursionado en algunas disciplinas alternas como el cine, y en esta ocasión los vemos reunidos en un proyecto que destaca cada una de sus aptitudes y experiencias.

El dramaturgo Arístides Vargas, quien es considerado como el dramaturgo del exilio, nació en Argentina y a temprana edad tuvo que salir de su país debido a la dictadura militar que imperaba en los 70´s.  A pesar de las vicisitudes, Vargas formó su grupo de teatro y escribió grandes obras como Donde el viento hace buñuelos (presentada hace algunos años por un grupo de Aguascalientes), La edad de la ciruela, Jardín de pulpos, entre otras. En todas ellas los personajes están fuera del tiempo y en un espacio no realista.

Así es también su obra Nuestra señora de las nubes, que ha sido representada en varios países denunciando el destierro y las injusticias que se siguen dando en las esferas políticas. Es un poema hecho dramaturgia, o tal vez una dramaturgia hecha poema, el caso es que el texto nos va llevando hacia un lugar que hipotéticamente no existe pero que refleja paso a paso nuestra realidad. Los personajes son mágicos, en la versión del director Salvador Lemis los narradores Óscar y Bruna son dos pajarracos que nos guían por la historia de ese lugar.

-¿Qué hace?

-Miro los pájaros.

-Empajaritado.

Así los dos se cuestionan de qué país son y se enorgullecen de ser originarios de Nuestra Señora de las Nubes, a pesar de que hace mucho tiempo dejaron ese lugar. Son varios los personajes que circulan y cada una de sus anécdotas, a manera de melancolía y humor, nos lleva a ver las cicatrices que tienen.


Don Tello y su hija Irma son quienes fundaron el lugar. Ella, por no ser tan agraciada y no tener suerte con los hombres, decide juntarse con su padre y poblar el sitio. ¡Algo inesperado! De esta unión surgen parejas con la misma sangre, hermanos con hermanos, las siamesas y Memé, un muchacho con cierta discapacidad que vive con su abuela; además aparecen las figuras de poder, el Gobernador y su esposa, la primera dama. Son estos y más los habitantes de Nuestra Señora de las Nubes que dan vida a un pueblo tan heterogéneo donde la religión prevalece, pero a la vez la represión y la soledad imperan en muchos de ellos.

La dramaturgia le da la libertad al director para echar a volar su imaginación y crear ese especial lugar, y aquí quiero hacer varios halagos por la escenografía, una gran casa montada con una estructura envuelta en una tela fina, transparente, y dentro de ella pequeñas casitas alrededor dando la connotación de un pueblo, casitas que sirven también en algún momento de bancos, un mobiliario que tiene varias funciones. Diego Madrigal y Camilo Franco fueron los realizadores de la escenografía. El vestuario y las maravillosas máscaras, un gran acierto para estos personajes enigmáticos, fueron hechas por Carolina Caballero y Rafael Santacruz. La producción ejecutiva y profesional fue de Jessica Kiel y Carlos Velasco.

Nuestra Señora de las Nubes fue un montaje digno de titulación de artistas ya con trayectoria en el ambiente teatral.  Las actuaciones fueron sin duda muy matizadas y muy cuidadas, no quiero excluir a nadie ya que todos hicieron un excelente papel, pero hubo algunas palmas más tanto para la abuela Josefa, caracterizada por Lucero Rodríguez,  como para Memé, Israel Garay, quien enamoró a todos los presentes.

El director Salvador Lemis fue el maestro y guía en este montaje de titulación. Él es licenciado en Artes Escénicas con especialización en Teatrología y Dramaturgia por el Instituto Superior del Arte de La Habana, Cuba, y tiene la maestría en Psicoterapia Colaborativa Posmoderna además de un premio de Dramaturgia en 1996. También ha sido catedrático de varias universidades importantes de aquel país.  Lemis fue también parte de este proceso escénico y el resultado fue una puesta diferente a lo ya visto en Aguascalientes. La adaptación del texto fue de un imaginar latinoamericano hasta llegar al costumbrismo de este país, un elemento que gustó  mucho al público y sorprendió a aquellos que leímos la dramaturgia de Arístides Vargas y realizábamos sin querer comparaciones, atribuyéndole una puesta creativa y sin problemas para su comprensión.

Nuestra señora de los Ángeles, el título original de la dramaturgia, terminó su temporada del 27 de junio al 20 de julio con 15 funciones en su haber, por lo que se develó una placa conmemorativa y se felicitó a los egresados por su desempeño tanto en la nivelación de materias como en el mismo montaje. ¡Felicidades a todos ellos! y que sigan los buenos proyectos que talento hay y mucho.


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