Montevideo, Uruguay. 29 de junio de 2014. Un mar de banderas celestes recibe a la derrotada pero altiva garra charrúa. Entre la multitud destaca el presidente del país sudamericano, José Mujica. Un periodista le pregunta al mandatario su opinión sobre el castigo al ariete Luis Suárez. Mujica voltea hacia la cámara y suelta a bocajarro: “La FIFA son una panda de viejos hijos de puta”.
El exguerrillero tupamaro agrega: “Deberían haberlo sancionado, pero no sanciones fascistas”.
La escena arriba descrita sirve como prefacio al presente artículo, el cual pretende explicar qué es el neocolonialismo, quiénes son sus principales teóricos y cómo esta práctica nefasta ha mostrado su rostro atroz en la historia de las Copas Mundiales del Fútbol.
Para el diccionario Larousse, el colonialismo es una “doctrina que tiende a legitimar la dominación económica y política de un territorio o de una nación por el gobierno de un Estado extranjero”.
Por lo tanto, el neocolonialismo es un sistema que, a través del control económico y cultural, pretende influir en un país, pues resulta más barato e incruento que el control militar o político directo.
La primera persona en advertir sobre la mutación del colonialismo fue Frantz Fanon, oriundo de la colonia francesa de Martinica. A pesar de sufrir en carne propia el racismo galo, Fanon se enlistó en las fuerzas de la Francia Libre de Charles de Gaulle para liberar a la mère patrie de la Alemania nazi y fue condecorado, por su valentía en batalla, con la Cruz de Guerra.
Sin embargo, la amarga experiencia de que su regimiento fue “blanqueado” de todos los soldados negros, la influencia de Aimé David Césaire -el teórico de la negritud- y las guerras coloniales en Indochina y Argelia lo motivaron a escribir Los condenados de la tierra (título tomado de la primera línea de La Internacional), en donde hace un estudio de la psicopatología de la colonización.
El prólogo de la mencionada obra fue redactado por el metafísico francés Jean-Paul Sartre, quien a su vez transcribió Colonialismo y Neocolonialismo (1964). En este libro, Sartre apoya la teoría de Fanon respecto a que la violencia estaba justificada si era empleada para lograr la liberación política y la salud mental de los pueblos colonizados.
Por su parte, el filólogo y activista Noam Chomsky (colaborador de La Jornada), ha fustigado, en algunos de sus libros (La conquista continúa: 500 años de genocidio imperialista y Hegemonía o supervivencia: la estrategia imperialista de los EUA), la actitud neocolonial de su patria, “la tierra de los libres y el hogar de los valientes”: los Estados Unidos de América.
Toda la teoría arriba mencionada se relaciona con hechos, pasados y presentes, ocurridos en los Mundiales de Futbol, en donde claramente la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) practica una actitud neocolonial, cuando se trata de castigar ciertas infracciones cometidas por los jugadores de los países desarrollados y aquellos de las naciones emergentes.
Desde un partido ocurrido en España 82, las selecciones de Alemania y Austria siempre han estado bajo sospecha de haber pactado un marcador de 1:0, a favor de los teutones y perjudicar al equipo de Argelia, el cual fue eliminado.
Otro ejemplo: ¿Por qué la FIFA castigó con su expulsión inmediata y cuatro meses de total inactividad al delantero uruguayo Luis Suárez por la mordida propinada al jugador italiano Giorgio Chiellini? ¿Por qué la misma organización utiliza un rasero totalmente diferente para con el futbolista Arjen Robben, quien admitió haber querido engañar al árbitro en el duelo entre México y Holanda?
Por cierto, la aerolínea holandesa, KLM, en una actitud sardónica, tuiteó un “adiós amigos”. El histrión Gael García Bernal respondió así: “@KLMNunca volveré a viajar en un aerolínea de mierda otra vez, vete al carajo”.
Otra raya al tigre: en el partido Nigeria-Francia, el referee norteamericano Mark Geiger no marcó un claro penalti contra los galos y, además, perdonó la expulsión de un jugador francés que fracturó a su contrincante nigeriano.
Mezclando el debate migratorio en los EUA, el fútbol y el racismo, la columnista ultraderechista estadounidense, Ann Coulter, redactó en su blog: “el creciente interés en el futbol (soccer) puede ser un signo del declive moral de nuestra nación, pues sólo es posible gracias al cambio demográfico efectuado por la ley de inmigración de 1965 de Ted Kennedy”.1
Tal vez al paciente lector le parezca que se utilizan diferentes enfoques sociológicos para el análisis de algo aparentemente trivial como la injusticia que se cometió el domingo pasado, pero no debemos de olvidar que en los hechos sociales un aspecto es el plano de la expresión y otro, completamente distinto y digno de profundizar, es el plano del contenido.
El literato inglés, George Orwell, hablaba del “doble lenguaje”. No perdamos la perspectiva de que la FIFA habla de “juego limpio” y en sus acciones predomina la duplicidad.
Por ello, la FIFA podría incluir, sin rubor, en su bandera una cebolla, símbolo para los antiguos griegos de la duplicidad.
Aide-Mémoire.- ¡Albricias, albricias! Barack Obama se acordó de que todavía sigue siendo presidente de los EUA.
1. – America’s favorite national pastime: hating soccer http://www.anncoulter.com/columns/2014-06-25.html#read_more