Tan acostumbrados nos tienen a aceptar como única verdad del mundo lo que nos dicen por la pantalla chica (ahora cada vez menos chica), que ni idea tenemos del profundo cambio que se avecina en el equilibrio financiero internacional latinoamericano. El poder omnímodo de los monopolios globales, que ya algunos llaman “corporativismo fascista”, mantiene distraída -adormecida- a una gran parte de la población occidental. En México, país profundamente incluido en esa parte del mundo aún dependiente del poder del dólar norteamericano, se ha ignorado el porqué ahora en diversas partes del mundo se les llama “banksters”, neologismo en inglés que combina las palabras banco y gángster, a la banca mundial. Hace casi treinta años, la escandalosa dependencia de la deuda externa dejó de ser noticia. No porque ésta haya disminuido, sino porque nuestra atención ha sido distraída hacia cualquier otro asunto, menos a cuestionar aquellos que en la Argentina han calificado de “fondos buitre”.
La vergonzosa declinación al objetivo de desmantelar los monopolios del sector de telecomunicaciones que en nuestro nombre hizo un Senado de la República sumiso a los poderes fácticos, pasó invisible para la población preocupada más por los resultados del futbol. Al haber eliminado de esas reformas constitucionales el carácter antimonopólico que se había propuesto en el Pacto por México, nos cerramos también a la posibilidad de ver más allá. Entre otras muchas cosas, nos han privado de la posibilidad de entender por qué cada vez más mexicanos se encuentran sumidos en la pobreza, mientras nuestros gobiernos transfieren a la banca internacional, religiosa y dogmáticamente, una enorme cantidad de riqueza.
Ninguno de los medios de comunicación dominantes del país han informado que a partir de este lunes 14 de julio, los jefes de Estado y de Gobierno de Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica, países que conforman el bloque BRICS, se encuentran reunidos en Brasilia en su Sexta Cumbre. A partir del día 16 se reunirán, para con sus homólogos de los países pertenecientes a la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), para un primer contacto a nivel “político” entre ambos organismos. Y, de manera similar, al concluir el encuentro BRICS-Unasur, esta misma semana, se celebrará una reunión de jefes de Estado y de Gobierno de China, Brasil y el Cuarteto de la Comunidad de Estados Latinoamericanos (CELAC), que integran Costa Rica, Cuba, Ecuador y un miembro de la Comunidad del Caribe.
La primera de esta serie de importantes reuniones, la Cumbre del BRICS, ha tenido como objetivo ajustar los últimos detalles para la creación de un banco de fomento y de un fondo de reservas que, en pocas palabras, pretenden sustituir al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional. A esa misma dupla que durante décadas fue el mecanismo más eficaz, y no por ello menos depredador, para imponer al mundo los dictados del “Consenso de Washington”, con el que se concentró la riqueza del mundo en muy pocas manos.
La creación del fondo de reservas, que podrá ser utilizado por los miembros del BRICS frente a “contingencias financieras”, y del banco de fomento, se discutió antes de la Cumbre por los ministros de Hacienda y presidentes de bancos centrales de los cinco países en la ciudad australiana de Melbourne, al margen de una reunión de autoridades del G20. Con ello, mientras nosotros en México dormíamos, se ha realizado un importante cambio en el, hasta ahora, monolítico dominio del dólar.
La prevalencia de los monopolios mexicanos de telecomunicaciones y radiodifusión, sujetos a los dictados de sus equivalentes a nivel del corporativismo mundial, nos han ocultado la trascendencia de estas reuniones que alterarán el equilibrio geopolítico del mundo. No nos estamos enterando que las decisiones importantes para el mundo se han dejando de tomar en Washington o en Londres. El poder se divide y se reubica en nuevos frentes, como China y Rusia, mientras poderes intermedios hacen tronar sus cohetes, no sólo en sentido figurado, para reclamar territorios, controlar mercados de armas y de materias primas. Y nosotros, tan ausentes…
Con la visita del presidente de la Federación de Rusia, Vladimir Putin, a la región suramericana y del Caribe se prevén cambios importantes en lo que durante décadas fue dominio de los EUA. En Cuba, puntal desde hace 50 años de Rusia en la región, se acordó reforzar la colaboración en los sectores energético, cultural, educativo, del uso pacífico del cosmos y la salud, entre otros. La ex Unión Soviética, condonó el 90% de la deuda cubana y se comprometió a invertir unos tres mil quinientos millones de dólares en negocios dirigidos a apuntalar su economía.
En la Cumbre se propuso una asociación energética del bloque BRICS cuyas actividades estarán dirigidas a garantizar la seguridad energética de los países participantes y llevar a cabo la investigación y el análisis de los mercados mundiales de hidrocarburos. En el ámbito de esa asociación, se creará un banco de combustible de reserva y el Instituto de Política Energética de los BRICS. También se planteó la creación de una universidad que reunirá los principales centros educativos superiores de los cinco países (BRICS) que se especialice en temas económicos y técnicos.
Mientras veíamos la final del mundial de futbol, Putin se reunió con la presidenta Cristina Fernández, haciendo suponer que habría propuesto la inclusión de Argentina en el BRICS. Ello significaría, en primer lugar, otra nueva tendencia hacia el crecimiento del grupo, y un nuevo asidero en este hemisferio, que representa un terreno fértil para la expansión del mercado y las fuentes de recursos que demandan los países emergentes.
En resumen, los hechos de los últimos días apuntan a la VI Cumbre del BRICS marcará un hito en el desarrollo de América Latina y El Caribe, en el cual México no está considerado.
@jlgutierrez
