Infancia: inocencia, abusos y omisiones / Piel curtida - LJA Aguascalientes
23/11/2024

Las niñas y los niños por su condición tienen un valor social que legitima, vende y politiza, en ocasiones de forma perversa, y otras veces se considera universal su ser-actuar que varios programas de asistencia no logran cumplir sus objetivo; por lo cual es necesario el análisis de la cultura de los otros.

El procrear coloca a hombres y mujeres en una posición privilegiada ante los demás, al abonar a la re-producción y asegurar el continuo de la fuerza de trabajo, la distribución de bienes y servicios; además de transformarlos en semidioses: creadores que ratifican su capacidad de ejercer la adultez, tener la razón de sus argumentos. Los niños se encuentran en proceso de socialización: de conocer, entender y definir las formas en que la población se relaciona, con sus obligaciones y derechos; y los adultos orientamos ese aprendizaje; pero en muchas ocasiones esta condición infantil de inocencia, pureza y vacío por llenar se utiliza de múltiples formas que a veces opacan problemáticas y juegos de poder.

Hace días se publicó por medios de comunicación nacionales y sociales el caso de Quinn Callender, un niño de siete años que recaudó 20 mil dólares para pagar la operación de su amigo Brayden, quien sufre parálisis cerebral. Esto desató comentarios entre la población mexicana sobre la esperanza y la llamada calidad humana. Pero en México, el pedir dinero a través de la venta informal (como la de limonada) tiene un significado diferente. En Aguascalientes existen familias indígenas que venden artesanías para obtener ingresos debido a su dificultad para conseguir trabajos formales, ya sea por no dar cabida a sus tradiciones en lineamientos occidentales laborales u otros factores como el rezago en la educación formal. En el albergue Casa M.A.I.S. varios wixárikas (huicholes) ofrecen pulseras y collares, niños y niñas acompañan a sus padres e incluso les ayudan en la vendimia, ante ello, los comentarios son varios, como “lo niños no deben trabajar”, “!qué¡, ¿no van a la escuela?”, “el gobierno debe hacer algo”. Aunque esta actividad económica tiene un objetivo distinto al de pagar la operación de un amigo, la razón primigenia es la misma: la subsistencia; pero la cultura en nuestro país nos ha generado esa desconfianza. Por un lado el paternalismo deriva en otras acciones nocivas como la explotación laboral de limosneros o el impulso a la búsqueda fácil de dinero (corrupción, extorsión, secuestro y delincuencia organizada). Además, Quinn y Brayden viven en Canadá, un país con 8 puntos de 10 en empleo, y 5.7 en ingresos según la OCDE, a diferencia de México con 6 y 0.7 puntos respectivos en los rubros mencionados; por lo cual nuestro país requeriría un nivel de desarrollo mayor para considerar estas prácticas de venta de otra forma. El Estado debe generar más espacios laborales a través de la atracción de inversiones y generar mecanismos para asegurar mayor remuneración, lo cual también le compete al sector privado, al empresariado con la mayor oferta de trabajo. De lo contrario, seguiremos observando el incremento en la migración infantil u otras alternativas como la venta de dulces, artesanías y otras amenidades; al igual que otros deplorables casos, como el de Juan Diego López Jiménez, empleado de Reglamento Municipal de Villahermosa, Tabasco, quien en 2013 humilló y le tiró a un niño indígena chiapaneco los dulces que vendía en vía pública; un suceso que es más entendible que impensable, aunque no deja de ser inaceptable. Debido a esto la población indígena suele presentar rechazo a interactuar con los otros, a menos de que sea con razón de intercambio económico, por lo que también algunos programas sociales presentan dificultades, como el comedor “Alimenta y haz feliz a un niño” en Aguascalientes, en el que las y los niños creen que se les pedirá algo a cambio si aceptan recibir la comida. Aunque, hay niños y niñas más pueriles que son utilizados en juegos políticos sin darse cuenta: un abuso a la infancia.

Me refiero a la politización de la inocencia para orientar juegos de poder a cargo de grupos de élite. En nuestro estado y Guanajuato han sido frecuentes las llamadas marchas “Pro vida” contra el aborto y matrimonios igualitarios (que incluirían a familias homoparentales), en las cuales niñas y niños son utilizados como herramientas para intimidar, culpabilizar y legitimar estas posturas conservadoras. Son acarreados por su padres y madres para mostrar pancartas o gritar consignas contra estas demandas sociales por la interrupción libre del embarazo y la libre elección a formar una familia. ¿Hasta qué punto estas organizaciones moralistas caen en una contradicción al cosificar la infancia para producir compasión al plantearlos como víctimas en potencia? ¿No es perverso el menoscabar la autonomía del desarrollo social, cultural y humanista con demagogias? Esto es algo similar a la difusión viral de imágenes de niñas y niños mutilados, destripados y muertos por el ataque a Gaza, lo cual busca generar el encono árabe-israelí, más que demostrar la crueldad de esta guerra y buscar la paz; lo cual también debe ser de atención para organismos internacionales y para usuarios de medios sociales, y así evitar la exposición degenerada de víctimas y revivir el dolor entre las familias.

Las y los niños por su condición mental y corporal son ícono de inocencia, hasta que son considerados pre-púberes, pero también son traducidos como incompetentes, por lo que son susceptibles a ser corrompidos en su libre desarrollo autónomo, y no sólo en aspectos extremos, sino que también están propensos a ser explotados por diversos intereses, a limitar sus opciones de crecimiento (a pesar de que son orillados a esas posibilidades por las situaciones de sus contextos), y a ser cosificados por medio de discursos “moralistas”.

Por estas y otras razones, es necesario generar mecanismos de vigilancia para asegurar el desarrollo integral de la infancia, pero siempre considerando su autonomía, la posibilidad de crear, recrearse y observar al mundo en su totalidad, con el fin de que ellas y ellos mismos configuren su visión del mundo, de la humanidad en juego: hablarles de las cosas por lo que son, no el cómo consideramos que deberían ser, es decir: informar sin juicios de valor que reproduzcan el odio, la intolerancia y abusos de poder.

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Twitter: @m_acevez



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