Grabovo, Ucrania. 17 de julio de 2014. El vuelo 17 de Malaysia Airlines, que cubre la ruta Ámsterdam-Kuala Lumpur, sobrevuela el territorio dominado por los insurgentes pro-rusos. Súbitamente, el aeroplano es impactado por un misil y se desploma, envuelto en una bola de fuego. Los cuerpos de 298 personas, en su mayoría súbditos holandeses, yacen esparcidos sobre el chernozem, el característico suelo negro de las llanuras ucranianas.
La escena arriba descrita sirve como prólogo al presente artículo, el cual pretende hacer una recapitulación de los principales abatimientos de aviones de transporte y las consecuencias diplomáticas que siguieron a los trágicos acontecimientos.
La primera gran carnicería de una aeronave de pasajeros ocurrió el 21 de febrero de 1973, cuando el vuelo 114 de las Aerolíneas Libias fue derribado, por cazabombarderos israelíes, cuando sobrevolaba la península de Sinaí. 108 personas fueron asesinadas y hubo cinco sobrevivientes, incluyendo al copiloto.
La respuesta del mundo árabe fue inmediata: el secretario general de la Liga Árabe, Mahmud Riad, calificó de “crimen abominable” el derribo del avión libio e hizo un llamamiento a las Naciones Unidas para condenar el hecho. La Organización de Aviación Civil Internacional censuró a Israel por el ataque y, aunque usted no lo crea, la Unión Americana criticó al Estado hebreo.
El abatimiento del aeroplano norafricano se convertiría, al pasar el tiempo, en el prefacio de un nuevo capítulo del conflicto árabe-israelí: la Guerra del Yom Kippur, la cual estalló el 6 de octubre de 1973.
En la fase final de la Guerra Fría, el vuelo de Korean Air Lines 007 fue abatido, cuando cruzaba la isla Moneron por aviones soviéticos el 1 de septiembre de 1983. 269 almas perdieron la vida. Ni tardo ni perezoso, el presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan, sancionó el suceso calificándolo de “crimen contra la humanidad que nunca debe ser olvidado”.
La respuesta soviética consistió en comparar a Reagan con Adolf Hitler. Sin embargo, ante la indignación internacional, la Unión Soviética aceptó la responsabilidad por el derribo del avión surcoreano y expresó que sus pilotos no sabían que se trataba de un avión civil.
El derribo del KAL 007 representó un desastre de relaciones públicas para el liderazgo soviético y fue aprovechado para “el despliegue de los misiles estadounidenses Crucero y Pershing”1 en Europa Occidental, ya que antes del derribo los pueblos de Europa Occidental se mostraban reacios ante tal maniobra militar.
Vueltas da la vida: el 3 de julio de 1988 -cerca de la isla Qeshm, Irán- los radares del buque de guerra estadounidense, USS Vincennes, detectaron la presencia de un avión en la zona. El aeroplano -identificado como el vuelo 655 de Iran Air, cubría la ruta Teherán-Dubái- y constantemente enviaba mensajes que lo identifican como un avión civil.
A pesar de tener dudas respecto a las intenciones de la aeronave, el capitán del navío estadounidense ordenó disparar contra el aeroplano. Minutos después, 290 personas, incluyendo 66 niños, son asesinadas. Sus cuerpos, abotargados y quemados, se mecen en las aguas del Golfo Pérsico.
George H.W. Bush -padre del Tejano Tóxico, George W. Bush, y entonces vicepresidente de la Unión Americana- trató de justificar la masacre en las Naciones Unidas; la armada estadounidense mintió al decir que su navío estaba en aguas internacionales, cuando en realidad incursionó en las aguas de Irán.
Para los iraníes fue la gota que derramó el vaso: las horribles bajas en la lucha contra Saddam Hussein, la destrucción de la flota iraní y el derribo del vuelo 655 de Iran Air convencieron al ayatolá Ruhollah Jomeini de “beber el cáliz envenenado” (Robert Fisk dixit) y aceptar la resolución 598 del Consejo de Seguridad de la ONU y cesar las hostilidades contra Irak.
El derribo del navío aéreo malasio presenta una serie de incógnitas, que tal vez nunca sean aclaradas: ¿Quién derribó el vuelo MH 17, los ucranianos o los separatistas pro-rusos? ¿Es coincidencia que el avión fue derribado un día después de que en Brasil los países emergentes, los BRICS, establecieron instituciones financieras que desafían al orden financiero internacional establecido por la Unión Americana? ¿Por qué la premura estadounidense en culpar, sin aportar pruebas convincentes, al presidente de Rusia Vladimir Putin y sus acólitos en Ucrania?
La hecatombe ocurrida en los cielos de Ucrania augura una nueva fase en el juego de tronos global entre los Estados Unidos y Rusia y nos hace recordar las sabias palabras del líder británico de la Segunda Guerra Mundial, Winston Churchill, quien decía que “en tiempos de guerra, la verdad es algo tan valioso que debe ser cuidada por un guardaespaldas de mentiras”.
Aide-Mémoire.- Shejaiya, Gaza es el Guernica del siglo XXI.
1. – Dobbs, M. (1998). Down with Big Brother: the Fall of the Soviet Empire. New York: Vintage Books