Filosofía y Universidad 1/2 / Tlacuilo - LJA Aguascalientes
21/11/2024

NUEVA EMBESTIDA contra la integridad universitaria se intentó el mes pasado en la UAA, cuando un curioso organismo con nombre de empresa privada: la Comisión Ejecutiva Universitaria, propuso al Consejo Universitario la cancelación de las carreras de Filosofía, Letras e Historia porque no son redituables.

Afortunadamente -decimos nosotros- las carreras filosóficas jamás serán útiles para el mercado financiero fuera de la deducción de impuestos; si llegaran a serlo dejarían de ser humanísticas, término utilizado frecuentemente por los administradores de la UAA en términos publicitarios, es decir, de dientes para afuera, porque más que representantes de la comunidad universitaria, son representantes de los grupos de poder que la controlan.

Pero antes de comentar lo que ocurrió después, veamos qué relación hay entre Filosofía y Universidad:

LA FILOSOFÍA es una creación que nos legó Grecia entre los siglos VI a I antes de Cristo, cuando sus mejores pensadores decidieron estudiar el mundo y la vida a partir de la razón libre de ataduras autoritarias, tanto políticas como religiosas, cuando hizo su aparición la incipiente democracia que le dio al ciudadano cierta autonomía de pensamiento.

Sócrates, con su mayéutica, fue a la plaza pública a buscar y difundir el conocimiento en las respuestas simples de la gente común y corriente; Platón creó la Academia y Aristóteles el Liceo para analizar y discurrir, en forma organizada y tan sólo por amor a la sabiduría (que es lo que significa la palabra Filosofía) los primeros principios y los últimos fines de los hechos naturales en general; y en lo particular la estructura, organización y funcionamiento del ser humano tanto en lo individual como en lo social.

LA UNIVERSIDAD. Altas culturas de la antigüedad anteriores a Grecia crearon instituciones de enseñanza superior, pero ninguna con los antecedentes citados. A partir de la Filosofía que abarcaba el todo, empezó el proceso de especialización del conocimiento con materias como la lógica, la ética, la estética, la política, etc., que en el siglo XI provocaron el alumbramiento imponente y magnífico de la Universidad, derivada de las escuelas catedralicias y palatinas con base en obras griegas clásicas conservadas en parte por la Iglesia Católica y en parte por la Islámica, que a otras obras griegas sumó avanzados conocimientos procedentes de las culturas orientales -en especial de la Hindú- y del florecimiento heleno-egipcio de la dinastía Ptolomaica, así como los suyos propios.

La Universidad provocó el surgimiento del Renacimiento y éste, a su vez, elevó a aquella a alturas jamás imaginadas.

UNIVERSIDAD, FRUTO FILOSÓFICO. Por tanto, si la Filosofía no hubiera sido creada la Universidad no existiría; hablamos, desde luego, de la verdadera Universidad, no de la caricatura que ha proliferado como la mala yerba y que en México se conoce como “patito”.

Hablar de la Universidad significa hablar de la institución donde se funde la cultura de un pueblo y de la materia gris que lo impulsa hacia la permanente búsqueda de la verdad (no a enseñar la verdad, como lo dijo algún rector ignorante), de la belleza, de la justicia y de la concordia humanas.


Nada de eso se puede obtener si la Universidad no cuenta con el núcleo básico de la Filosofía, que es su alma; sin ella es sólo un cascarón al servicio del dinero.

CONCIENCIA CRÍTICA. El requisito esencial para hacer Filosofía es la conciencia crítica, atributo cardinal que todo integrante de una verdadera Universidad debe aprender y practicar, ya que es el instrumento insustituible para alcanzar los más altos y profundos niveles de conocimiento del pasado, del presente y del futuro. Así pues, sin conciencia crítica no hay Filosofía posible y sin Filosofía no hay Universidad posible.

AUTONOMÍA. Para ejercer la conciencia crítica es indispensable que la Universidad sea autónoma, es decir, que se gobierne a sí misma sin intromisiones de ninguna índole: ni del poder económico, ni del poder político, ni del poder religioso. Y ante cualquier clase de intromisiones, la comunidad universitaria debe luchar por conservar o recuperar su autonomía con todo y sobre todo, con una actitud más crítica cuanto mayor sea la agresión, pero siempre en el terreno de las ideas, de la inteligencia; jamás deberá hacer uso de la violencia porque ella es la peor enemiga de la Universidad.

UNA VERDADERA UNIVERSIDAD pues, debe tener entre sus características básicas, las de ser una comunidad de estudiantes y profesores que, con conciencia crítica y gobernados a sí mismos, dediquen todos sus esfuerzos a la organización del saber para bien de la humanidad (no un ciego instrumento más para engordar los bolsillos de los potentados).

¿PRESCINDIR DE LA FILOSOFÍA? Proponer, entonces, desaparecer las materias filosóficas de una universidad en proceso de formación significa extirpar su núcleo pensante; significa arrancarle el alma; significa destruirla.

(Concluye la próxima semana)

Aguascalientes, México, América Latina

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