Alfred Schnittke escribió su Concierto para Piano y Cuerdas dedicado al pianista ruso Vladimir Krainev en 1979, pero el joven pianista mexicano, Alain del Real lo hizo propio, se adueñó de él y nos ofreció una ejecución soberbia de esta partitura en un solo movimiento de Schnittke en el tercer concierto de la Segunda Temporada del año 2014 de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes.
El concierto inició con la Obertura de la ópera “La Clemenza Di Tito, K. 621” de Wolfgang Amadeus Mozart, continuó con el ya citado concierto para Piano y Cuerdas de Alfred Schnittke y la participación de Alain del Real como solista. Después del intermedio, disfrutamos de una excelente lectura que el maestro Ramón Shade, director huésped para este concierto, hizo de la Serenata No.1, Op.11 de Johannes Brahms.
Un concierto muy bien equilibrado con dos compositores, el que abrió el programa y el destinado a cerrarlo, de repertorio obligado, la obra intermedia es una obra contemporánea que afortunadamente fue programada en esta temporada. Hemos insistido reiteradamente en la imperiosa necesidad de programar en los conciertos obras con menos reflectores, obras del catálogo contemporáneo, pero de un valor musical y una belleza inobjetables, puede gustarnos o no, pero es indudable que en tanto no conozcamos más que el repertorio, digamos, habitual, no podremos tener un crecimiento en nuestro horizonte musical, mucho menos un criterio para definir con mayor conocimiento de causa lo que nos gusta y lo que no nos gusta. Me parece genial que el maestro Revueltas, responsable del diseño de los conciertos, aunque no dirija él, tenga el cuidado de voltear su mirada hacia este tipo de obras y presentarlas en medio de compositores con los que estamos más familiarizados, finalmente, hasta el más indiferente a la gran música de concierto sabe quién es Mozart, incluso Brahms, pero difícilmente, salvo en los casos de verdaderos melómanos, sabrán quién es Schnittke y estoy seguro que más de uno de quienes asistieron el viernes 30 de mayo al tercer concierto de temporada y que ignoraban por completo la existencia de este ruso en el catálogo de los grandes maestros de la música, salieron fascinados del Teatro Aguascalientes después de haber disfrutado de esta inmensa partitura, más aún con la virtuosa ejecución que nos regaló Alain del Real.
Se corren muchos riesgos, eso está claro. Para tocar este repertorio se necesita de un solista solvente y que entienda la partitura y claro, de una comunicación abierta entre el pianista y el director. Afortunadamente en este tercer programa contamos con todos esos elementos. Como ya lo he mencionado líneas arriba, Alain del Real hizo una ejecución de verdad soberbia de este concierto, que rompiendo con el esquema que trasciende desde el clasicismo vienés de tres movimientos, este está estructurado en un solo movimiento pero con diferentes caracteres, puede ser profundamente romántico, abiertamente contemporáneo o incluso coquetear descaradamente con el jazz, tiene pasajes virtuosos en donde el compositor lleva al solista a los extremos del dominio del piano, pero también ha destinado momentos protagónicos para la orquesta, que como ya es una sana costumbre, respondió solventemente a las exigencias de la partitura y de las puntuales indicaciones de la batuta.
Al terminar el concierto, el maestro Del Real nos obsequió un encore en donde solicitó el apoyo del principal de la sección de los segundos violines, el maestro Pedro Ramírez Landín, además director de la Camerata Ponce, de la que por cierto, hay muchas cosas buenas qué decir, pero ya será en su momento, por ahora nos interesa el asunto del tercer concierto de la OSA. Fue de verdad sorprendente, primero por la elección hecha para agradecer los aplausos que se llevó el pianista, pero también por los arreglos hechos a esta obra. Bien, se trata del villancico por excelencia, “Noche de Paz”, sí amigos melómanos, escuchamos Noche de Paz de Franz Gruber a finales del mes de mayo, esto sorprendió, pero no tanto como los arreglos para esta versión que escuchamos para violín y piano. Estoy seguro que muchos pensaron que el violín del maestro Pedro Ramírez estaba desafinado, de hecho escuché un par de comentarios del público durante la ejecución. No, definitivamente no estaban desafinados y Pedro Ramírez Landín ni Alain Del Real, los dos son músicos enormes como para cometer ese tipo de errores, nada de eso, lo que sucede es que la estética de la música contemporánea no es todo lo convencional que de repente nuestros oídos quisieran. No podemos apreciar una obra contemporánea, de hecho no me estoy refiriendo sólo a la música, sino a las 6 ramas de las bellas artes, con el mismo criterio con el que disfrutamos de una obra clásica, en el terreno de la música las reglas son mucho más severas en este sentido, las armonías y la afinación, entre otras cosas no son iguales, la estética de la música contemporánea es un asunto aparte, y no puedo sentarme en mi butaca en la sala de conciertos a disfrutar de una obra de, por ejemplo, Karl Heinz Stockhausen, como si estuviera escuchando la Sinfonía 40 de Mozart, seguramente la experiencia resultaría contraproducente, es decir, que no basta con entender que la música contemporánea se escribe diferente, sino que también se debe escuchar, apreciar de otra manera, nuestra disposición como público debe tener este antecedente. Por cierto, desconozco quién es el autor del arreglo de Noche de Paz que escuchamos en el encore del tercer concierto, pero prometo investigarlo.
Para la próxima semana escucharemos, en el cuarto concierto, el montaje del Ballet Pinocho con dos funciones en las que estará presente la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, el viernes 6 de junio a las 21:00 hrs y el domingo 8 a las 12:30 hrs. La Cita con su majestad la música es en el Teatro Aguascalientes, por ahí nos veremos si Dios no dispone lo contrario. Hasta entonces.