Efraín Huerta, el poeta de la rebeldía, del amor, de la soledad y la ciudad - LJA Aguascalientes
23/11/2024

  • Centenario del nacimiento del Gran Cocodrilo
  • En su juventud representó una liberación en todos los sentidos: Armando González Torres
  • Es autor de Los hombres del alba (1944), uno de los libros cumbre de la poesía hispanoamericana

La obra del poeta Efraín Huerta (Silao, Guanajuato, 18 de junio, 1914 – Ciudad de México, 3 de febrero, 1982) continúa viva, festiva y contagiosamente subversiva, influyendo en diversas generaciones para inducir una idea menos solemne, más desenfadada y gozosa -aunque no menos rigurosa- de la poesía, asegura el escritor, ensayista y poeta Armando González Torres, al recordar a ElGran Cocodrilo en el centenario de su natalicio.

El autor de Los hombres del alba (1944), una de sus obras más destacadas, es uno de los poetas más leídos por las nuevas generaciones de lectores mexicanos. Fue uno de los intelectuales mexicanos que sobresalió por su compromiso con el ser humano y por su militancia política y poética, siempre intentando enderezar la historia desde la trinchera de la escritura.

Hizo sus primeros estudios en León y Querétaro. En la Ciudad de México cursó la preparatoria y los primeros años de la carrera de leyes. Fue periodista profesional desde 1936 y trabajó en los principales periódicos y revistas de la capital y en algunos de los estados de la República. Fue también crítico cinematográfico. Perteneció a la generación de Taller (1938-1941), revista literaria que agrupó entre otros a Octavio Paz, Rafael Solana y Neftalí Beltrán.

Raquel Huerta-Nava, hija del segundo matrimonio de Efraín Huerta, considera que su padre se distinguió por su sana conciencia lírica, por su apasionado interés por la redención del hombre y el destino de las naciones que buscan en su organización nuevas normas de vida y de justicia.

“Efraín Huerta es uno de los poetas más importantes del siglo XX en América Latina. Su exquisito manejo del arte poética aunado a su vitalidad expresiva lo convierten en uno de los epígonos de su generación. Es un poeta de ruptura; inmerso en su transcurrir histórico no duda en utilizar las técnicas neovanguardistas en forma magistral, creando espacios que no habían sido descubiertos en la expresión poética”, expresa Raquel, hija de la escritora Thelma Nava, la segunda esposa del poeta. En su primer matrimonio, con Mireya Bravo, concibió a sus hijos Andrea, Eugenia y David, quienes también se han encargado de difundir e investigar su obra. A decir de Armando González Torres, la de Efraín Huerta es una obra extraordinaria, imponente en muchos aspectos y con muy variados registros. Huerta, como todos los autores de su generación, Octavio Paz y José Revueltas por mencionar a dos, fue muy precoz tanto en la vida literaria como política.

“La poesía temprana de Huerta es extraordinaria. Un poco atendiendo a la época, sus temáticas fundamentales son tanto la Revolución como el amor. No es extraño que una imagen capital en la obra temprana de Huerta sea el alba, esta idea de nueva aurora, de renacimiento, de cambio vital, social, la recuperación de la conciencia después del sueño, todas estas asociaciones que conlleva esta palabra son evidente en su poesía esperanzada y con un lenguaje muy audaz que combina la lectura de la tradición española, particularmente de la generación del 27, con algunos hallazgos parasurrealistas, porque finalmente él no era muy afecto a este movimiento, pero era alguien con una gran capacidad de la metáfora excéntrica, pero sobre todo el gran oído, una asimilación muy personal de las vanguardias y una incorporación incipiente del lenguaje cotidiano y callejero, que es algo muy raro en esa época”, señaló el ensayista González Torres.

Efraín Huerta es conocido como el poeta de la rebeldía, cuya obra recupera cada vez más la fuerza expresiva al paso del tiempo. Es también el poeta del amor, de la soledad, la vida y la muerte. También en su obra se puede apreciar su lucha contra la discriminación racial, la música de los negros, la política y la Ciudad de México.

Es autor de Los hombres del alba (1944), uno de los libros cumbre de la poesía hispanoamericana que marca una ruptura con las formas utilizadas hasta ese momento. En este libro están incluidos sus primeros libros: Absoluto amor y Línea del alba, así como su obra publicada en revistas hasta 1944.

En el texto introductorio a algunos de los poemas de Efraín Huerta, incluidos en la antología poética Poesía en Movimiento, México 1915-1966, se pueden leer creaciones de las plumas de Octavio Paz, Alí Chumacero, José Emilio Pacheco y Homero Aridjis, en los que se describe la poesía de Huerta como una disensión frente a lo establecido, en la que fluctúan sus sentimientos, lo mismo cuando recuerda un deseo perdido, que cuando invoca el recinto de la soledad.


“Es un poeta que logró una madurez y una poesía muy temprana. Su evolución es muy peculiar porque tiene mucho que ver con su elección política. Tengo la impresión de que Efraín Huerta se dejó llevar por los temas más inmediatos, circunstanciales y doctrinarios de la política, sin embargo, también tuvo una gran capacidad para renovarse, para romper con los temas, los tópicos que imponía la doctrina a muchos escritores militantes, y mezcla de esa renovación son sus grandes poemas, como El Tajín, y este antídoto del humor que son los poemínimos, que le permiten una auténtica renovación y un encuentro con las generaciones más jóvenes y que revelan un Huerta mucho más humano, sabio y escéptico que si bien sigue siendo progresista, ya no cree en el cambio mágico del hombre y que tiene una visión antropológica más ácida pero también más noble y marcada por el humor”, precisa Armando González Torres.

La poeta, narradora, ensayista y traductora Mónica Mansour ha comentado que “Efraín era un hombre sabio y culto, lleno de amor y humor y prodigaba ampliamente sus conocimientos y sus sentimientos de la misma manera que se interesaba en las ocupaciones y preocupaciones de los otros. Lo que más entendió mi generación sobre Efraín Huerta fue el amor a la libertad y la justicia, ese amor que guió su vida hasta el último instante. Siempre luchó por la libertad de todo: la palabra, la poesía, la humanidad, la verdad, la conciencia, el mundo y especialmente la de la temerosa y vibrante llanura de sombras que es nuestra patria, como él la describe en Amor, Patria mía”, además, Mansour, quien es autora de un libro antológico titulado Efraín Huerta. Absoluto amor (Gobierno del estado de Guanajuato, 1984), señaló que una de las mayores enseñanzas de la poesía de Huerta fue su otro gran amor: el amor por el lenguaje. “Eso lo aprendimos algunos lectores conscientemente y otros inconscientemente, pero a todos nos llegó en la forma de infinitos nuevos horizontes de los que la palabra puede hacer y modificar. Una característica de su persona y su obra fueron la coherencia y la intensidad que se advierte en todos los registros, tonos y temas de su poesía, así como en su prosa y otras aficiones”.

Para el escritor y especialista en cine Rafael Aviña, lo más destacable de El Gran Cocodrilo como crítico de cine era que más allá de la calidad, hay una calidez en sus textos. “Cuando uno lee sus críticas, muchas de ellas escritas con seudónimos, uno puede captar la esencia de este hombre por dos elementos: el oficio del escritor, del periodista, y por la cinefilia, que era algo sorprendente, la forma en que podía tener este gusto y su respeto por la cultura popular. Efraín Huerta podía saber de los palacios cinematográficos, del director, pero me llama la atención cómo comentaba al detalle la participación no solamente de los protagonistas sino de los actores secundarios. Eso habla no solamente de respeto, sino de esa cinefilia que tenía”.

El escritor Jorge F. Hernández reconoció que de Efraín Huerta aprendió que hay una gran pero sutil diferencia entre hacerse el chistoso y tener buen humor. “Efraín Huerta era un hombre de buen humor, destilaba buen humor. Cómo no adorar a un hombre que convertía en poemínimo el instante eléctrico que podría equivaler al chiste si no tuviera inteligencia, si no tuviera piedad, si no se conmoviera ante el dolor ajeno, pero también si no despertara de los sueños a los aletargados, como yo en la preparatoria”.

Efraín Huerta legó a sus lectores una biblioteca de unos seis mil títulos, que se encuentra abierta al público en la Casa del Poeta Ramón López Velarde, en la colonia Roma, y su archivo epistolar y de libretas de apuntes que fue donado a la UNAM.

Nuevas ediciones y reediciones de la obra de Efraín Huerta

El Fondo de Cultura Económica celebrará con nuevas ediciones y reediciones de la obra literaria de Efraín Huerta, incluyendo su poesía reunida, un libro para niños, una iconografía y una antología que recoge sus escritos periodísticos. Con una reunión informal, antisolemne y llena de letras, como a él le gustaba, se presentaron cuatro nuevas ediciones y reediciones de la obra de Efraín Huerta publicadas por el Fondo de Cultura Económica, como parte de las conmemoraciones por el Centenario del Natalicio del poeta.

Julio Trujillo señaló que Efraín Huerta, un hombre encauzado en el progreso social y humanista, que marcó un antes y un después en la cultura de nuestro país, es un poeta necesario en días como hoy, pues consideró que si bien han cambiado muchas cosas a nivel tecnológico y de progreso, hay condiciones muy parecidas a la que existían cuando él escribía.

“Extraño, de alguna manera, la indignación de Efraín Huerta. Extraño también la esperanza que generaban sus textos, extraño esas antenas que siempre estaban puestas para defender alguna causa, para responder a alguna injusticia o ponerse en la vanguardia de la poesía y contestar, decir, gritar. Extraño que a los poetas de ahora nos da miedo hablar del amor por parecer afectados o cursis, y él lo hacía con la redondez de esas palabras. Las generaciones de poetas después de él, de alguna manera, nos hemos domesticado un poco”, señaló el director editorial de la Dirección General de Publicaciones del Conaculta.

Julio Trujillo subrayó que este homenaje al autor de Los hombres del alba, en el Centenario de su Natalicio, era una magnífica oportunidad para leerlo y disfrutar de su obra. “Quisiera aprovechar este homenaje para hacer un llamado a la sublevación poética que tanto y tan bien hacía Efraín Huerta; un llamado a la rebeldía, a volver a nombrar al amor con todas sus letras y sin temor a que se nos tache de cursis”.

Martí Soler habló de la nueva edición del libro Poesía completa -publicada originalmente en 1988-, en la cual se incluye el gran acervo poético de El Gran Cocodrilo, que alcanzó una sorprendente variedad y una sensible riqueza de registros: desde el canto lírico hasta los violentos textos de protesta e indignación civil. Una poesía de temática diversa que varía fonéticamente entre la política, el amor y la desolación.

Otro de los libros presentados fue El otro Efraín. Antología prosística, en la colección Letras Mexicanas, coordinado por Carlos Ulises Mata. La obra reúne 176 textos narrativos -como reseñas bibliográficas, crónicas urbanas, textos sobre cine, artículos políticos, prólogos y entrevistas- que ahondan, bajo distintos relieves, la obra de Efraín Huerta. En este libro se recoge también una serie de textos en torno a reconocidos personajes, como Elías Nandino, Enrique Guerrero, Octavio Paz, Walt Whitman, Stendhal, Diego Rivera y entrevistas realizadas a la artista visual Ambra Polidori y a las periodistas Cristina Pacheco y Magdalena Saldaña, entre muchos otros personajes.

El libro Efraín Huerta. Iconografía fue comentado por Emiliano Delgadillo, quien se encargó de investigar y reunir 150 fotografías inéditas. Se trata de una publicación que revela momentos especiales y trascendentales en la vida del poeta de la Ciudad de México. Contiene un estudio introductorio y una cronología que lo muestran no sólo como un escritor de estilo único, sino también como un hombre comprometido con la sociedad.

El cuarto título presentado fue El Gran Cocodrilo en treinta poemínimos, el cual forma parte de la colección infantil Los especiales de A la orilla del viento. Es una antología que consta de 30 poemínimos famosos de Huerta donde captura la realidad y la sintetiza en breves poemas que expresan con humor y espontaneidad, su posición ante el amor, la sociedad y la política; temas que están presentes en su obra. La edición cuenta con las ilustraciones del Dr. Alderete (Jorge Aldrete) y una presentación de Socorro Venegas, subgerente de Libros para Niños del Fondo de Cultura Económica.

En su oportunidad, David Huerta agradeció el cariño que se ha mostrado a su padre a lo largo de diversas conmemoraciones que han organizado instituciones como la UNAM, la Secretaría de Cultura del DF, el Instituto Nacional de Bellas Artes y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes que, entre otras cosas, próximamente presentará la edición facsimilar de Los hombres del alba, uno de los libros cumbre de la poesía hispanoamericana del siglo XX.

Efraín Huerta, la obra

Poeta y ensayista, Efraín Huerta fue reconocido como el poeta de la Ciudad de México; estudió leyes en la UNAM; fue reportero, reseñista, editorialista, dibujante, crítico de cine y de teatro; fundador de Taller (1938-1941); impulsor de Cuadernos del Cocodrilo. En 1977 el Gobierno del Estado de Guanajuato instituyó el Premio de Poesía Efraín Huerta.

Colaboró en Así, Comunidad, Diario de México, Diario del Sureste, El Corno Emplumado, El Día, El Fígaro, El Heraldo de México, El Mundo Cinematográfico, El Nacional, El Popular, Esto, La Capital, Metáfora, Nivel, Novedades, Pájaro Cascabel, Revista de Bellas Artes y Revista Universidad de México.

Recibió la orden de las Palmas Académicas 1945, del gobierno de Francia; Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores 1975, por su obra en general; Premio Nacional de Poesía 1976; Premio Nacional de Periodismo 1978; Medalla de la Universidad Autónoma de Chiapas 1978; El Quetzalcóatl de Plata 1977 del DF; el Premio Nacional de Periodismo 1978 y la Medalla de la Universidad Autónoma de Chiapas 1978.

Entre sus libros de poesía destacan: Los hombres del alba (1944); La rosa primitiva (1950); Los poemas de viaje 1949–1953 (1956); ¡Mi país, oh mi país! (1959); El Tajín (1963); Los eróticos y otros poemas (1974);  50 poemínimos (1978); Efraín Huerta: Absoluto amor (1984); Dispersión total (compilación de Thelma Nava y Raquel Huerta-Nava, 1986); Poesía completa (compilador Martí Soler, prólogo de David Huerta (1988); Poemínimos completos (1999), entre muchos otros.

De la obra poética de Efraín Huerta se pueden mencionar Poemas de guerra y esperanza, Tenochtitlán, 1943; Los hombres del alba, Géminis, 1944; La raíz amarga (plaquette, edición suscrita por Jesús Arellano, Antonio Galván Corona, Thelma Nava, Rubén Salazar Mallén, Ricardo Salazar y A. Silva Villalobos), e.a., 1962; El Tajín (plaquette), Cuadernos de Pájaro Cascabel, 1963; Los eróticos y otros poemas, Joaquín Mortiz, Las dos orillas 1974; 50 poemínimos, Taller Martín Pescador, 1978; Dispersión total (compilación de Thelma Nava y Raquel Huerta-Nava), Papeles Privados, 1986; Efraín Huerta para universitarios, Conaculta/Programa de Animación Cultural/Universidad de Guanajuato/Universidad de Durango, 1994; Órdenes de amor (selección de Raquel Huerta-Nava), Secretaría de Cultura de Colima/Conaculta, La Mano de Dios, 1998; entre otros.

Además destacan sus antologías y obra de literatura para niños como Piel de cocodrilo, Ediciones SM (seleccionado por la Secretaría de Educación Pública para el programa Biblioteca de Aula), Poesía e Infancia, 2003 y Alma mía de cocodrilo. Efraín Huerta para niños, SEP/Conaculta, Alas y Raíces a los Niños, 2000.

Con información de Conaculta


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