Todos los hombres tienen iguales derechos a la libertad, la prosperidad y la protección de las leyes
Voltaire
Nos informó en días pasados el INEGI sobre los resultados de su segunda encuesta ENCIG (Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental 2013), en la que la satisfacción de los ciudadanos con la calidad de los servicios públicos esenciales no es en general alta en México. Por ejemplo, para el rubro de Policía Municipal, la satisfacción es de sólo el 25.8%.
En otro orden de ideas resulta que la corrupción, con 48%, está en el tercer lugar de los problemas que preocupan a los mexicanos, justo detrás de la seguridad y la delincuencia, que registran más de un 70%, y del desempleo, que registró un 51% de preocupación ciudadana.
Así, por ejemplo, el tipo de trámite donde los ciudadanos perciben más corrupción es justamente el contacto con autoridades de seguridad pública de todos los órdenes, que registra un 50.6%.
Dicha información es consistente si se la cruza con la que proviene de otras fuentes, como el “Índice Confianza País” recientemente dado a conocer por el INE (Instituto Nacional de Elecciones, antes IFE) en conjunto con El Colegio de México, que encuentra, entre otras cosas, que: en general la confianza en las instituciones no supera la mitad de los encuestados, a excepción del Ejército, que cuenta con 62 por ciento. Que a lo largo de los últimos años los mexicanos han ido perdiendo la confianza en sus instituciones, por lo que consideran que se puede confiar cada vez menos en los medios de comunicación, los maestros, el ejército y las iglesias. De modo que se tiene una pobre solidez de las instituciones y en la ciudadanía.
Según dicho estudio, del que ya hemos expuesto algunos otros aspectos relevantes en estas mismas páginas anteriormente, la confianza en las instituciones no supera la mitad de los encuestados con la sola excepción del Ejército, que cuenta con 62 por ciento; los maestros con 56 por ciento, y las iglesias, con 55 por ciento de aceptación.
En el caso de la policía, la confianza alcanzó los 22 puntos. Pero al último están los partidos políticos, que tuvieron una aceptación de sólo 19 por ciento.
El estudio en cita también advierte que parte de la desconfianza debilita las instituciones y viceversa, por lo que el respeto a la legalidad es bajo debido a la falta de confiabilidad en las instituciones. Es así que de manera gravísima, el 66 por ciento de las personas en México cree que las leyes en el país se respetan poco o nada. Derivado de ello, 63 por ciento de la población que fue víctima de un delito decidió no hacer nada al respecto por considerar que no tenía ninguna utilidad. Lo peor viene cuando se establece que siete de cada 10 ciudadanos considera que no se puede confiar en la mayoría de las personas de su entorno mediato o inmediato.
Queda evidente entonces a nivel estadístico la crisis de desconfianza, corrupción generalizada y de seguridad pública por la que atraviesa La República, una crisis que en gran medida se alimenta a sí misma, produciendo enormes círculos viciosos y concéntricos que urge comenzar a romper. La viabilidad inmediata del país así lo reclama.
@efpasillas