1, 2, 3 por Mary Fer / Cocina Política - LJA Aguascalientes
22/11/2024

Con cara de dolor de estómago absoluto, acudí a la cita con mis bullangueros amigos Martha, Lola, Rosario, Elisa, Jorge y Xo. Y es que los viernes por la noche, esta cocinera quiere pijama, leche caliente y cama con sábanas recién lavaditas. Y no, noche de fiesta flamenca como era la ocasión. ¡Ándale manita no seas díscola! Fue la súplica de mi amiga Martha Juárez. Y como nadie desea ser calificado de “díscolo”, tuve que enfilar mi cansada humanidad a un pequeño restaurante tipo español que se encuentra a la altura de la Universidad Autónoma de Aguascalientes.

El pequeño restaurante estilo español estaba repleto. En el escenario, Zambra Contreras exhibía la perfección técnica que dan los años de práctica en la Danza Flamenca. Pero ni aún así lograba esta cocinera dejar la añoranza por un cerro de almohadas para acomodar la espalda y un libro del tipo desvelada segura.

En sustitución de mi vaso de leche caliente, el amable mesero Alex me ofreció una cerveza artesanal, hecha en Aguascalientes llamada “Sierra Fría”, ¡Oiga Usted! Grata sorpresa. Una cerveza oscura con sabor a madera realmente deliciosa, así que la noche comenzaba a mejorar. Para entonces el escenario era abordado por las alumnas de Zambra Contreras: dos jovencitas y dos niñas brindaban su mejor esfuerzo al público. ¡Claro! El público estaba básicamente integrado por familias, que admiraban orgullosas el trabajo artístico de sus hijas.

Al filo de la media noche, el espectáculo de danza finalizaba y Claudio, guitarrista y cantaor, llamaba a las participantes a improvisar un baile final. Ninguna de las ruborizadas alumnas aceptó; apenas la maestra de flamenco esbozó alguna rutina. Y, sucedió entonces… una de las pequeñas alumnas, una chispita de diez añitos asaltó el escenario, con lo que a partir de ese momento sería su noche, la noche de ella, la noche de Mary Fer.

Uno, dos, tres. Mary Fer Rodríguez Romo es el nombre de la pequeña bailaora que se apropió del escenario y se robó la noche en ese pequeño restaurant español. Sin decir ¡Agua va! La arrojada pequeña comenzó a palmear al tiempo que “cantaba” un estribillo. Uno, do os-y treees, Uno, do os-y tres, decía con hermoso timbre la pequeña. El rostro emocionado y la mirada determinada; una Maja hermosa que logró enmudecer a los presentes, eliminar distracciones y detener el ir y venir del lugar. Uno, do os-y treees, seguía Mary Fer. Sólo detenía las palmas para dibujar con sus brazos elegantes movimientos, zapatear con firmeza y volver al origen: Uno do os-y treees ¡Magia pura!

Reinas y Reyes. Cuando sea grande, Mary Fer quiere ser reina de la feria. Pero esta cocinera anticipa que la pequeña bailaora será reina de mucho más. Y es que la actitud de esta niña de nueve años, es la que necesitamos hoy en nuestros niños hidrocálidos. Necesitamos niños que aspiren a ser reyes de su futuro, de su familia, de su profesión. Reyes de la compasión por los seres vivos, reyes de los valores humanos.

Orgullo familiar. A Mary Fer le acompañaban esa noche sus principales admiradores: Su mamá María Fernanda Romo Romo y su papá Jaime Rodríguez Martínez. Y sus abuelos, y sus tíos y… ¡Una gran mesa! En la que la reunión era en torno a la pequeña estrella Marista que se mostraba orgullosa de pertenecer a esa familia. Como maestra normalista, me asombró la claridad con que Mary Fer reconocía elementos de identidad y pertenencia al núcleo familiar. No pude evitar preguntarme en qué momento muchos de nuestros pequeños y jóvenes dejaron de percibir qué los une a sus padres y abuelos, y comenzaron a tomar elementos personales ajenos y externos. Quizá por ello es que en muchos de nuestros hogares no se logra una convivencia real y sólo atinamos a cohabitar como extraños. No pude evitar el deseo de que pudiéramos fomentar en nuestros hijos, ese orgulloso sentido de pertenencia familiar que vi reflejado en los ojos de la pequeña Mary Fer.

1, 2, 3 contra el bullying. Obligado abordar el problema del bullying o acoso escolar con Mary Fer. Antes de darme su respuesta, la pequeña reina de esa noche, me informó que su poesía llevaba por nombre “Uno, dos y Tres” y que era de Manuel Benítez Carrazco y que ella misma se encargó de copiar los movimientos de Gabriel Ortega. Cumplidos los créditos, Mary Fer se declaró opositora del bullying y de todo aquello que agreda o denigre a niños y niñas porque hieren sus sentimientos. ¡Ándele pues!

Necesitamos más niños y niñas como Mary Fer. Que acometan con determinación la vida, como lo hizo ella con el escenario. Que se muestren orgullosos de su identidad. Que sean para nosotros los adultos un reto a superar y ¿por qué no? un modelo a seguir.


Ojalá que nuestros niños y niñas nos motiven a ser cada día mejores seres humanos.

Recuerde Usted que en esta su cocina no sólo se come. Se lee, se estudia y se conversa de todo… especialmente de política.

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