- A nivel nacional el índice se encuentra por encima del 50 por ciento
- No hemos asumido cabalmente que es un problema por atender: Avelar González
- Pretenderá la UAA disminuir deserción a través de técnicas de atención a los estudiantes vulnerables
A poco más de un mes para que concluya el ciclo escolar 2013-2014 en la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA), sus índices de deserción escolar se sitúan apenas por debajo de la media nacional, ubicada en el 50 por ciento, señaló Francisco Javier Avelar González, secretario general de la institución, al ser cuestionado sobre el estado actual que guarda dicha problemática estudiantil.
Refirió que resulta preocupante la cifra a nivel nacional, debido a los recursos que han sido destinados para dicho nivel de educación, mismos que dijo, se pierden en el momento en que los jóvenes abandonan sus estudios.
Comentó que las condiciones que orillan a los jóvenes a dejar de estudiar son multifactoriales y demandan que las instituciones se asuman como parte de la solución y no busquen responsabilizar al sistema de educación media de donde previenen los alumnos. En contraparte, el secretario general de la UAA añadió que se requiere un seguimiento efectivo de los exámenes de admisión y posteriormente adoptar prácticas que disminuyan la presencia del fenómeno, tales como la implementación de cursos remediales, exámenes diagnóstico, entre otros que dijo, representarían una respuesta integral al problema.
Asimismo explicó que ya se han hecho ajustes al proceso de titulación que demanda la Universidad, lo que advirtió, ya se ha traducido en un repunte de la eficiencia terminal.
Entre las principales razones por las cuales los jóvenes abandonan sus estudios en la UAA, Avelar González estableció que la situación más notable es que el abandono se dé en los primeros semestres, lo que ha significado una mezcla de factores referentes a la mala decisión a la hora de elegir la carrera, factores sociológicos y económicos en torno a la familia, así como los académicos. Éstos últimos, aseveró, son donde la institución tiene una mayor injerencia y puede incidir para resolverlos, razón que le permitió argumentar “no hemos asumido cabalmente que es un problema que debemos atender”.
Manifestó que los planes de estudio también juegan un papel fundamental, ya que consideró, han sido diseñados muy técnicamente, insertando las materias con mayor dificultad en los primeros semestres, donde los estudiantes llegan con bases endebles que requieren ser primeramente reforzadas, lo que adujo, se traduce en la percepción de los elementos en los que la institución puede participar, por otros que son externos y complejos, en los que no puede incidir.
Habló también acerca del papel de la elección y el proceso de selección de carreras, donde afirmó, se requiere que el aspirante realice una elección madura, sin distracciones y con una visión objetiva, para descartar fenómenos tales como la elección precipitada y el consecuente abandono para posteriormente regresar a otra disciplina en la misma universidad, acción que indicó, se podrá lograr si el joven identifica las aptitudes y habilidades que le permitan discernir entre la carrera que se adecúe a sus necesidades o aquella que represente considerables dificultades.
No descartó que en las carreras con baja y media demanda se presenten con mayor frecuencia casos en los que por no ser rechazados, dada la mínima demanda, ingresan estudiantes sin tener el nivel deseado o necesario.