Antes de entrar en materia, quiero agradecer profundamente la gentileza de este diario, La Jornada Aguascalientes, por darme la oportunidad de compartir con ustedes, amigos melómanos, mis puntos de vista acerca de los conciertos de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes. Me queda claro, y lo digo sin temor a equivocarme, que este diario es el medio impreso más interesado en promover y difundir la cultura local, así que me he permitido hospedarme aquí y desde esta trinchera, darle seguimiento a la actividad de nuestra Sinfónica.
El programa de este primer concierto estuvo compuesto por tres obras de dos compositores británicos. Inicialmente se interpretó “Fantasía on Greensleeves”, una obra tradicional del Renacimiento inglés con un tratamiento muy bien logrado por el compositor Ralph Vaughn Williams. Después escuchamos los “Cuatro Interludios de Benjamin Britten” de la ópera Peter Grimes. Cada uno de los interludios lleva un nombre obedeciendo a su carácter temático: “Amanecer”, “Mañana de Domingo”, “Claro de Luna” y “Tempestad”.
Después del intermedio escuchamos el platillo fuerte para esta noche, La Sinfonía No.1 “A Sea Symphony” (Una Sinfonía del Mar) del mismo Ralph Vaughn Williams, sin duda, el más importante sinfonista del Reino Unido. Lo verdaderamente impresionante de este compositor es que desde su primer capítulo sinfónico realizó un trabajo impresionante. Pongo por ejemplo el caso más conocido, el de Ludwig van Beethoven que fue hasta su sinfonía novena, la que cerró su delicioso corpus sinfónico en donde el genio de Bonn se permite todo tipo de atrevimientos. Mahler espero hasta su octava, de nueve que compuso, para hacer cosas monumentales en una sinfonía coral, pero en el caso de Williams, no esperó un proceso de maduración como sinfonista, desde el principio abordó todo tipo de riesgos para crear una verdadera catedral sonora, una obra majestuosa, muy demandante y de altos niveles de exigencia para los intérpretes.
La “Sinfonía del Mar”, primera de Williams, está basada en textos del poeta estadounidense Walt Whitman y está escrita para gran orquesta, coro, soprano y barítono. En este caso la ejecución estuvo a cargo de nuestra Orquesta Sinfónica, el Coro de Ópera del Instituto Cultural de Aguascalientes, la soprano Ana Cecilia Ramírez, el barítono Oziel Garza-Ornelas y la dirección del maestro Román Revueltas.
Lo más fácil para un servidor sería decir que la Sinfonía de Williams le quedó grande al coro, esto sería lo más sencillo, porque esto fue lo que concluimos después de una primera y distraída escucha de este concierto, pero si nos metemos en una escucha más comprometida y minuciosa de lo que escuchamos la noche del pasado 16 de mayo, tendremos que cuestionarnos muchas cosas, ¿realmente fue responsabilidad del Coro de Ópera el pobre resultado final de esta ejecución? Yo creo que tienen su parte de responsabilidad, indudablemente, pero hay que hacer notar el hecho de que definitivamente esta obra no es para un coro de unas cuarenta voces con todo y extras, se necesitan por lo menos un centenar de voces para hacer una versión decorosa de este monumento sinfónico de Williams, es decir, pedirle al coro que ejecute esta obra es exponerlo a lo que finalmente sucedió, una versión muy limitada de esta partitura. Yo creo que el Coro de Ópera del Instituto Cultural de Aguascalientes necesita mucho más apoyo, nuestra ciudad necesita, le urge, un coro que esté a la altura de la Orquesta Sinfónica y que se profesionalice, que no funcione con elementos becario, sino con un sueldo real, finalmente son profesionales de la música. El Coro de Ópera debería contar, por lo menos, con ochenta voces y un verdadero trabajo de difusión. No hace mucho tiempo el Coro de Ópera del Instituto Cultural se presentó en la Catedral de esta ciudad con un repertorio dedicado a Gabriel Fauré, el Réquiem y el Cántico de Jean Racine, fue lamentable ver cómo se les proporcionó una clavinova que prácticamente era de desecho, la maestra Gabriela Martínez sufrió todo el concierto, mi posición me permitía ver con claridad que las teclas del instrumento se pegaban impidiendo una ejecución decente. La promoción para ese concierto fue nula, si no fuera por la invitación que los padres de Catedral hicieron a la feligresía para asistir al concierto y de la publicidad que algunos miembros del Coro hicieron por las redes sociales, nadie se hubiera enterado de tan importante concierto. Cierto estoy de que el Coro de Ópera del Instituto Cultural de Aguascalientes merece un mejor trato y un apoyo más decidido. Es una institución musical que dignifica la oferta musical de Aguascalientes, que en cada presentación dan su mejor esfuerzo y que han luchado en contra de toda adversidad. Su director, el maestro López Mora ha hecho un trabajo solvente a pesar de muchas circunstancias adversas, incluso en este caso, al enfrentar una partitura en donde el coro es exigido en cada uno de los cuatro movimientos, prácticamente el coro no tiene un solo momento de descanso, bien podríamos considerar esta Sinfonía No.1 de Ralph Vaughan Williams, como un concierto para Coro y Orquesta, es más exigido aún que los solistas, que por cierto, hicieron un trabajo de calidad si consideramos que los problemas en el escenario permean a todos los involucrados. Pues bien, con todas las dificultades que representa esta obra, el coro, por momentos tapado completamente por la orquesta, en ningún momento claudicó y levantó la cara.
Para la próxima semana, en el segundo concierto de temporada, la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes nos ofrece un programa que inicia con el Capricho Italiano, Op. 45 de Tchaikovsky; el Vals Triste de Sibelius y la Rapsodia Sueca No.1 “Midsommarvaka” de Hugo Alfvén. Después del intermedio escucharemos Voces de Primavera “Frühlingsstimmen, Op. 410 de Johann Strauss II. Samson et Dalila: Bacchanale de Camille Sain.Saëns. La Joyeuse Marche de Emmanuel Chabrier y finalmente el Huapango de Moncayo. La cita con su majestad la música es el viernes 23 de mayo a las 21:00 hrs en la casa de la Sinfónica, el Teatro Aguascalientes. Por ahí nos veremos si Dios no dispone lo contrario. Hasta entonces.